■ Se trata de seis cuentos cortos sin ninguna conexión, en los que hay una historia diferente
■ El rodaje es una coproducción de Telefe con la productora de Pedro Almodóvar, El Deseo
Las primeras risas, aunque fueran negras –comentó una compañera periodista-, de la Competición en el 67 Festival de Cannes salieron de una película argentina realizada y escrita por Damián Szifrón, Relatos Salvajes.
Seis cuentos cortos, sin ninguna conexión, cada uno es una historia diferente –un avionazo, un acuchillado en un restaurante, un pleito carretero, una explosión en un corralón, una boda desquiciada y un atropellamiento burgués- que lo único en común que tienen es el placer y la comedia por la violencia, “instintiva, cavernícola”, admitió el director argentino en entrevista.
Los seis episodios están planteados con la gracia, el placer y la desesperación que una persona puede resentir cuando “mandas a cagar, splash, a un mosquito que lleva rato jodiendo”, nos comentó en exclusiva el muy platicador Szifrón.
El director había escrito 14 guiones correspondientes al mismo número de relatos, más de 700 páginas, pero decidió quedarse con sólo seis que poseían la vivacidad que él había pensado sin preocuparse de las diferencias de duración, de ambientación, es decir sin querer homogeneizar: quería parar la filmación en el momento del “orgasmo, como cuando uno tiene un orgasmo ya no querés seguir, cuando uno prefiere ir a tomarse un refresco o comer algo”, sonrió Szifrón.
Con un reparto multiestelar encabezado por Ricardo Darín, Érica Rivas y Leonardo Sbaraglia, la película ha llamado la atención de la prensa internacional porque no es común encontrar en la Selección Oficial y mucho menos en la competencia por la tan deseada Palma de Oro una cinta cómica.
La cinta es una coproducción argentina de Telefe con la productora de Pedro Almodóvar, El Deseo, quien estuvo presente durante la conferencia de prensa internacional y fungió como padrino del lanzamiento internacional; además, cabe comentar, el episodio inicial –el avionazo-de los Relatos es un guiño, breve, a la última cinta de Almodóvar, Los amantes pasajeros.
Darín y Sbaraglia reconocieron que no tuvieron la opción de seleccionar ni al personaje ni el episodio, ya que Szifrón tenía todo calculado al milímetro: “Yo lo detesto pero de una forma respetuosa”, sonrió el actor de 9 reinas, así que tanto los diálogos como los encuadres de la cámara estaban pensados con antelación sin libertad para la improvisación, “a los actores les doy la libertad de actuar, de dar vida a los personajes, de inyectarles la fuerza que busco, pero me gusta respetar lo que está escrito porque está bien escrito, es como si uno va al doctor porque está enfermo y el mismo enfermo le dice qué le debe recetar”, ironizó Szifrón.
La cinta nos da la impresión de estar viendo una pelea entre el coyote y el correcaminos en el desierto o de revivir alguna secuencia de violencia a lo Tarantino, en ocasiones podemos pensar que se trata de una crítica maniquea al Estado o a la burguesía pero inmediatamente hay un contragolpe que regresa su estado de humanidad a los pobres y lacayos, lo mismo que a los ricos, hay una constante carrera por hacerse más daño, incluso hasta de “cagarse encima de un coche”, sobre el parabrisas, y con la cámara fija en el asiento del piloto para ver la escena en primer plano.
Parece que el vértigo de la violencia y del humor negro no se va a detener nunca, que la caricatura de la vida cotidiana no tiene límites y que el único motor de acción es el estrés por el dinero y la condición de clase, pero el “orgasmo” nos permite respirar entre cada fundido a negros aparecido entre episodio y episodio.
“Sensaciones universales” relacionadas con la violencia es lo que provoca Relatos Salvajes, a ver qué opina el jurado de la Palma de Oro.
