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viernes, 19 abril, 2024
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Hacia el desarrollo del potencial creativo

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Por: ANABEL CERVANTES ALVA •

Si concordásemos como Michel Lobrot,  la existencia de dos clases de pulsiones, se podría concluir que el Sistema Educativo Nacional de educación básica, impera en aquel llamado: la instancia conservadora o instinto de conservación, sobre todos si se reconoce que los fines de la educación se han desvirtuado, pues redundan en fenómenos de orden material y socioeconómicos, esto sin tomar en cuenta el contexto en el que se desenvuelven los alumnos provenientes de contextos marginados, pues todo su actuar es una lucha por la sobrevivencia. No obstante, el ser humano no actúa instintivamente como lo haría un ser sin afectividad y esto es lo que hace la diferencia en el sistema educativo. El amor de los padres a sus hijos y de los maestros a sus alumnos, es lo que mantiene a México de pie, cada día hacen un esfuerzo conjunto para lograr acceder a la segunda clase de pulsión: la instancia creadora, es decir, aquella centrada en el polo creador.

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Si bien estas dos clases de pulsiones no están sometidas a las mismas causas y constituyen procesos educacionales distintos, se complementan mutuamente, cuando un ser humano busca  estrategias  para sobrevivir haciendo mucho a partir de lo poco con que cuenta, su instancia creadora florece y hace de nuestra realidad la diferencia, un pueblo que ante la miseria nunca se rinde. Sin embargo, ya es tiempo de exigir y luchar por un sistema educativo reformado de fondo. Diferente sería que las escuelas contaran con la infraestructura, recursos materiales, personal y currículo apropiados para trabajar en pro de una formación integral, arraigados en el amor a la tierra y cultura propia; se tienen los fundamentos prácticos y teóricos suficientes para exigir tal cambio. No obstante, el potencial creativo e intelectual de los alumnos sigue siendo silenciado por un sistema que busca la sumisión del pueblo y ve en la educación la oportunidad de seguir perpetuando en el poder, así, los fines humanos de la educación se han sustituido por mecanismos de producción.

Los alumnos van a la escuela, permanecen en su pupitre, escuchan las instrucciones, resuelven el ejercicio, (siempre en un continuo qué hacer y cómo hacer) dejando poco o nada de espacio a libertad, gastando así la mitad de su infancia en actividades reproductoras que poco estimulan sus habilidades y potencialidades,  a excepción quizá del pensamiento lógico matemático, lingüístico verbal, así como convergente, es decir, a un problema le corresponde una respuesta única; estas habilidades del pensamiento constituyen tan solo una minúscula parte  si se toma en cuenta a los estudiantes como entes plurales con un sinfín de posibilidades en el espectro cognitivo, físico y social. Este tipo de enseñanza reduccionista hasta ahora practicado, no debería ser absoluto, pues la realidad es diversa e incluso relativa, cuando las acciones que sobre ella operan, dan lugar a resultados infinitos.

En una reunión de consejo técnico escolar, se hacía este análisis entre el colectivo de maestros quienes intercambiaban estrategias para el desarrollo del pensamiento matemático, el cual a grandes rasgos hace referencia a la solución de problemas, no obstante se argumentó sobre la necesidad de llevar estas actividades más allá de lo que el libro de texto propone. Un alumno no sólo debe aprender a resolver problemas, también debe aprender a identificar qué puede considerar como un verdadero problema, además de profundizar sobre su origen. Los maestros tienen la obligación de plantear problemas no solo matemáticos, que exijan resultados diversos y pongan a los alumnos en una verdadera situación de análisis y discusión sobre la realidad actual; en estas actividades, la memorización, la lógica y el razonamiento no son los únicos actores, se estimula y potencia el pensamiento divergente, así como lateral. Un problema, aun cuando implica una sola respuesta, se puede resolver de múltiples formas y aun cuando se resuelva de una misma forma, puede dar resultados diversos, dependiendo del contexto y los actores involucrados. Un problema que ante la lógica no tiene solución, la puede tener si se hace uso del pensamiento lateral a través del cual la intuición e inventiva toman el curso, no todos los logros de la ciencia y la tecnología fueron guiados a través del método científico tan riguroso, la intuición e incluso los accidentes producto de las acciones ensayo-error han sido base en el aprendizaje y la generación de nuevo conocimiento.

Una verdadera aula, templo del saber, debe ser todo menos un auditorio receptivo pasivo, la idea de que los alumnos son tabulas rasa, se supone ya está superado. Lo que falta por superar es la mediocridad con que se elaboran leyes y se reforma a la educación, para poder acceder así a una verdadera transformación. No obstante, el magisterio seguirá  luchando por la defensa de una educación integral y gratuita.

¡Unidos y organizados venceremos! ■

 

*Integrante del CNTE

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