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martes, 23 abril, 2024
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Abre Semana de la crítica con FLA, cinta del haitiano Djinn Carrénard

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Por: LLUNA LLECHA • Araceli Rodarte •

■ La película invita al espectador a reflexionar sobre el sentimiento amoroso y el aislamiento, comentan

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■ El espacio creado tiene por objetivo dar a conocer a jóvenes talentos y valorar sus primeras obras

Tras el éxito de su primer largometraje (Donoma, 2011), el haitiano Djinn Carrénard, de 33 años, es el encargado de abrir la Semaine de la critique (Semana de la crítica) con FLA (Faire: L’amour), una película que habla y gira en torno al amor.

La duda radicaba en saber si Carrénard sería capaz de volver a crear otra cinta como Donoma, es decir una cinta “auto-producida”, rodada con un presupuesto mínimo (150 euros, según cuenta la leyenda) –inventando así el “cine guerrilla”, liberado de los circuitos tradicionales–,y presentada al margen del Festival de Cannes.

Efectivamente, el a la vez realizador, guionista y montador, reproduce el mismo método, esta vez con una película que cuenta las relaciones extremadamente complejas entre un rapero, Oussman, que quiere convertirse en un artista reconocido; una azafata, Laure, que desea tener un hijo, y la hermana mayor de ésta, Kahina, detenida en prisión y a la que se le concede un permiso para Navidad para poder volver a ver a su hijo pequeño.

Durante los 165 minutos de duración del film, estos tres personajes se encuentran, se apoyan, se aman, se odian, se enfrentan, se pierden. Ríen, lloran, gritan, se insultan, se agreden –verbalmente y físicamente–, persiguiendo sus sueños, hasta la desesperación, hasta el cansancio. El espectador se convierte, por voluntad del director, en el público de un programa de telerrealidad.

“Admiro a los que hacen esos programas, los admiro por su sinceridad aun sabiendo que hay una cámara que los graba. Generalmente nos escondemos, mentimos, no hablamos de los golpes bajos en la pareja, nadie está dispuesto a asumir estas cosas. Y muy poco cine está dispuesto a mostrar lo que pasa realmente entre las cuatro paredes de una habitación. En la pareja hay una forma de violencia que puede ser hardcore. Eso es lo que quería mostrar”, afirma Carrénard.

El espectador se convierte pues en voyeur, un ojo omnipresente que se infiltra en la vida cotidiana de los personajes, en su vida privada, contemplando la cara más oscura de la intimidad de la pareja, la dureza a veces extrema de las relaciones pasionales y que el cine suele eludir.

 

El amor es un deporte de combate

El amor, lejos de ser representado como un sentimiento positivo se presenta como un “campo de batalla”, un “deporte de combate” y lleva al espectador a reflexionar sobre el sentimiento amoroso y el aislamiento. ¿Cómo se construye el amor? ¿Cómo se hace el amor?

Para conseguir este grado de realismo, de veracidad, de espontaneidad, el director juega con la improvisación de los actores, que construyen los diálogos a partir de un guion general. El objetivo de Carrénard es, precisamente, darle vida a los diálogos escritos, como hacen los hermanos Coen o Tarantino.

“En la vida, todo el mundo comete errores de lengua; en el cine, nunca. La improvisación es un trabajo de investigación. Siento sobretodo pasión por la calle, por lo exterior, por lo real. En el fondo, lo que trato de hacer es hip hop cinematográfico”.

Con esta película conmovedora y violenta con brechas poéticas arranca pues la prestigiosa Semana de la crítica, sección paralela del Festival de Cannes, creada en 1962 con el objetivo de dar a conocer a jóvenes talentos y valorar la primera o segunda obra de cineastas del mundo entero.

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