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jueves, 18 abril, 2024
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Intereses de gobernantes contra voluntad de gobernados

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS • Araceli Rodarte •

Los legisladores, en teoría,  no sólo representan el interés, sino la voluntad del pueblo. Y no es lo mismo. Cuando se habla de ‘interés’ se da pie a argumentos de doble fondo, es decir, aquellos que afirman que cierta franja de la población ‘no sabe’ qué medidas son las mejores para cumplir aquello que declara interesarles. Por ejemplo, al asumir que el interés es cubrir los derechos de salud, entonces se pone como medida el aumento de la carga fiscal. De tal manera que por el objetivo de conseguir el interés general, se toman “medidas difíciles”. De esta manera justifican la no-coincidencia con la opinión popular.

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Muy otro el tema de la voluntad: la volición es un dato inmediato y no hay doble fondo posible. La voluntad es original y no tiene fundamentos que la antecedan: se quiere o no se quiere. Los actos volitivos no remiten a otros actos que los justifiquen; por ejemplo, cuando se le pregunta a alguien si quiere casarse con cierta persona, lo fundamental no es si le conviene o no, o si debe o no hacerlo, sino solamente: si quiere o no quiere hacerlo.

Punto. De tal manera, que aun cuando la voluntad pueda equivocarse, es un dato simple y original. Por ejemplo, toda la oposición cree que los votantes que eligen a candidatos del partido en el gobierno se equivocan, sin embargo, respetan el voto porque suponen que es una expresión de la voluntad, y ese es un dato último.

Así las cosas, ¿qué ocurre cuando se legisla en contra de la voluntad del pueblo? Los legisladores saben que aquello que aprueban está en contra de la voluntad de la inmensa mayoría de los ciudadanos, y sin embargo lo llevan adelante. Esto se explica porqué hay una contradicción fatal: el interés del grupo gobernante es contrario a la voluntad de los gobernados. ¿Qué consecuencias tendrá esta situación, y por cuánto tiempo podrá continuar? Pues la respuesta está de alguna manera en las mismas preguntas: el límite estará emplazado en el momento que se resientan los efectos concretos de las consecuencias esperadas.

En el caso que ahora comentamos, los límites harán coyuntura cuando se vean adelgazados los presupuestos públicos por causa de las reformas, cuando se transfieran ganancias al ámbito privado que pudieron ser para uso público y cuando se caiga en la cuenta de que las reservas de recursos petrolíferos disminuyen sin traducirse en beneficios sociales, sino en el enriquecimiento desmedido de algunos bolsillos millonarios. Mientras los efectos no se comiencen a sentir, la irregularidad que significa la contradicción entre intereses de los gobernantes y la voluntad de los gobernados tendrá un tiempo más de duración. Y esta contradicción existe justamente porque el régimen político basado en el actual sistema de partidos, así lo permite. Luego entonces, lo que debe cambiar a mediano plazo para corregir dicha contradicción, es el diseño del sistema de representación, un cambio a fondo de las estructuras políticas de este país.

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