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sábado, 20 abril, 2024
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Segundo Concurso de Cuento Corto

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Por: Danna Cortez Espinosa •

**Cuento ganador

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Danna Cortez Espinosa

6 años de edad

Escuela primaria Tepuchcalli

Distrito Federal

Mi nombre es Danna Cortez Espinosa, tengo 6 años de edad y me encuentro en la escuela Tepuchcalli, en el Distrito Federal, porque mis papás se separaron y mi mamá me trajo con ella para acá, hace dos años. Yo nací en Guadalupe, Zacatecas, pero me registraron en Jerez, porque mi papá es de allá. Mi mamá y yo viajamos a Zacatecas, en la temporada de tunas, porque por en esas fechas, justo cae el cumpleaños de mi mamá. Extraño mucho Zacatecas y por eso escribí: La princesa de Zacatecas.

 

La princesa Tuna

Había una vez una princesa que vivía en Zacatecas y le encantaban las tunas y tenía tres vestidos. Uno era del color de la tuna que más le gustaba (la verde), otro era del color del cielo y otro del color del pasto porque le encantaba tirarse a ver las formas de las nubes. Un día fue al campo y descubrió que no había tunas y se puso muy triste, así que le habló a sus tres mejores amigos para que la acompañaran a descubrir el por qué de esa ausencia.

Camila, Angelita y Darío no tardaron en pedir permiso en sus casas para que los dejaran descubrir el misterio y se reunieron en la plazuela de Tuna. Todos estaban de acuerdo en que las tunas deberían de salir, porque la gente que vivimos ahí las esperamos con mucho gusto y los que nos visitan no se pueden perder su sabor inigualable.

Armamos nuestro plan y discutíamos las diferentes estrategias, cuando, de repente, apareció un burrito con cuatro cajas de tunas. Todos nos sorprendimos y corrimos hasta donde se encontraba  Tunancín (así escuchábamos que le decía el señor Jacinto a su burro), y de inmediato le preguntamos por qué hasta ahorita llegaban las tunas y nos explicó que la temporada de tuna empieza entre julio y septiembre, pero que no se sabe la fecha exacta, porque el ser humano se ha encargado de lastimar seriamente al medio ambiente.

Todos platicamos muy contentos, acompañados de unas ricas tunas, y aparte de crear un club para conservar y ayudar a la naturaleza, aprovechamos tooodaaa la temporada para disfrutar del rico fruto del nopal: la deliciosa y sabrosísima tuna. Y bueno, ”colorín, colorado”, este cuento se ha acabado.

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