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viernes, 29 marzo, 2024
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Entre lluvia y vallenato despiden a García Márquez en Bogotá

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Por: La Jornada • Araceli Rodarte •

Bogotá.Colombia despidió hoy al Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, quien murió el jueves pasado a los 87 años en México, con una ceremonia solemne en Bogotá que incluyó la interpretación de música clásica y de vallenato, el género folclórico tan íntimamente ligado al escritor.

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La ceremonia se llevó a cabo en la Catedral Primada, con la asistencia del presidente Juan Manuel Santos, familiares de García Márquez que viven en Colombia, miembros del cuerpo diplomático y centenares de personas que desde temprano habían llegado a la céntrica Plaza de Bolívar para asegurar su ingreso.

Quienes no pudieron entrar se resignaron a seguir la ceremonia desde la histórica plaza bogotana a través de dos pantallas gigantes de televisión, aunque una fuerte lluvia terminó por dispersar a muchos.

La ceremonia comenzó con unas cortas palabras del arzobispo de Bogotá, el cardenal Rubén Salazar, quien dijo que en un homenaje al más destacado escritor colombiano de todos los tiempos no podía faltar la palabra de la Iglesia católica.

«Damos gracias a dios por la existencia, por la obra y por el legado de Gabriel García Márquez (…) Esa obra inconmensurable supera los límites de las palabras y las imágenes para plantar un mundo mágico pero a la vez real», dijo el cardenal.

Acto seguido, la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por José Luis Domínguez, interpretó la Misa Réquiem en re menor de Mozart acompañada por la Sociedad Coral Santa Cecilia, cuyos integrantes llevaban mariposas amarillas prendidas en sus sobrios trajes negros, así como en sus atriles.

El presidente Santos se dirigió a final a los asistentes y reiteró sus condolencias a la viuda del escritor, Mercedes Barcha, y a sus hijos Rodrigo y Gonzalo, con quienes habló el lunes durante el homenaje a García Márquez en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México.

«Cuánta gratitud, cuánto cariño, cuánta admiración albergan hoy nuestros corazones cuando le decimos adiós al más grande exponente no solo de las letras nacionales sino del alma colombiana», dijo el jefe de Estado.

Santos reiteró que el mejor homenaje que se le puede tributar a Gabo es la firma de un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC en el marco de las negociaciones que su gobierno y ese grupo protagonizan desde finales de 2012 en Cuba.

El mandatario insistió en que García Márquez no fue ajeno a ese tema, pues participó activamente en fracasados procesos de paz durante gobiernos anteriores.

«No fue solo un escritor, no solo es el único colombiano que ha ganado el Nobel. Estuvo comprometido con el destino de su país y de América Latina, se preocupó por la justicia, la educación y, muy especialmente, por el logro de la paz», dijo Santos.

«Él buscó la paz, trabajó por la paz. Siempre quiso una Colombia en paz y en su memoria no vamos a claudicar en esa tarea», concluyó Santos.

La ceremonia terminó con la interpretación de la Orquesta Sinfónica de piezas de vallenato -las mismas que fueron tocadas en su honor cuando ganó el Nobel de Literatura en 1982-, en particular con la composición La casa en el aire, de Rafael Escalona, quien murió en 2009 y fue uno de los mejores amigos de Gabo.

García Márquez dijo alguna vez que Cien años de soledad, su obra magistral, era «un vallenato de 400 páginas».

El ministerio de Cultura de Colombia dio así a la ceremonia el «ánimo de fiesta» que García Márquez describió en un cuento nunca terminado, en el que vislumbró su muerte y un cortejo fúnebre con tintes de parranda.

El pasillo de acceso a la Catedral fue adornado con rosas amarillas, a modo de guiño para el autor, que las consideraba de buena suerte y parte del rito indispensable para sentarse a escribir cada mañana. Arreglos florales de ese mismo color adornan el altar principal.

Algunos expresidentes colombianos, como Belisario Betancur (1982-1986), asistieron al acto fúnebre, al que también tuvieron acceso algunas de los cientos de ciudadanos que hicieron fila a las afueras del templo desde la mañana.

«Vine porque soy una persona que reconoce lo que hizo por Colombia», dijo a la AFP Fernando Rodríguez, un contador de 55 años que aguardaba a las puertas de la catedral.

El acto es el primero de una serie de reconocimientos que se le harán en su país natal para honrar al «más admirado y querido» de los colombianos, como le llamó Santos a García Márquez el 17 de abril, día de su fallecimiento a los 87 años.

Después de esta ceremonia solemne, el miércoles, Día internacional del libro, se realizará en Colombia una lectura masiva de El coronel no tiene quién le escriba en más de mil bibliotecas públicas, escuelas y parques.

Durante la Feria del Libro de Bogotá, que arrancará la próxima semana, también se rendirá un homenaje al fallecido escritor con la exposición de algunas obras de su biblioteca que había donado al gobierno colombiano, con el objetivo de que sus compatriotas conozcan qué le gustaba leer al Nobel.

A este homenaje no asisten ni la viuda del escritor, Mercedes Barcha, ni sus dos hijos, Rodrigo y Gonzalo, pero las autoridades informaron de la presencia de algunos familiares más lejanos de García Márquez que habitan en la costa caribe colombiana, principalmente en las ciudades de Cartagena y Barranquilla (norte).

Aunque García Márquez vivía desde hace tres décadas en Ciudad de México, también tiene una casa en Cartagena en la que con frecuencia pasaba temporadas. Su última visita al país, hace ya casi un año, fue precisamente para estar unos días en esa casa, donde con frecuencia se armaban festivas tertulias y hasta parrandas vallenatas.

En tanto, Colombia sigue a la expectativa de la decisión de la familia sobre el destino final de sus cenizas.

Los restos podrían dividirse entre México y algún lugar de su país como su natal Aracataca (cerca de la costa Caribe), cuyos habitantes también celebraron el lunes un funeral simbólico a la memoria de quien convirtió a ese humilde pueblo en el legendario Macondo.

«Ellos saben perfectamente que a los colombianos nos gustaría tener sus cenizas. Gabo era más colombiano que muchos colombianos, pero es algo que le respetamos a la familia», dijo el martes Santos, en una entrevista concedida al canal CNN en español. Con respecto a la difícil relación con Colombia de García Márquez, quien dejó su país con el sabor amargo de haber sido acusado de apoyar a la extinta guerrilla nacionalista M-19, Santos destacó en los días recientes el trabajo que el escritor hizo por impulsar los diálogos de paz en su país.

«Se equivocan quienes dicen que Gabo le dio la espalda a Aracataca y a Colombia», aseguró el mandatario.

La ceremonia de despedida de este martes fue transmitida a todo el país por la radio y la televisión institucionales.

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