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jueves, 28 marzo, 2024
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La altísima importancia de la capacidad formativa del deporte

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS • Araceli Rodarte •

El deporte lo asociamos generalmente a los beneficios físicos que trae consigo (lo cual es cierto), sin embargo, hemos perdido de vista los enormes aportes educativos de la práctica del deporte: se ejercitan no sólo músculos, sino valores y actitudes, que son esenciales para el desarrollo de las personas. De hecho, en ciertas edades pueden ser más importantes que los mismos contenidos académicos-teóricos de los niveles básicos.

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Es muy importante el valor de la disciplina, que es la posibilidad de formar hábitos que a partir de la repetición derivan en el cultivo de la persona, y la disciplina que se aprende en la práctica deportiva es la misma que se aplica en todas las demás actividades de la vida cotidiana; otro elemento esencial es el trabajo en equipo, que se ejerce en todas los deportes de conjunto, y como sabemos, uno de los problemas en los sistemas productivos y en las experiencias económicas de las microempresas es justamente el déficit en la formación en las disposiciones de trabajo en equipo; también destacan las actitudes agonales, es decir, de lucha por lo que se quiere, la competencia y la persistencia en las metas. Valores que, de tenerse, elevan considerablemente la formación de lo más importante de las personas: sus posibilidades y competencias. Sin embargo, al deporte en su conjunto se le considera solo como entretenimiento.

El sistema estatal de promoción del deporte está muy debilitado: si comparamos las inscripciones de personas a los diferentes programas del Incufidez y las instancias municipales, son porcentualmente insignificantes; en cambio, los niños y jóvenes, en una proporción que rebasa 90 por ciento, asisten a los centros escolares. Si asumiéramos la importancia formativa del deporte, entonces todo el sistema escolar debería hacerse cargo de su estímulo, de darle la importancia que merece. Pero el sistema educativo está nadando en el pantano de la mediocridad: el deporte y la educación para la vida están abandonados, y rellenan su tiempo con ‘recreos’ torpes e infértiles.

En las escuelas, los chicos no se inscriben a una disciplina deportiva en la cual pudieran entrenan y competir, y con ello, absorber las actitudes, habilidades y valores que arriba mencionamos. Sólo salen a recreo. Estados Unidos y Cuba, dos sistemas diferentes, pueden enseñar mucho al respecto. Ahí está la clave para hacer un trabajo realmente serio y sistemático que ayudara a resolver en cadena graves problemas tanto de salud, como de paz social. En salud, se ha dicho hasta la saciedad que 70 por ciento de los mexicanos tiene sobrepeso y 56 por ciento está en franca obesidad.

También que las bandas de criminales se alimentan de jóvenes entre 15 y 22 años. Y más aun: que en las proyecciones de la década 2007-2017 en gastos provocados por enfermedades asociadas a la obesidad, se gastaron 54 mil millones de pesos en 2007, y se podrían gastar (de seguir la tendencia) 160 mil millones en 2017. Y con sólo hacer un efectivo plan que ponga en su lugar de importancia al deporte, podríamos lograr una sociedad con mejores valores, actitudes, salud y paz social: ¿cuándo saldrán nuestras autoridades educativas de su perezosa ignorancia respecto al deporte?

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