■ Flores Mejía ofrece conferencia por el Día del Politécnico
Aunque la inteligencia artificial dista de ser como lo aborda la Ciencia Ficción, en la actualidad ya hay indicios de su posicionamiento en diversos aspectos de la vida cotidiana, especialmente en los artefactos electrodomésticos y tecnologías de la información y comunicación, afirmó Fernando Flores Mejía, titular del departamento de Evaluación y Seguimiento Académico de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería campus Zacatecas del Instituto Politécnico Nacional (Upiiz-IPN).
Durante una conferencia impartida en el marco de la celebración del Día del Politécnico, expuso que la Inteligencia Artificial es un tema añorado desde hace décadas y fue a partir de la investigación sobre el diseño y capacidades de las computadoras, en la década de los 50 del siglo pasado, cuando surgió la idea de Alan Turing sobre la existencia de una máquina inteligente.
“Dos de las contribuciones más importantes de Turing a la Inteligencia Artificial fue el diseño de la primer computadora capaz de jugar ajedrez y el establecimiento de una naturaleza simbólica de la computación”, indicó.
Posteriormente, John von Neumann, considerado el padre de la Computación, concibió una máquina capaz de recordar y almacenar y cuya estructura sigue vigente en la actualidad, bajo la forma de una computadora. En ese sentido, su contribución central fue que las computadoras debían diseñarse tomando como modelo al cerebro humano.
Posteriormente, comentó, Warren Sturgis McColloch planteó que las leyes que gobiernan el pensamiento debían buscarse entre las reglas que gobiernan la información, y no necesariamente en las que gobiernan la materia. Es decir, mientras Neymann decía que se debía construir una computadora que se pareciera y funcionara como el ser humano, él se dio cuenta que realmente existían leyes de la información.
Flores Mejía se refirió también a Marvin Minsky, padre de la Inteligencia Artificial, quien ha contribuido al desarrollo de la inscripción gráfica simbólica, representación del conocimiento, semántica computacional y aprendizaje simbólico, además que a él se le debe la elaboración de un simulador de una gran neurona.
Tiempo después, comentó que se inició el estudio de aprendizaje de máquina, de manera que en este momento hay artefactos con Inteligencia Artificial. Por ejemplo, hay lavadoras de ropa que ya cuentan con la función “Lógica Difusa”, lo que indica que tienen microcontroladores y pequeños procesadores que les permiten realizar diversas funciones. En ese caso, son capaces de utilizar la cantidad de agua necesaria de acuerdo con el peso de la ropa que se lavará. “Esa es la primera probadita de cómo a nuestra casa está llegando la inteligencia artificial”, expuso.
El desarrollo de la Inteligencia Artificial, agregó, se ubica en la etapa que comprende entre 1943 y 1969, periodo en el que esta se concibió como una herramienta que permitía crear cualquier cosa. Sin embargo, su objetivo era simular la inteligencia humana, pero su desarrollo se limitó a investigaciones académicas principalmente orientadas a la resolución de teoremas y a los juegos.
Entre 1969 y 1981 hubo una parálisis casi total sobre la investigación de Inteligencia Artificial, debido a que la ausencia de resultados concretos provocó que no se destinaran más recursos.
En los últimos 30 años, sin embargo, el avance ha sido muy sustancial en el desarrollo de la Inteligencia Artificial, especialmente a través de las redes neuronales artificiales, para las cuales ha sido necesario conocer cómo se da el aprendizaje en el cerebro y cómo es que una neurona se comunica con otra para que el cerebro pueda generar soluciones a problemas.
Flores Mejía comentó por último que las investigaciones respecto a la Inteligencia Artificial, en la actualidad, se orientan a las áreas específicas, entre ellas los juegos, la educación, la robótica e incluso la salud.
