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sábado, 20 abril, 2024
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Ofrece Verónica Dávila, lectura sonora de los momentos previos a la Toma de Zacatecas

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Por: ALMA RÍOS •

■ En conferencia, la investigadora habla del papel de la música durante ese periodo histórico

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■ Aglutinar, distraer, divulgar, entre las funciones que el músico ofrecía a la población, comenta

Verónica Dávila Navarro, investigadora perteneciente al Programa de Creación y Difusión Artística de la Unidad Académica de Artes de la Universidad Autónoma de Zacatecas, ofreció con su conferencia La Música de la Revolución, un panorama de un momento en que señala, no había  la proliferación sonora que caracteriza a la actualidad y la función social de la música y los músicos eran de gran relevancia para aglutinar socialmente, distraer, divulgar y en ese momento, también aparentar desde la oficialidad y la élite una normalidad no existente.

El pasado 8 de mayo en la sala Antonio Aguilar de la Cineteca del estado, Dávila realizó su participación, inscrita en el programa conmemorativo rumbo al Centenario de la Toma de Zacatecas, evento para el que confluyeron el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) delegación Zacatecas, el Instituto Zacatecano de Cultura (IZC) y el Área de Arte y Cultura de la UAZ.

La investigación se basó en material hemerográfico del acervo de la Biblioteca Mauricio Magdaleno de entre 1913 a 1915, fundamentalmente. Entre las publicaciones consultadas citó El Demócrata, La Voz de un Sastre, La Verdad, Revista de Zacatecas,  Democracia, El Diario de Zacatecas y El Correo de Zacatecas, estos dos últimos correspondientes a 1906 y 1911.

Verónica Dávila recuperó entre otros aspectos que dan una lectura del momento, la inserción en de la publicidad para la venta de los gramófonos Víctor, que posibilitaban la  incipiente reproducción de discos en el estado.

“Se analizaron los periódicos para tener una idea general del pulso cultural de la época”. Entre otros fenómenos registrados se puede apreciar el auge que cobraron las bandas de música “conforme se va acercando la recta final hacia la Toma de Zacatecas”, en los últimos meses de 1913 y ya en 1914.

Son las bandas de las brigadas o la misma del estado, sus programas se publican en los periódicos con regularidad, interpretaban “música de altos vuelos”, dice, autores como Franz Liszt, Charles Gounod. En general música europea: valses, polcas y por supuesto marchas, un género bélico.

También se hacen presentes las modas de la época, operetas y zarzuelas, pero no tanto así, los chotises, todos ellos, géneros asociados a la época porfirista.

Lo que se tocaba y escuchaba, señala, era la divulgación ideológica sonora del momento. Las bandas tienen la función de aglutinar a la sociedad. Los músicos son dirigidos por excelentes directores y aparecen dice Verónica Dávila, “muy prendiditos”.

La investigadora registró también las sesiones del cinematógrafo desarrolladas en el Salón Azul y el Teatro Fernando Calderón, que se intercalaban ocasionalmente con variedades. Las orquestas Lux y Escobedo, sonorizaban las películas y anunciaban programas especiales para ello.

De igual forma integró a su descripción las dificultades que en el periodo previo a la Toma de Zacatecas tenían que enfrentar las compañías de zarzuela y opereta para presentarse en la capital del estado,  “cómo batallaban para llegar, porque a veces estaban interrumpidos los trenes del sur, de Aguascalientes”.

Las vías férreas facilitaron la movilidad del repertorio musical y su obstrucción implicaba por supuesto la interrupción de ciertas expresiones culturales.

Mediante los periódicos, la élite social zacatecana se enteraba  por ejemplo, de que por fin habían llegado los artistas pero ahora “no se presentan porque el vestuario todavía no llega…”

Lo registrado en medios impresos no atiende a lo que ocurría en el ámbito de la cultura popular, sino la oferta cultural que se ofrecía a las clases altas que podían pagar por un boleto para el cinematógrafo o el teatro.

“Nos encontramos una hoja suelta con el corrido de la Toma, pero con unas letras que combinan tanto el corrido del Ataque a Zacatecas como el corrido de la Toma de Zacatecas que están expresados en el libro del maestro Cuauhtémoc (Esparza Sánchez)”, citó.

“Pero prácticamente es lo único que sale, vemos que efectivamente las culturas populares están ausentes, no se recuperaban los corridos…”

Estas expresiones empiezan a aparecer en medios impresos hasta los años 30, cuando ya el nacionalismo revolucionario se había establecido en el poder y “empieza a generar toda esta cultura de lo que es la mexicanidad: que el jarabe tapatío, que la china poblana…y se empiezan a recuperar corridos”.

Verónica Dávila incluyó en sus fuentes diarios y memorias de músicos, “que sí nos permitían ver cómo vivían y cómo sufrieron estos episodios. Y hacer el esfuerzo más que nada de ubicarnos en una época donde no hay tanto estímulo sonoro”.

De esta manera es posible destacar el papel social que tenía la música en esa sociedad y concretamente en las élites con su incipiente cultura urbana, “porque es un Zacatecas que aunque es una ciudad se encuentra inmersa en un medio muy rural”.

Es una etapa difícil que complicaba la llegada de compañías de espectáculos, pero que intentaba normalizarse mediante la celebración de fiestas calendarizadas de manera fija, en torno de las cuales “de alguna forma pues trataban de invisibilizar estos problemas…daban la impresión de que estaban viviendo una vida normal, pero claro que no era así…”.

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