Conforme el nivel de los mantos acuíferos se abate por la sobreexplotación de estos cuerpos de agua subterránea, se deteriora la calidad del líquido y aumentan las posibilidades de que esté contaminado con sustancias tóxicas, algunas de ellas altamente dañinas para la salud de quien la consume.
Esto lo explicó el subgerente de Evaluación y Ordenamiento de Acuíferos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Roberto Sención Aceves, quien participó como ponente en el ciclo de conferencias que se organizó por parte de la dirección en Zacatecas de esta dependencia federal, el cual se denominó Preservación de los acuíferos sobreexplotados en el estado de Zacatecas.
El funcionario aseguró que, “entre más profunda esté el agua, de más mala calidad es porque es un agua más vieja y generalmente las aguas viejas diluyen en su paso los minerales y hay minerales que pueden ser verdaderamente tóxicos, arsénico, boro, flúor, hasta mercurio en algunos casos (…) y no sabemos en qué momento, a lo mejor mañana ya empezamos a sacar agua con flúor o con arsénico”.
De ahí se deriva una de las razones por las que es urgente que se implementen acciones que permitan lograr una estabilización de los acuíferos en el país.
Sención Aceves comentó que ya han atendido problemas en algunos pozos contaminados con arsénico y flúor, por ejemplo, en el estado de Aguascalientes. El procedimiento que se ha seguido en estos casos, señaló, es el de mezclar el agua con sustancias tóxicas con la de otra cavidad que esté en buenas condiciones para así reducir los niveles de elementos dañinos a los valores que están dentro de la norma.
De esta forma, expuso que este mecanismo es “a lo que hemos tenido que llegar porque ha sido muy demandante el tener que cumplir con el recurso en el momento en que se necesita y se tiene que hacer ese tipo de mezclas para poder salir adelante”.
El ponente comentó que, aunque la Conagua realiza estudios y análisis de estas aguas, es la Secretaría de Salud la que se encarga de estas inspecciones con mayor precisión. Explicó que esta dependencia es la que monitorea el recurso que sale ya de las plantas potabilizadoras, no de los pozos directamente. Agregó que si hubiera alguna anomalía en la muestra del líquido que se revisa, se pasaría inmediatamente a analizar la primera fuente de abastecimiento.
El abatimiento que se está dando actualmente de los mantos acuíferos, recordó, es de entre un metro y un metro y medio anualmente. De los 34 acuíferos que hay en el subsuelo zacatecano, 14 están sobreexplotados.
De estos, expuso Sención Aceves, los más importantes y con mayor descompensación entre el volumen de extracción y el de recarga son los de Calera, Chupaderos y Aguanaval.
Entre las acciones que se han empezado a impulsar para revertir esta situación, mencionó el cambio de algunos cultivos por otros que requieran de una menor cantidad de agua, así como la modificación de los métodos de cultivo para ahorrar igualmente el vital líquido.
Añadió que continuarán celebrándose reuniones entre los usuarios de los acuíferos del país, para que puedan ser ellos mismos los que tomen la decisión de reducir el consumo de agua que tienen o, también, que repartan mejor el agua para las distintas actividades como la industria y el consumo humano, aparte de la agricultura y la ganadería.
La intención, por tanto, es la de enfocar estas políticas a la obtención del equilibrio entre el agua concesionada, la extraída y la que se recarga; “ese es el escenario ideal y sabemos que no lo vamos a alcanzar en 5 o 10 años, a lo mejor en 20 o en 30 años”, concluyó Sención Aceves.
