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jueves, 28 marzo, 2024
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Subjetivaciones rockeras

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Por: FEDERICO PRIAPO CHEW ARAIZA •

Para esta ocasión, me voy a permitir hablar acerca de dos agrupaciones que lo único que comparten entre sí es la tremenda calidad de sus ejecuciones, esto con el propósito de que alguno de los respetables lectores se dé la oportunidad de escucharlas y, por supuesto, de no dejarme mentir. Espero, pues, que los disfrute tanto como su servidor:

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Un disco a la vez: Utopia (2012), Distorted Harmony

Me referiré en este breve espacio a la producción discográfica titulada Utopia, de una interesante agrupación procedente de Tel Aviv, Israel, cuyo nombre es Distorted Harmony, conformada por Yogev Gabay, en la batería; Yoav Efron, en los teclados y en las composiciones líricas; Iggy Cohen, en el bajo; Guy Landau, en la guitarra, y Misha Soukhinin, en la voz. Ésta es poseedora de un sonido fino y sofisticado, en el cual convergen distintos estilos, entre los que sobresalen el progresivo y el metal, ejecutados con una pulcritud que salta de inmediato al oído sin que se perciba la predominancia de uno sobre el otro.

Ese, precisamente, es uno de los aspectos que más llaman mi atención de la propuesta: el increíble equilibrio que se da entre los dos sonidos que se conjugan en ella. A diferencia de otros grupos, cuando hablamos de Distorted Harmony como una banda de metal progresivo, no podemos traer a la mente el recuerdo de aquellas otras agrupaciones que dan la impresión de ser complejas bandas heavy, cargados de todas las características que distinguen a los protagonistas del heavy metal. No, en este proyecto musical, la banda logra reunir los sonidos propios del metal contemporáneo, con sus densos riffs tendientes más a los tonos graves, y con las delicadas tesituras y elaboradas figuras del progresivo, sin que, como lo mencionara líneas arriba, se dé el predominio de alguno.

Otro aspecto que afortunadamente está ausente de este proyecto es el que caracteriza a las bandas prodigio, aquéllas en las que el único afán de cada uno de sus integrantes es el de dejar muy en claro que son unos virtuosos en sus instrumentos, como si de una encarnizada lucha de egos se tratara. No, en Distorted Harmony, aunque se hace evidente un pleno dominio instrumental en los integrantes de la banda, lo que sentimos es que predomina el deseo de crear un concepto conciso, tal como lo dice su nombre: armonioso. Sin duda, resulta un deleite escuchar esta agrupación en cada uno de los temas de éste, también, su único disco.

http://www.youtube.com/watch?v=B6Xkmtk9Sr4&list=PLBE92C41E665B02BF

 

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Un disco a la vez: Do make say think (1998), Do Make Say Think

Sin duda, el surgimiento del post-rock, desde que el siglo pasado daba sus últimos estertores, nos ha traído múltiples sorpresas, en su mayoría y para fortuna de los melómanos, bastante gratas; a eso hay que agregar la diversificación que se ha registrado desde hace algunos años; el post, prácticamente contagió a una buena cantidad de subgéneros y estilos en el rock. Hoy me quiero referir a una de las primeras agrupaciones de esta corriente, a la canadiense Do Make Say Think (algo así como Haz lo que dices que piensas), y más específicamente, a su primer disco homónimo.

La producción, de entrada, nos deja escuchar una fuerte influencia del jazz, pero además incursiona en la sicodelia y en la experimentación. La mayoría de los temas son lentos y de pronto parecen volverse monótonos, pero son esas pequeñas sutilezas detrás de la figura constante las que le brindan una atmósfera especial, que nos invita a soltar las piernas y a cerrar los ojos plácidamente. No obstante, no todo es ese aparente down tempo; se dan también algunos momentos intensos en el disco. Asimismo, escuchamos ejercicios electrónicos que nos rememoran a bandas como Kitaro, Tangerine Dream o Tomita, por mencionar algunos. Sin temor a equivocarme, me estoy refiriendo a una obra discográfica que brinda no sólo un excelente viaje sonoro, sino un relajante masaje al cerebro; uno no se cansa de escucharla.

La banda está conformada por Ohad Benchetrit, en las guitarras y el saxofón; David Mitchel, en la batería; James Payment, en la batería; Justin Small, en las guitarras; Charles Spearin, en el bajo y la trompeta; Jasón Baird, en el saxofón, y Brian Cram, en la trompeta. Una completa alineación que nos lleva, de la manera más sutil, por un interesante recorrido auditivo sin voces humanas, que vale la pena andar. Indudablemente, una excelente opera prima hecha con toda la mano y la imaginación, que vale la pena ser escuchada con todo el detenimiento posible.

http://www.youtube.com/watch?v=JuK_69_QnT0

 

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