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viernes, 29 marzo, 2024
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Para el Foro Macondo, luz en Zacatecas

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

  • Historia y Poder

La historia del pueblo zacatecano relumbra en las hogueras de la noche donde reina la oscuridad y solo hay destellos que quieren aclarar el camino en  el que se demanda  un cese a la desbocada violencia que padece la entidad, el restablecimiento del Estado de derecho y una seguridad pública efectiva que se le dé nombre a sus calles, sus pasiones, sus quehaceres colectivos.

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Y se  discutían las asambleas del hambre, la ignominia y el crimen, el desorden, el asalto y la desmemoria.

Zacatecas, un estado entrañable en la geografía nacional del desencanto.

Zacatecas: una y otra vez el desfile de las estatuas empolvadas, los discursos fríos y dolientes, las batallas sin nombre ni memoria, el desaseo en la presencia en donde había qué cumplir si el hambre estaba desatada y se abatía, si el crimen, el pordiosero, la prisión a los desdentados se daban en una época ignominiosa y no en la inteligencia de una lapso que suponía desterrada la camarilla, el desaire a las juventudes, la violencia y el crimen virulento en las calles populares.

Su nombre indica fechas, revoluciones, luchas independentistas, guerras civiles y paredones, no obstante, ahí siguen surgiendo las visiones de una historia fuera de la apatía oficial que veía o ve en la oposición un enemigo implacable y no una ayuda en la controversia de las repúblicas que quieren instaurar el régimen del derecho a los más pobres, los desheredados de siempre, los que tienen hambre y sed de justicia permanente.

Mesa del diálogo: todas las conciencias están convocadas a ser más que voces que reclaman: prosiguen hoy en día sin que pueda vislumbrarse una solución clara y eficaz. Las confrontaciones entre -cárteles rivales y la ausencia de acciones oficiales han derivado en masacres, comunidades abandonadas, desamparo generalizado, violaciones graves a los derechos humanos por las fuerzas públicas y desarticulación económica. Pero lo más trágico es que el tejido social zacatecano ha sido devastado desde hace años en forma particularmente severa.

No importa, hay quienes siguen luchando en pos de que en nuestra entidad se sobrepasen las duras pruebas en las que hemos sido sometidos sin querer queriendo.

Nuestros antepasados lo reclaman, sus calles siguen siendo suyas, todo es plausible en la unión y la discusión permanente. Vayan pues. ■

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