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viernes, 19 abril, 2024
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A de Anarquía

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Por: CITLALY AGUILAR SÁNCHEZ •

  • Inercia

Vivimos en unvórtice de guerra, prostitución, injusticia y demás antivalores que repercuten en nuestro carácter humano, de tal forma que hemos aprendido a encontrarnos con nosotros mismos en estados puros, donde la bondad y la maldad están en estrecha comunión, donde nos descubrimos capaces de un sinfín de habilidades a veces aterradoras.

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A diferencia de otras épocas, donde se tenía que disfrazar o reprimir la perversidad del hombre para que pudiera ser aceptado en sociedad, en la actualidad, es la sociedad la que constantemente incita a sacar conductas enfermizas justificadas en la sobrevivencia personal. Es ésta una de las razones por la cual la figura del antihéroe se afianza en nosotros como nunca, y cobra una magnitud única: la del bienestar personal a costa del común.

 

Antihéroes y antivíctimas

Mundialmente reconocido por sus novelas gráficas Watchmen y V de venganza, Alan Moore es el creador de algunos de los antihéroes más representativos de las últimas cuatro décadas: Rorschach y V.

Rorschach es un superhéroe retirado, que ha dejado de creer en la justicia y vive en el asco hacia los demás, pues en ellos observa la decadencia humana: “la suciedad acumulada de todo su sexo y asesinatos subirá como espuma hasta sus cinturas y todas las mujerzuelas y políticos mirarán hacia arriba y gritarán ‘sálvanos’… y yo miraré hacia abajo y susurraré ‘no’”. El antihéroe se encarga de confrontarnos contra nuestra propia miseria.

El caso de V es todavía más radical, pues en su idea de liberar a Inglaterra del fascismo reta a las altas esferas del poder a través de actos violentos, invitando al pueblo a la rebelión. Al dirigirse a una estatua que representa la justicia, confiesa su antiguo idealizado amor hacia ella y le reclama una traición: “¡Mentirosa! ¡Mujerzuela! ¡Puta! ¡Niegue que le permitió meterse con usted, con sus bandas en los brazos y sus botas militares!”, y en la fantasía, la efigie demanda al renegado también haberle sido infiel con otra, de la cual exige saber su nombre, a lo que él responde “su nombre es Anarquía ¡Y ella me ha enseñado mucho más como amante que lo que usted ha hecho! Ella me ha enseñado que la justicia no tiene sentido sin la libertad. Ella es honesta. No hace promesas ni rompe ninguna…”.

Ambos antihéroes proclaman la justicia como un caos en el que el hombre se autogobierna, donde los sistemas políticos no tienen más poder y por ende, la igualdad  y la libertad son las verdaderas soberanas. Y de esta forma, aquellos que no son capaces de reconocer el poder anarquista se convierten, por efecto, en antivíctimas, es decir en sus propios verdugos pues llegan incluso a formar parte del crimen al no denunciarlo y permanecer en esa situación.

 

El símbolo de la ignorancia

Los personajes de Alan Moore representan situaciones en espacio y tiempo de ficción y proponen una nueva forma de revolución, que es la anarquía, en la que se defiende la humanidad en sí, por lo que las leyes y demás preceptos morales son obsoletos. El hombre haciendo uso de su libertad decide hacer el bien, acción que en un mundo corrupto es un acto subversivo.

Sin embargo, tanto V como Rorschach se tienen que valer de la violencia para hacer reaccionar a la población, porque parece ser que es de la única forma que se despierta del letargo… Y esta es una herramienta muy criticada en nuestro país, aunque ya parece también ser necesaria ¿No es hasta cuando nos toca padecer la injusticia que la exigimos? Así, los antihéroes no son vigilantes nocturnos ni dirigentes sociales, es el pueblo mismo, haciéndose responsable de sus necesidades y luchando por ellas.

Los antihéroes mexicanos distan mucho de los de Moore… Lejos de buscar despertar la conciencia colectiva o de actuar en pro del bienestar, actúan de acuerdo a sus ególatras propósitos sin reparar en los perjuicios colaterales. Estos antihéroes no sólo están al frente de los noticieros, la política o el narco sino en la calle, en el trabajo, en la propia familia.

Una persona que elige no ceder el paso al peatón, que no regresa el cambio que le han dado de más en la tienda, que no se solidariza con las causas sociales o las necesidades humanas, es un antihéroe que mientras ve por su propio bien daña a los demás. La antiheroicidad en México tiene un significado de egoísmo.

En V de vengaza, el Señor Finch hace una muy precisa definición de la heroicidad cuando explica que V “se ha convertido en un símbolo de todas las causas… La gente necesita símbolos”, y es ésta la mayor aspiración de un héroe. Pero en un lugar donde el valor de la supervivencia personal es imperativo, el único símbolo que se reconoce es el de la ignorancia, entendida en el sentido de la falta de voluntad de conocer y reconocer a los otros como parte vital de nuestro desarrollo personal.

La anarquía en este contexto es nociva. México no está preparado para el autogobierno, por lo que entregamos el poder a gente como nosotros, igual de egoístas e ignorantes. ■

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