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martes, 16 abril, 2024
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Crónica y balance del último día de la muestra de cine, en París

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

■ Presentan un total de 82 filmes; cero presencia de México en la competencia por la Palma de Oro

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■ Omiten la nacionalidad de las películas en el programa general a fin de internacionalizarlas

El festival entregó este año los reconocimientos un día antes de que concluya oficialmente porque ese domingo se celebran las elecciones del Parlamento Europeo; sin embargo, el domingo se exhibirá durante todo el día la mayoría de las películas de la Selección Oficial, incluyendo a las premiadas.

Pero nosotros, los reporteros, terminamos hoy el trabajo; la ceremonia de premiación de la Palma de Oro se celebró esta noche –al mismo tiempo que se jugaba la final de la Champions League- y los premiados asistieron a la rueda de prensa para entrevistarse por espacio de 10 minutos con la prensa que se mantuvo hasta el último llamado.

Terminaron 11 días de espectáculo cinematográfico que costaron a la organización del festival 20 millones de euros, de los cuales la mitad proviene del gobierno francés y la otra mitad se obtiene de los beneficios por la venta de espacios en el mercado del cine y de los diversos patrocinadores.

3 mil 500 periodistas provenientes de casi 90 países asistieron -cifra aún no oficial por el festival, pero publicada y comentada por empleados del servicio de prensa del mismo-, lo que significa una reducción de cerca de 500 reporteros con respecto a 2013. Fueron 82 los filmes proyectados de la Selección Oficial –todas las secciones incluidas: Competición, Una Cierta Mirada, Cinefundación, Exhibiciones especiales, Cortometrajes, Fuera de Competición-, uno menos que el año pasado.

Cifras que de alguna manera confirman lo que se había publicado antes de comenzar esta edición, en el sentido de que había menos interés por la prensa, que los costos de asistencia eran exagerados, y que la selección en calidad y en presencia de vedettes era pobre.

 

Sin nacionalidad de las películas

Los programas diarios y el programa general de proyecciones presentan el nombre de la película y del director, el lugar y la hora de exhibición, pero no el país de origen. Esta ausencia de información es muy probablemente debida a que las estructuras modernas de coproducción internacional hacen que bautizar con una nacionalidad a una cinta sea una aberración que no corresponde a la realidad.

Posiblemente, esta ausencia también tiene el objetivo de promover en la prensa el destierro, el “marcaje personal” sobre regiones y países. Y es que a pesar de que se busca la internacionalización de las películas y desterritorizarlas, los reporteros seguimos coincidiendo con nuestras regiones; por ejemplo, en las cintas latinoamericanas, en las conferencias de prensa y en las fiestas o cocteles de Brasil, de México o de Argentina.

El mundo, al menos en el cine, sigue partido por industrias: nosotros seguimos conociendo poco de las tendencias chinas, japonesas, tailandesas, iraníes, sudafricanas, etcétera; pero sí sabemos de las argentinas, españolas, en menor medida brasileñas y por supuesto, mexicanas.

 

La presencia de México

No hubo películas mexicanas en competición; Latinoamérica participó principalmente a través la cinematografía argentina. México estuvo presente en tres aspectos: en los focus de la industria del cine gracias al impulso que el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) ha dado a los proyectos de coproducción internacional; con la programación consagrada al Festival Internacional de Cine en Morelia (FICM) dentro de la Semana de la Crítica –el FICM sigue exhibiendo una selección de seis cortometrajes, normalmente los premiados, para poner a los realizadores frente a un potencial mercado de adquisiciones-; y en la figura del actor, director y productor mexicano, Gael García Bernal quien fue parte del jurado de la Competición y presentó su nueva película Ardor, dirigida por el argentino Pablo Fendrik y que ha provocado en los espectadores y críticos una pregunta “¿La cinta es irónica o seria? Porque si es irónica funciona bien, pero si quiere ser seria, nos da risa, y no se comprende cómo Gael ha participado en ella”.

En todo caso, los programadores de festivales latinoamericanos, siempre en busca de producciones mexicanas, parece que no han encontrado nada aquí que valga la pena y se van remitir a lo expuesto en La Berlinale –las película Somos Mari Pepa y Güeros, llaman especialmente la atención-.

 

El encanto de la Alfombra roja

Desde la terraza de la sala de prensa, que da justo encima y ligeramente al costado de la Monté des marches -íconos de la farándula cinematográfica, la famosa alfombra roja- se puede sentir el olor de los perfumes de la multitud que hace “cola” para entrar a las noches de gala o exhibiciones especiales a las que asiste el crew de las películas.

Desde ese mismo sitio se puede ver la desesperación de quienes están con su pancarta en lo alto “Please Invitation” o “SVP une Invitation”, y que están ya vestidos de gala con la esperanza de que su cartel dará frutos y podrán acceder al Grand Théâtre Lumière para aplaudir a sus estrellas favoritas desde una de las esquinas en el segundo piso de la sala de cine. Los afortunados que están bien conectados con una productora, una distribuidora o una cadena de exhibición, podrán estar en la planta baja y caminar por la alfombra roja, un paseíllo reservado a aquellos más cercanos a las estrellas y que permite soñar, por unos segundos, que uno forma parte de ellas.

Ayer fuimos a comer a un pequeño restaurante ubicado en el viejo puerto, un poco lejos de la Croisette, y el patrón -de unos sesenta años- se puso a platicar con nosotros, empezó a recordar otras ediciones del festival y anécdotas de las estrellas. Terminó por decirnos una frase que nos dejó pensando “Ya no hay ambiente festivo, desde hace 10 años se ha perdido la fiesta; ahora es un súper espectáculo que sólo algunos pueden ver. Antes podíamos ver a las estrellas pasear por la Croisette, ahora sólo están en las terrazas y hoteles exclusivos, y para verlos hay que esperar horas a que salgan del hotel para subir al coche, por eso ya hay tan poca gente en las gradas frente a la Alfombra”.

Justamente eso hemos resentido nosotros. Cada vez Cannes es más monstruoso, eso sí, consigue conservar y difundir el halo de estrellas a las personas que trabajan en el cine. Y se acabó, nos veremos, esperamos, el próximo año.

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