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sábado, 20 abril, 2024
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Empleo de lodos como fertilizante arroja aumento de productividad en cosecha y ahorro de insumos

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Por: RAQUEL OLLAQUINDIA • Araceli Rodarte •

■ No es correcto “satanizar” desechos; proceso de depuración puede dar ventajas: Gutiérrez

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■ Sedimentos que se extraen del tratamiento del agua se prueban en los campos del Inifap

El uso de aguas negras sin ningún tipo de tratamiento está permitido por las autoridades para la siembra de ciertos cultivos. Un ejemplo de ello puede encontrarse en la zona de La Zacatecana, del municipio de Guadalupe.

No obstante, aunque esté autorizado, ésta es una práctica no regulada en su totalidad, por lo que se desconocen las consecuencias reales que puede tener a largo plazo para la sociedad y para los campos, según expuso el director de Coordinación y Vinculación del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), campo experimental Zacatecas, Francisco Echavarría Cháirez.

Aseguró, de esta forma, que “no sabemos el daño; (…) depende de la ciudad o del lugar de dónde provengan estos residuos. Si son altamente industrializados pueden contener toda clase de compuestos químicos de los cuales no tenemos idea de lo que puedan estar provocando, sales que se depositan en el suelo y que llegan a provocar algún problema en los cultivos a la larga”.

Sin embargo, tanto él como Ramón Gutiérrez Luna, responsable del programa de manejo de pastizales e investigación en cereales del Inifap, coincidieron en señalar que tampoco es correcto “satanizar” los desechos, sino que con un proceso previo de depuración pueden tener ventajas para la actividad agrícola y esto, precisamente, es lo que se está estudiando en el instituto en Zacatecas.

Echavarría Cháirez señaló que los denominados lodos que se extraen del tratamiento del agua están siendo probados en los campos que son propiedad del Inifap, en concreto, aquellos residuos ya procesados que provienen de la compañía cervecera Grupo Modelo, a fin de determinar su utilidad para la siembra de cebada.

Al respecto, el investigador Gutiérrez Luna explicó que la norma oficial mexicana establece que hay tres categorías de lodos; la primera es apta para las áreas urbanas ya que la carga de bacterias no es “prácticamente dañina para el humano”, la segunda se puede utilizar en terrenos agrícolas y la tercera, en terrenos forestales “donde incluso menos presencia de humanos podemos estar encontrando”.

Añadió que en el Inifap en un primer momento se realizaron estudios con lodos provenientes de las aguas negras de uso urbano para el cultivo de trigo, teniendo como resultados, en condiciones de temporal, tres toneladas de grano al utilizar 10 toneladas de estos biosólidos.

No obstante, la investigación actual que están llevando a cabo es la de cosechar cebada con los lodos industriales de la empresa cervecera de Calera.

En ese tenor, puntualizó que durante el primer ciclo de evaluación se han obtenido unos 400 kilogramos más de rendimiento por cada hectárea cultivada con los lodos, frente a las muestras con cero añadidos y las que se sembraron con fertilizantes químicos. Además, se tuvo un ahorro de 2 mil 600 pesos en la compra de este insumo.

A pesar de los buenos resultados que en un primer momento se obtuvieron, Gutiérrez Luna recalcó que hay que continuar con los estudios durante “tres o cuatro ciclos, de menos”, para ver los riesgos que pudieran suscitarse con estos lodos en el suelo.

Por ejemplo, explicó, “las adiciones de sodio podrían ser acumulativas, hasta llegar a un punto donde el cultivo no pudiera prosperar en este tipo de suelo que fueron tratados con lodos”.

En este sentido, Echavarría Cháirez concluyó también que al principio se puede tener un resultado positivo en cuanto a la sustitución perfecta de un fertilizante químico; sin embargo, precisó que hay que seguir monitoreando la evolución del suelo porque es un ámbito dinámico.

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