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miércoles, 17 abril, 2024
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El Canto del Fénix

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Por: SIMITRIO QUEZADA • Araceli Rodarte •

Está muy bien que busques un futuro mejor. Vamos, incluso sí lo mereces. Quizá lo que ahora debas considerar es si en realidad estás dispuesto a pagar en ti el precio que corresponde a ese mañana.

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Tú quieres un futuro mejor: debes ser consciente de que también ese futuro quiere un tú mucho mejor que el ansioso que ahora se muestra frente a la situación. ¿Miedo? Es natural que lo tengas. Los destinos grandes requieren grandes conductores. Busca, entonces, la grandeza en ti y no afuera.

Ármate de fuerza, una que nace de ti, una que jamás imaginabas que tenías. Recubre tus brazos con paciencia. La virtud será diadema regia, para cubrir la frente ungida por sufrimientos mezclados con esperanza.

Vamos a insistir entonces en que no eres tú quien busca al futuro, sino ese futuro quien te busca a ti. ¿Eres tú o no el indicado? Me dirás que, si tú no aceptas, alguien menos preparado, menos capacitado, será quien saboree lo que te estaba destinado. ¿Porqué no lo tomas, pues?

Tú quieres un futuro mejor: los desafíos del futuro que buscas son muchos y bastante exigentes. Es claro: si quieres llegar más lejos debes montar la bestia más vigorosa; si quieres llegar más alto debes subir la cumbre más elevada. No hay atajos ni conjuros ni pociones con efecto instantáneo.

Si la vida te otorga un futuro mejor, será para que en su nombre otorgues a otros mejores mañanas. Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera. La riqueza sobrepasa al número de las estrellas, al número de los granos de arena en todas las playas del planeta. Hay demasiada abundancia, son demasiados dones. La pregunta no es si ellos son para ti, sino si tú eres para ellos.

Los valientes sienten ronronear bajo sus nalgas a los más fieros temores. Aun así cabalgan e hincan el talón armado sobre quienes alguna vez quisieron e incluso pudieron dominarlos. Los que luchan más son más humanos, expuestos tanto a la debilidad que saben rechazarla con tiento, sin aires de grandeza. Los humanos libres han conocido ataduras, sí, y por lo mismo valoran su conquista.

Ármate de fuerza, una que nace de ti, una que no perderás por causa de todo lo que ella te significa, lo que te ha costado hacerla brotar para enfrentar estos desafíos del futuro que buscas.

 

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