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viernes, 19 abril, 2024
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Joven zacatecana hace aporte a la comunidad científica mundial

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Por: CARLOS ALBERTO NAVARRETE • Araceli Rodarte •

■ A futuro producirían tratamientos para combatir la obesidad, el asma y parásitos intestinales

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■ Con apenas 24 años, realiza posgrado en el Politécnico Nacional; es originaria de Tepechitlán

Ruth Lizzeth Madera Sandoval, joven zacatecana, se acaba de convertir en una científica pionera a nivel mundial en el estudio de unas células relacionadas con la producción de anticuerpos. El descubrimiento en un futuro, se presume, podría detonar en tratamientos para combatir males como la obesidad, el asma y parásitos intestinales.

Ruth tiene 24 años y es originaria del municipio de Tepechitlán, ubicado al suroeste del estado de Zacatecas. Egresó hace dos años de la Unidad Académica de Ciencias Químicas de la UAZ, y actualmente concluye sus estudios de posgrado en Ciencias en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), unidad Zacatenco, en la Ciudad de México.

A través de su proyecto de investigación de maestría denominado: Búsqueda y caracterización de conglomerados de Células Linfoides Asociadas a Tejido Graso (FALC), la joven científica hizo una importante aportación en la caracterización de estas células que producen pequeñas moléculas llamadas citocinas, las cuales intervienen en la respuesta inmune del organismo.

El trabajo nació, cuenta Ruth, “a partir de la curiosidad de mi director de tesis, quien es el doctor Armando Vega López y la doctora Ethel García Latorre; en este laboratorio se trabaja con especies endémicas de México, como el charal y el ajolote, y otros como la carpa y la tilapia. Ahí se trabaja con la toxicidad que produce el medio ambiente a esas especies”.

En una investigación aparte “se encontraron ciertos tumores en la cavidad intestinal de las carpas y a la par en esta misma época (2010) un investigador japonés, de nombre K. Moro, descubrió estas células de origen linfoide”, nombradas por la comunidad científica como FALC, por sus siglas en inglés.

Es así como a partir de dos descubrimientos en geografías distantes, surgió la pulsión en México de intentar desvelar qué produjo los tumores en los carpas y si es que estos animales poseían dichas células. El resultado es que no sólo los ratones y los humanos, como ya lo había apuntado el japonés en su estudio, cuentan con estas células, sino también las carpas.

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“A diferencia de los trabajos del Prof. Moro publicado en la revista Nature, nosotros hemos demostrado además que estas células tienen una capacidad tumorogénica y que su desarrollo y funcionalidad tiene relación con los hábitos alimentarios de los animales”, señala el Abstract del estudio de la científica.

La investigación concluyó este mes de julio y esperan enviarla en agosto a las revistas especializadas más importantes en la materia. “Lo que sigue es publicarlo en una revista de alto impacto, para que el mundo científico la vea y se entere de que nosotros mexicanos, yo zacatecana, aportamos ese nuevo conocimiento”.

 

Posibles aplicaciones en el futuro

Aunque aún es incierto el uso específico que pueda surgir a partir de estos descubrimientos, Ruth señala que ella junto con sus colegas ya trabajan en una de las posibles funciones que puede tener el hallazgo: la defensa contra los parásitos. Pues explica que las citocinas que segregan las células FALC ayudan al intestino a eliminar, de forma natural, los agentes parasitarios que estén causando problemas.

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Además, aunque todavía está por comprobarse, podrían generase avances en el control de enfermedades alérgicas como el asma; ya que se sabe, cuenta la científica, que “estas citocinas son las primeras que llegan a responder cuando se presenta esta enfermedad, y estas citocinas reclutan a otras células, las atraen a la defensa del organismo en la localización en donde se da la enfermedad”.

Asimismo, la ciencia médica podría verse beneficiada en el combate a la obesidad y por ende, en enfermedades más graves como la diabetes. La investigadora apunta que estas células tienen un papel importante en la regulación de la inflamación del tejido graso, lo que puede detonar en obesidad.

“Lo que se puede esperar en un futuro es que al disminuir o aumentar estas células se pueda disminuir esa inflamación del tejido graso y contrarrestar la obesidad y por ende otros problemas de salud como la diabetes”.

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