■ Concluyen las actividades culturales del segundo Festival Internacional Redes de Arte
■ “Nuestra angustia se fundamenta en querer algo seguro, eterno”, considera académico
Como un intento de hacer “unos trazos de interpretación” de la generación de artistas y músicos de la época de la posguerra, radicados en Nueva York, fue expuesta la conferencia magistral de Armando Haro Márquez, John Cage: El arte de crear silencio. Trazos hermenéuticos para la comprensión de la experimentación artístico-musical en la Norteamérica de posguerra, siendo ésta la última y tercer jornada del segundo Festival Internacional Redes de Arte, este miércoles en el foyer del Teatro Fernando Calderón.
Los vanguardistas europeos emigraron hacia los Estados Unidos, trasladando así la capital de las artes de París, a la urbe de los rascacielos, mismos a quienes se considera generadores de un importante parteaguas en el arte contemporáneo, que dijo Haro Márquez en entrevista, “yo lo veo más bien como un espacio de aire”, propuesta conclusiva tanto de una tesis de doctorado otorgada por la Máxima Casa de Estudios en el país, la UNAM como en esta que precisó luego como una “plática”.
“Si lo que planteaban era el silencio por ejemplo en la música a partir del azar y la indeterminación, el rompimiento con las formas tradicionales de componer y el encuentro con los sonidos del ambiente. Y los pintores proponen cuadros en blanco, cuadros negros, y en ellos, como se refleja toda la historia del arte y de las vanguardias históricas.
Por lo tanto, si son espacios en blanco, si son silencios, aquí el punto, es precisamente que no hay punto de interpretación, cualquiera que hubiera destruiría la intencionalidad misma de estos autores por crear un espacio vacío, un silencio”.
De esta manera la intención, del también artista visual con su charla es proponer más que explicaciones, una fenomenología existencial, la transmisión de la experiencia misma del silencio y el espacio vacío de la pintura de la Norteamérica de posguerra, dijo.
Tras el exilio provocado por la violencia de la Segunda Guerra Mundial, la huida de la violencia, habría implicado la necesidad de proponer estas ausencias o vacíos sólo posibles cuando ya no hay imágenes, palabras o sonidos para abordar una realidad dolorosa.
Concatenó esta idea con las influencias que el compositor, filósofo, poeta y pintor tenía del zen, para señalar que más bien, esta forma de abordar al mundo, precisa aceptar la incertidumbre, la impermanencia de la vida, su carácter efímero.
“Porque nuestra angustia se fundamenta en el hecho de que queremos algo seguro, eternizar las cosas, nuestra persona, nuestra vida”, cosa que justo la guerra visibiliza como intenciones imposibles.
Equiparándolo con la situación de extrema violencia y dolor que México ha vivido en años recientes, recordó la exposición Arte por la Paz, en la que participó junto con Iván Leaños en la curaduría, misma que se realizó en la capital del estado en 2012, impulsada por el grabador jalisciense Luis Pinedo.
Esta muestra surgió como una más de las manifestaciones de solidaridad con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que encabezó otro artista dejado en el vacío del habla, Javier Sicilia, quien expresara ante las manifestaciones de la barbarie, un simple “estamos hasta la madre”, quedándose sin más palabras.
En empatía entre estos fenómenos, Armando Haro añadió que el zen expresaría así que ante este tipo de realidades no queda a veces más que la aceptación, pero sólo para entender que todo sucede por “algo”.
Un algo que en el caso mexicano, expone nuestra incapacidad para construir un país con una conciencia cívica, cosa a la que él mismo quiso contribuir también con esta conferencia.
