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viernes, 29 marzo, 2024
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El corrido, género que recupera los relatos del pueblo mexicano, comparte Ángel García

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Por: ALMA RÍOS • Araceli Rodarte •

■ Presentan compilado de canciones, que abarcan desde 1810 hasta 2006, comentan

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En la obra Corridos históricos de la tradición del Bajío. El “otro” Bicentenario: desde la gesta heroica del Cura Hidalgo hasta la democracia de saliva de Vicente Fox, se reúnen 527 ejemplos diversos del género que abarcan temporalmente desde 1810 a 2006.

Detrás de esta compilación editada por Jitanjáfora Red Utopía (Morelia, 2010), empresa independiente, se encuentran 40 años de trabajo investigativo de Juan Diego Razo, economista por la UNAM y folclorista, actualmente docente e investigador en la Academia de San Carlos.

El material fue presentado este miércoles a través de la Subdirección de Enseñanza e Investigación del Instituto Zacatecano de Cultura, en el foyer del Teatro Fernando Calderón, y en el contexto de celebración del Festival del Corrido Toma de Zacatecas. Tuvo como comentaristas al editor del proyecto Miguel Ángel García y los docentes e investigadores de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Verónica Dávila Navarro y Luis Rubio Hernansáez.

En lectura al texto enviado por el autor, quien por motivos de salud no pudo acompañar la presentación del material, Verónica Dávila comentó acerca de la compilación, la cual fue realizada “mediante trabajo en campo o cosecha propia en cierta proporción, más otra gran parte consultando fuentes impresas y fonográficas de primera, segunda y tercera mano”.

De esta manera Juan Diego Razo ubicó su investigación desde la perspectiva del centenario y bicentenario de Independencia y Revolución Mexicana, respectivamente, “periodos que acoté como los escenarios narrativos del curso social, militar y político”, a los que sucedió un periodo de contrarrevolución en el inscribe al gobierno de Fox y el posterior calderonato, este último donde el autor hace un corte, estacionando su recorrido musical en 2006.

El escenario donde sitúa el origen del corrido, 50 años después del inicio de la gesta independentista de México, es la zona que denomina El Gran Bajío, cuyos factores y condiciones geográficas, históricas, culturales y demográficas, estas últimas en las que tiene una importante incidencia la diversidad étnica que se produjo desde el virreinato en esta área, darían origen al género que define como eminentemente mestizo.

Este espacio fungió, señala, como “un crisol humano”, en el que confluyeron las tradiciones músico-literarias españolas y europeas, “como romances, cantos y parlamentos de autos sacramentales (acá “pastorelas”), aunadas a aquellas que mantuvieron los pueblos autóctonos de Mesoamérica: “el mitote chichimeca y la épica nahua de aliento ritual ceremonioso”.

A estas raíces fundamentales se agregarían influencias traídas por los inmigrantes “árabes, balcánicos, centroeuropeos, africanos de piel negra y mulatos antillanos”, se expuso.

Acerca de los corridistas a los que se refiere como “juglares de voz claridosa y valiente”, “alertadores de conciencias”,  dice, “a lo largo de dos siglos han articulado, trovado y difundido su arte del versear con intención testimonial-política y para la denuncia ética-social”.

El arma democrática utilizada por los juglares para este empeño, misma que está al alcance de las mayorías, es “el aguijón crítico del lenguaje popular y el tono burlón de la melodía pegajosa”.

De los juglares tomó para este trabajo justo, su voz claridosa y valiente “y su humor sarcástico para juzgar todo ‘eso’ que vemos absurdo y grotesco en las actitudes y el discurso demagógico de las clases y grupos adueñados del poder, apenas dignos en ocasiones de lanzarles mentadas de madre –pero bien entonaditas: tára ta tá ta/ ta tán-“, comentó.

Luis Rubio Hernansáez, autor de Zacatecas bronco, destacó en su lectura a esta obra, misma que catalogó como “monumental”, la labor que requirió de conocimientos históricos, antropológicos y folclóricos.

Precisó acerca de los juglares en su acepción original castellana, eran las “personas que recitaban, acompañadas en ocasiones de música, romances para entretener, pero también informar al pueblo”, esto en oposición a la labor de los trovadores quienes cumplían esta función para el caso de los miembros de la corte.

También investigador del género, subrayó la labor de rescate de varias versiones de corridos en esta obra, y dijo, lo importante no es que se recupera la original, sino el hecho de que con la transmisión de boca en boca se enriquece.

El docente señaló como la época de oro del género, luego de apuntar la división que hace Razo Oliva de los periodos de recopilación y orden, a la correspondiente de los años 1914 a 1940.

Finalmente el editor Miguel Ángel García agregó que esta obra se suma a las ya consideradas como referentes de Vicente T. Mendoza y Antonio Avitia Hernández.

Destacó su carácter historiográfico que circunscribió a la denominada microhistoria de la zona citada. El material dijo, está hecho para especialistas pero su lenguaje no academicista lo hace accesible a todo público. En la obra se  recuperan las “relatorías del sueño libertario” del pueblo de México, expuso.

Los libros están cosidos y encuadernados a mano, y se hizo un tiraje inicial de 500 ejemplares. Al ser una editorial independiente, los materiales que excedan de este tiraje se preparan sobre pedido y pueden solicitarse a [email protected], dijo en García en breve entrevista.

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