“¡No le hace que le aunque…
al cabo que conque!”
UNO: Piden diputados que les den “chance”.
DOS: UAZ: Va Rector contra dominguistas.
TRES: Inoperante delegación de Tránsito en Fresnillo.
UNO: “Las malas nuevas siempre son ciertas”
Si alguno cree todavía que no hay peor legislatura que la anterior, vaya pensando otra vez…
Quizá se tope con pared o con diputados que parecen pared.
Ahora resulta que, tras nueve meses, apenas nuestros dizque “representantes” están teniendo una agenda de trabajo.
Y todavía van a querer dar su primer informe, ya verá.
El tal Alfredo Femat asoma la cara y explica según él, porqué él y los otros 29 que cobran como diputados tienen apenas su mentada carta de navegación.
Escoja usted entre los pretextos siguientes:
Que porque no llegaron sabiendo ser diputados.
Que porque el informe.
Que porque han estado muy ocupados con las glosas.
Que porque los ha consumido enfrentarse a la aprobación del presupuesto.
Por lo pronto, este período ordinario ya termina.
DOS: “De grano en grano, llena la gallina el buche”
¡Bendita UAZ, donde nada pasa y todo pasa!
Aunque algunos insisten en que el Rector Armando Silva peca de lento, la realidad empieza a ser otra.
Como parte de la sacudida que el actual capitán le da al barco, hay cambios ahora en la administración central.
Por obra y gracia de Silva, se desmorona más el dominguismo.
Así nomás, Hans Hiram Pacheco García ya fue removido de la coordinación de Vinculación.
En su lugar quedó Ángel Román Gutiérrez.
Como coordinador de Personal, donde estaba el ex director de la Unidad Académica de Historia, fue nombrado Juan José Rodríguez Espino.
El mero hermano del dirigente del Sindicato de Trabajadores de la UAZ.
Nomás para que sea evidente de qué lado masca la bendita iguana.
TRES: “No hay más cera que la que sí arde”
Varios fresnillenses insisten en su pregunta o queja de porqué les dan tan mal trato.
Específicamente con el imperdonable descuido por parte de los integrantes de la delegación de Tránsito en ese Mineral.
Si no trabajan, que le dejen espacios a otros, claman los quejosos.
Basta asomarse a cualquier calle o incluso al Paseo de El Mineral para comprobar cómo la ciudad se caracteriza por motociclistas, sobre todo menores de edad, que se amontonan hasta tres o cuatro por asiento, sin cascos ni precaución al conducir por entre los automovilistas y demás choferes.
La autoridad se hace de la vista gorda.
El domingo, sin ir más lejos, murieron dos motociclistas por esas mismas razones.
Urge que el comandante Agustín Jaime Ortiz ponga orden en esa ciudad y salve vidas de quienes no quieren entender.
Es preferible la mano dura que velorios a cada rato.
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