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martes, 23 abril, 2024
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La Gran Chichimeca, la Conquista sigue sucediendo, expone Fernando Candber

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Por: ALMA RÍOS • Araceli Rodarte •

■ Los ancestros históricos zacatecos, tema invisibilizado desde que llegaron los españoles, dijo

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■ “Así como somos de cantera y plata, igual somos de arco y flecha”, señala el joven autor

“Pero…¿Y lo otro?”. Esta pregunta breve, básica para quien logra ver fuera de la convención propuesta por un discurso añejo que tiene detrás siempre una intención política, fue a la que quiso dar respuesta Fernando Candber. Una pregunta hecha desde el espacio público, ese desde donde se lee lo que una sociedad quiere o no decir, exhibir u ocultar, comunicar a sus ciudadanos y visitantes.

El interés del joven artista  fue proponer una respuesta para completar la identidad de los zacatecanos u ofrecer por lo menos, una más equilibrada. Para ello intervino la Fuente de los Conquistadores, ese monumento que en cada una de sus caras trae a la memoria en consistente discurso de piedra a los vencedores históricos de una lucha desigual: Juan de Tolosa, Diego de Ibarra, Baltasar Temiño de Bañuelos y Cristóbal de Oñate.

“Ahí está este tema que yo creo que ha sido invisibilizado desde que llegaron los españoles, que son los chichimecas, los zacatecos. Como si no hubieran existido nunca, como si no fueran parte de nuestra historia, que son nuestros ancestros históricos, son parte de nosotros (expresa esto último, subrayando con la voz la frase)”.

La instalación La Gran Chichimeca se exhibió de manera efímera los días viernes 9 y sábado 10 de mayo.  Los escudos de armas y nombres de los conquistadores compartieron el espacio tan sólo por un breve momento en más de 500 años, con 25 cabezas decapitadas de chichimecas zacatecos que pendieron de los ornamentos de esta fuente, de la que señala el artista, no existe en toda la ciudad otro artefacto público que equilibre su discurso, uno que cataloga de “muy fuerte (…) un monumento a la Conquista se me hace como muy violento”.

En busca de medios simbólicos para expresar esta voz disidente en la Muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas, Fernando Candber elaboró sus piezas en arcilla cruda.

“Esa arcilla le rascas y se deshace. Es tierra, tierra de aquí de Zacatecas. Entonces para mí tenía mucho sentido…no sé…si hacerle homenaje así a los chichimecas zacatecos. Estuvieron aquí y se deshicieron, fueron borrados de la historia. Tenía eso mucho que ver, ponerla y quitarla. Que desaparezca igual…”.

Candber precisa, no está en contra de la Conquista, ni siquiera cree “fue mala”, por tanto tampoco está en contra de que se haya levantado una fuente para conmemorarla en su versión zacatecana.

El suyo es otro tema: “al contrario, proponer como…¿qué tal que si nos ponemos a investigar, a conocer un poco sobre los chichimecas zacatecos que vivían aquí en este territorio antes de que fuera fundada (la ciudad)  y tomarlos como parte de nosotros. Creo que todas esas cosas pueden funcionar en una sociedad porque generan una identidad más fuerte. Quizás te puedas empezar a  preocupar por consumir local, ver a las otras personas como parte de ti, en este caso”.

Todo esto lo propone en una frase corta: “así como somos de cantera y plata, igual somos de arco y flecha”.

Pero Fernando Candber en este ver más allá, actualiza: “la Conquista sigue sucediendo”. Y agrega sobre su Gran Chichimeca que “el pretexto fue este hecho histórico pero puede ser vigente. La instalación también representa a las personas que son invisibles actualmente. Y a las personas que ocupan simbólicamente los lugares públicos en este momento. Y quizás las que vayan a ser ignoradas después. Es una propuesta para verlas también como parte de uno. Son parte de nuestra sociedad”.

El proyecto surgió en el seno del taller Gráfica Revolucionaria, iniciativa inscrita en la Conmemoración por la Toma de Zacatecas desde el Centro de Formación, Producción e Investigación Gráfica Museograbado, que tiene su sede en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez.

Entre otros temas abordados en este espacio de creación fue propuesto el relativo a la escultura social y el análisis de los espacios públicos para generar vínculos entre las personas, comenta.

La Gran Chichimeca tuvo detrás una investigación reveladora para el propio Candber. Fue dice, muy enriquecedor. A pesar de que la cultura de los chichimecas zacatecos no era muy compleja y sí  más bien “simple”, es “increíblemente interesante”. Entre las características de este grupo humano le sedujo, la fuerza de estas personas.

En su búsqueda, para la que se asistió de amigos historiadores y que señala no fue sencilla,  encontró un clásico del tema: La Guerra Chichimeca (1550-1600) de Phillip Wayne Powell, editada en  México por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

Al respecto agrega, “está buenísimo, yo creo que debería ser libro de texto básico en todas las escuelas. Esta precioso el libro y en verdad en cada hoja que leí dije, ¡guau! No puede ser que a mí nadie nunca me hayan dicho esto, ¡Somos nosotros!”

Para modelar las cabezas tuvo que investigar lo mejor que pudo cómo eran los zacatecos, cosa nada fácil, por aquello de haber sido “borrados”.

“Es increíble que siendo de aquí, estando aquí, buscando temas de aquí, la gente no sabe nada, no sabe nada de eso. ¿Cómo puede ser eso?”.

“Está muy disparejo. Yo no digo que la Conquista haya sido mala, eso es otro tema, igual forma parte de nosotros, en realidad sucedió, en realidad conquistaron, en realidad llegaron y construyeron todo esto que está muy bonito…está bien, pero…¿Y lo otro? Son dos partes, son 50 y 50 ”.

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