Hace ocho años iniciamos la aventura de publicar La Jornada Zacatecas, y hace poco más de tres que reiniciamos el esfuerzo mediante una nueva empresa y un equipo humano renovado y comprometido con nuestra línea editorial: la procuración del bienestar del pueblo de Zacatecas. Desde el primer día hemos asumido el paradigma del desarrollo humano, elaborado por el PNUD desde hace más de 20 años; de acuerdo con este, el bienestar depende de la vigencia efectiva de los derechos humanos en un territorio dado; al aumentar el número de derechos ejercidos realmente por los ciudadanos de un país, su bienestar se incrementa y ello debe reflejarse en un mayor índice de desarrollo humano. Cuando ese índice baja debemos preocuparnos porque significa que se han perdido derechos conquistados.
De acuerdo con la ONU y diversos instrumentos internacionales firmados por nuestro país, son 58 derechos los que deben respetarse tanto en la práctica como en el orden jurídico de México. Esos derechos son universales, inalienables e indivisibles; promueven la equidad, la no discriminación, la participación y la inclusión, y fomentan la participación y el respeto a las leyes. El bienestar del pueblo mexicano aumenta cada vez que logra introducir en la Constitución y en las leyes un nuevo derecho, pero disminuye cuando se elimina alguno de ellos o cuando en la práctica no se garantiza. Lamentablemente, estudios serios realizados por expertos internacionales indican que en México el Estado no garantiza a todos sus ciudadanos 44 de esos 58 derechos, lo que significa que el bienestar brilla por su ausencia en grandes grupos de la población y franjas del territorio nacional.
Nuestra decisión de impulsar el desarrollo humano de los zacatecanos explica el énfasis que ponemos en informar a la sociedad sobre la situación que guardan los distintos derechos humanos, especialmente entre los grupos más vulnerables de la sociedad, como las mujeres y las niñas y los niños, así como los jóvenes. Las notas publicadas los últimos días relacionadas con los índices de pobreza padecidos por los niños mexicanos son una muestra de ese compromiso con el bienestar de los zacatecanos, pues de las mismas se puede concluir que nuestros niños pobres no disfrutan de bienestar alguno.
Nuestra política editorial en materia de seguridad también se enmarca en el mismo paradigma elaborado por el PNUD, según el cual la seguridad humana no es un solo asunto militar o policiaco, sino una concepción que involucra siete categorías principales, que impactan en la calidad de vida de los individuos y las comunidades: seguridad económica, alimentaria, en materia de salud, ambiental, personal, de la comunidad y política.
Si nos atenemos a este paradigma es evidente que el bienestar de los zacatecanos y su seguridad humana han venido disminuyendo gradualmente en las últimas tres décadas, y que la velocidad del deterioro será cada vez mayor como resultado de las principales reformas aprobadas recientemente. Ante ese terrorífico horizonte no queda otro camino que reiterar nuestra línea editorial y nuestro llamado a la población zacatecana a movilizarse por su bienestar. Nadie lo hará por nosotros.
