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jueves, 28 marzo, 2024
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La Intervención Pedagógica en el nivel Medio Superior

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Se ha  dicho de diferentes maneras y hasta el cansancio que el Sistema Educativo mexicano se encuentra decadente, anémico y famélico, ¡vaya calificativos!; creo esta situación no da para más. Sirva esto como preámbulo para hacer notar la imperante necesidad de que sea intervenido dicho sistema por especialistas. Entiendo que el docente es el mejor especialista para intervenir al sistema educativo, éste es el que se encuentra en el contexto comunitario, escolar y áulico; es el que sabe de las carencias y necesidades y, por supuesto, el que potencialmente se encuentra habilitado para generar alternativas y abordar situaciones problemáticas vía la construcción de proyectos específicos.

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Con la implementación en el año 2008 de la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS), los docentes y directivo suponíamos que esa medida  realmente  promovería una transformación en este nivel educativo, se implementa un modelo curricular centrado en competencias –término polisémico que fue interpretado de diversas maneras entre el magisterio-; las acciones implementadas para dar a conocer y promover dicho modelo –el centrado en el desarrollo de competencias-, dejó mucho que decir y qué desear dado que se seleccionó por cada subsistema a un grupo de docentes quienes tendrían la encomienda de “capacitar” a sus compañeros una vez que ellos mismos fueran “capacitados”. Cabe aclarar que muchos de los docentes no habían superado aún la implementación del modelo curricular anterior, centrado éste en el aprendizaje.

Caricaturizó un escenario áulico de un docente convencido de que la implementación del modelo curricular en cuestión realmente favorecería a los educandos:

“Jóvenes, con agrado les informo que implementaremos un modelo curricular centrado en el aprendizaje, con este, ustedes serán los beneficiados puesto que nosotros como maestros solo seremos guía y serviremos de andamiaje para que movilicen sus saberes e incursionen en procesos de construcción de conocimientos vía metacognición…….silencio total……… ¿alguna duda?, un alumno levanta la mano y pregunta: Maestro, ¿eso no duele?”

La intención de un modelo curricular centrado en el desarrollo de competencias es la de promoveruna educación para la vida, así lo establece en su filosofía dicho modelo, cabría preguntarnos si realmente eso está sucediendo en los centros escolares, la pregunta no es ociosa dado que, para aseverar su funcionamiento o no, se requiere de una evaluación a los procesos educativos, misma que a la fecha no se ha realizado. Hipotéticamente hablando, considero que no se ha administrado adecuadamente el actual modelo curricular mandatado por la RIEMS,  cabe aclarar que muchas son las causas de que dicho modelo no cumpla con su cometido; lo cierto es que hay indicadores que no se han superado, tales como el nivel de captación de matrícula, la reprobación, la deserción y la eficiencia terminal.

Ante este estado de cosas, hoy día el docente enfrenta dos grandes problemas: 1) las exigencias del modelo curricular, mismas que no se han podido cumplir cabalmente dado que, por lo general, no cuenta con los conocimientos didáctico-pedagógicos apropiados para ello, y en ciertos casos ni las condiciones contextuales son propicias y, 2) la falta de un programa permanente de formación didáctico-pedagógica y actualización disciplinar; algunos subsistemas implementan acciones de formación y actualización, acciones que no responden a los requerimientos curriculares dado que se hacen de manera meramente instruccional y prescriptiva, además de asistemática.

Una vía que probablemente sea la más adecuada para superar este estado de cosas, es la de promover entre los docentes la elaboración de proyectos de intervención pedagógica,  ¿cuántos?…tantos docentes se encuentren ejerciendo la labor educativa, ello en mucho superaría a la planeación didáctica que ordinariamente se ha promovido en los subsistemas y que solo responde a necesidades meramente institucionales, no así de manera significativa a las del contexto donde se ejerce la labor de promoción de desarrollo de competencias; proyectos de esta naturaleza promueven la generación de metodologías, mismas que el propio profesional de la  docencia va construyendo en la medida en que diagnostican situaciones problemáticas en su aula, centro educativo y comunidad; sobra decir que dicha alternativa solo podrá ser posible y garantizar resultados satisfactorios si y solo si se generan en el seno de las instituciones educativas acciones coordinadas y tendientes a formar una red de comunicación de forma tal que cada integrante del equipo sepa cuál es su función y cuál  realiza cada uno de los integrantes del equipo mismo.

Esta propuesta es viable dado que institucionalmente se establecen cuatro ejes que sustentan la RIEMS, uno de ellos, al que se le da un gran peso específico, es el de la construcción e implementación de un Marco Curricular Común (MCC), la intención de este marco es la de articular los programas de distintos subsistemas de nivel medio superior con la intención de favorecer en los educandos el desarrollo de competencias de diferente naturaleza. De suyo esto hace que el currículum de cada uno de los subsistemas sea flexible y adaptable a situaciones contextuales; el MCC, postula a su vez cuatro niveles de concreción, mismos que cada subsistema de manera flexible puede adaptarlos a las necesidades antes mencionadas; de los cuatro niveles haré mención  de dos de ellos por considerarlos propicios para la presente propuesta: 1) nivel escuela; en dicho nivel los planteles adoptarán metodologías y estrategias congruentes con sus necesidades para que de esta manera los alumnos desarrollen las competencias que el MCC establece y 2) nivel aula; aquí el docente toma decisiones sobre planeación, desarrollo y evaluación del proceso en el cual se promueven aprendizajes significativos como medio para que desarrollen los educandos e incluso el mismo maestro, las competencias a que haya lugar. En definitiva; creo que la única vía para que el docente se profesionalice en su práctica, es que se le dé completa autonomía para que gestione sus propias necesidades como tal. ■

 

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