En los años recientes ha crecido la preocupación sobre las implicaciones de las cuestiones ambientales en los esfuerzos para el desarrollo; por ello la mayoría de los países han adoptado los principios del desarrollo sostenible y participado de acuerdos internacionales sobre la protección del medio ambiente. Desarrollo Sostenible significa “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. El calentamiento global es un ejemplo de lo que sucede cuando no nos desarrollamos de manera sostenible. Debido a que la mayoría de los países en desarrollo tiene economías predominantemente agrícolas y la mayoría está localizada en regiones cálidas semiáridas del mundo, cualquier incremento en la temperatura generará duras consecuencias para los países menos desarrollados y su autosuficiencia de alimentos.
Estudios realizados en Zacatecas indican que hay una correlación entre el aumento de temperatura global y la frecuencia de los llamados eventos extremos (inundaciones o sequías) en polígonos locales. Contribuciones de Zacatecas a estudios climáticos globales, pero también a previsiones locales, nos dicen que el escenario climático local (cada vez) es más impredecible, e incierto. Lo cual significa que se deberá, por un lado, contribuir con acciones preventivas concretas al equilibrio de la temperatura global, pero por otro, a construir la infraestructura y programas necesarios para enfrentar los efectos de esos cambios globales en los microclimas locales. Sin embargo, las leyes que se aprobaron hace poco en materia de cambio climático −la cual implica incluso la responsabilidad específica de los municipios− no se han reglamentado, por tanto, están sin uso y sin impactos. Y los programas para paliar los efectos tampoco están previstos y diseñados. De hecho, lo prioritario ahora mismo es fortalecer la investigación del clima pero desde lo local, sin embargo, aún hay brechas enormes; como botón de muestra está la situación de las estaciones para monitorear las lluvias, que son insuficientes. En suma, aunque el clima es global, los estudios, las acciones de previsión y los programas de amortiguamiento de impacto, se hacen desde el espacio local.
Entre los aspectos donde se debe poner más atención están la menor productividad agrícola, la menor disponibilidad del agua, mayor exposición a inundaciones y condiciones climáticas extremas, colapso de los ecosistemas y biodiversidad, y mayores riesgos de salud. Estos factores interactuarán con procesos sociales, económicos y ecológicos más amplios que determinarán las oportunidades para el desarrollo humano.
Asimismo, se infiere que las crisis climáticas no sólo ponen en riesgo la vida de los más pobres sino que también intensifican sus vulnerabilidades y deteriora sus oportunidades de largo plazo para el desarrollo. Por ejemplo, los productores de zonas propensas a las sequías a veces dejan de producir ciertos cultivos que podrían aumentar sus ingresos a fin de reducir sus riesgos y se inclinan por cultivos resistentes a la sequía que generan menos ingresos. Ante los cambios climáticos los pobres se ven obligados a deshacerse de sus activos para preservar el consumo. Esto trae consecuencias en su recuperación. Y cuando incluso eso no es suficiente, los hogares recortan el gasto en salud, educación y alimentación. Estas decisiones propician desventajas para una generación completa al inmovilizar a los hogares vulnerables en verdaderas trampas de bajo desarrollo humano.
