Con la eliminación de México de la copa mundial se cae el teatrito y la manipulación atizada por gobernantes y televisoras. Tras la cruda deportiva regresamos a la cruda realidad. “La corrupción de la cúpula escurre a las federaciones, las empresas trasmisoras y patrocinadoras, los gobiernos, las casas de apuestas, las inmobiliarias. Los políticos rebuznan en nombre del futbol”. (H. Bellinghausen, La Jornada, 30 de julio de 2014). No pudo resumir mejor el autor de la anterior cita lo que significa el futbol profesional en nuestros días. El juego que se practica con los pies pero también con la cabeza, más que un deporte terminó convirtiéndose en un suculento y rico negocio para quienes lo administran aprovechándose del fanatismo y enajenación de las masas. El más jugoso y apetecible por su alcance mundial y lo que representa en términos de teleaudiencia y mercadotecnia. Por eso es que la FIFA, siendo una más de las mafias globales de la modernidad, se ubica entre las entidades más ricas del orbe.
En el caso de México, con la eliminación de los ratoncitos verdes, que aunque ahora asomaron más los colmillos y se brindaron proporcionándonos partidos con disciplina, orden, concentración y entrega que llevó al representativo nacional a lograr su mejor participación en copas del mundo al ubicarse en el décimo lugar, con su derrota ante los tulipanes dejaron ver que entre sus rivales y ellos la diferencia es el carácter. Justo lo que les sobró a los holandeses es lo que faltó a los mexicanos. Cuando se echaron para atrás sellaron su derrota cuando lo indicado era seguir atacando como lo habían hecho casi todo el encuentro. En el futbol como en la vida quien apuesta por empatar casi siempre termina perdiendo. Es sabido y está comprobado que la mejor defensa es el ataque. Ni modo “ay pal otra”. Como una especie de eterno retorno, adiós a Brasil y a prepararse para el nuevo ciclo mundialista que culminará en Rusia 2014. Inicia un nuevo ciclo mundialista con las ilusiones y las expectativas de cada cuatro años alimentadas hasta el hastío por los televisas y los aztecas.
Por lo pronto el más desilusionado debe ser Peña Nieto que encargo al Piojo y sus muchachos regresar con la copa. Para un gobernante, que mejor distractor que el futbol y más con las victorias de la verde para mantener a la población ajena a la realidad mexicana y su cauda de problemas de todo tipo y en todos los órdenes. La analogía que estableció el titular del Ejecutivo entre la victoria de la selección mexicana sobre Croacia con la Toma de Zacatecas, o buscó hacer de ella una declaración muy política o bien raya en una supina ignorancia. Más que ideologizar buscó mediatizar y distraer a los mexicanos acuchillados por la crisis producto de un bajo crecimiento económico, falta de empleos, inflación que no cesa con la subida de los energéticos, las llamadas reformas estructurales que sin dar todavía color busca privatizar las ganancias y socializar las pérdidas, los nocivos efectos de una reforma fiscal recesiva, violencia e inseguridad entre la población y por si algo faltara el bullyng escolar vuelto un tema cotidiano acompañado del otro que lo prohíja y complementa como es el bullying económico y demás. Por eso es que echado fuera del mundial brasileño México, no nos queda de otra que volver a nuestra realidad, torear con ella y buscar salir lo mejor librados.
Con la muerte de Arnaldo Córdova muere lo que Antonio Gramsci caracterizó, un intelectual orgánico, un estudioso comprometido con las causas y el proyecto en favor de la justicia, la equidad y el desarrollo social. La de Córdova fue desde la investigación y el periodismo, además de la acción, la lucha de un hombre de verdadera izquierda. Consecuente con los movimientos reivindicativos del pueblo y la clase trabajadora mexicana. Su pasión en la catedra de la ciencia política y la historia y su rigor en la academia y la investigación serán siempre recordados al lado de sus artículos incisivos, críticos y certeros sobre la política y nuestra realidad social. El mejor homenaje que podemos rendirle como a todos nuestros intelectuales preclaros, será leer o releer sus ya clásicos escritos sobre la ideología de la Revolución Mexicana, el cardenismo y la ciencia política en general. ■
