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jueves, 28 marzo, 2024
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Entre el extravío de Silva y el tiranillo del Stuaz: la embestida a los técnicos académicos (o de cómo salir de la desesperación institucional)

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO •

El señor Silva, Rector de la UAZ,  firma un documento al Stuaz el 13 de febrero donde se compromete a revisar 389 plazas… ¡del Spauaz! Entendido lector, leyó usted bien: entre el Rector y el líder del Stuaz tienen la pretensión de revisar  y disponer de plazas que pertenecen al Sindicato del Personal Académico. Y para empezar, dice el oficio, darán de baja a 42 personas para el 15 de marzo próximo. El Spauaz, desde el inicio del proceso rechazó tajantemente dicha pretensión, y logra que el rector acepte la autorización del proceso de basificación de todos los grupos laborales, entre los que se encuentran técnicos académicos y académicos profesionales. Con lo cual Silva estaría firmando compromisos contradictorios con ambos sindicatos. Y si esta contradicción de compromisos genera la pugna significa que el responsable de conducir nos lleva al atolladero. En otras palabras, el propio rector es el artífice o productor de los conflictos. ¡Haberse visto!

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Los argumentos que usan para justificar la baja de los técnicos son dos: el rector aduce ahorro de recursos y Espino dice que hay técnicos haciendo funciones que corresponden al Stuaz. Ambos argumentos son basura, veamos por qué. El Rector no se puede plantear un ahorro dejando intacto los ingresos de funcionarios que, sabemos, son estrambóticos: el Rector cuesta 2 millones al año; el secretario académico, administrativo y general 1,6 millones cada uno; el coordinador de área cuesta 1,2 millones al año, y son 7 coordinadores; los directores cuestan 967 mil pesos promedio anual y son 30; y así podemos seguir hasta completar la inmoral suma de 105 millones anuales. En cambio, los técnicos tienen salarios muy bajos que oscilan entre los 3 y 5 600 pesos al mes; y sin embargo hacen un trabajo muy importante. Luego entonces, el argumento de suspender técnicos académicos para ahorrar carece de sustento, es a todas luces falaz. El segundo argumento que aduce Espino, en el sentido del cruce de funciones, también carece de sustento: los técnicos que pretenden suspender dan clase de deporte, son responsables de talleres de música o pintura o teatro, son comunicadores y encargados de tutorías, responsables de atención a estudiantes becarios, etcétera, todas funciones que son parte de las actividades sustantivas que no tienen relación con el perfil que reclama el Stuaz. Entonces, si no hay racionalidad legítima que soporte las acciones de la Rectoría y el líder de trabajadores administrativos,  la pregunta es, ¿cuál es el móvil real de su conducta?

En estos momentos es vital saber cómo invertir las energías. Con estos conflictos creados de manera artificial por Silva-Espino, los universitarios perdemos tiempo y esfuerzo tanto en nuestra actividad sustantiva diaria, como en la oportunidad de trabajar para armar propuestas técnicamente justificadas que ayuden a la institución a resolver la crisis estructural. En otras palabras, deberíamos estar investigando, publicando, haciendo convenios, concentrados en el buen curso de nuestra cátedra y difundiendo el gusto por la ciencia, el arte y el deporte; y también reunidos debatiendo el modelo académico de la UAZ, y las múltiples posibilidades de contribuir con el desarrollo del estado de Zacatecas; y no haciendo reuniones o protestas para defender los elementales derechos de los académicos que hacen bien su trabajo y son parte esencial del quehacer universitario.

Pero quien conduce: extravía. El Rector debería ahora mismo estar circulando la convocatoria al Consejo Universitario, promoviendo el debate ordenado y generando acuerdos para solucionar los problemas institucionales; en lugar de eso, el rector atora y estanca todo acuerdo posible y genera conflictos sin fruto para la Universidad. Estamos en plena desesperación institucional: la desesperación es un-estado-de-no-poder-salir. Y el encargado de gestionar las salidas es quien cierra las puertas y apaga las luces. ¿Hay alguien en la administración central donde quepa la prudencia y eviten que el Rector ordene la baja de los técnicos académicos que le exige el delirio del señor Espino? Si no hay alguien con la cordura suficiente para priorizar la construcción de acuerdos en lugar de la detonación de conflictos, tendrán que asumir la responsabilidad de su acción o de su omisión. Porque el Spauaz tiene muy clara su posición: defender con determinación a sus agremiados. Y los trabajadores manuales tienen también enorme responsabilidad: ¿no hay quien tenga el valor suficiente de superar el temor que prevalece en ese sindicato y detener los desvaríos de Espino que, además, no hace sino usar a los trabajadores para fines políticos donde sólo él sale beneficiado? ¿No tienen suficiente lección los trabajadores administrativos de la mala pasada que les hizo su líder en la negociación de su emplazamiento; donde lo que estaba en el centro eran las oscuras negociaciones políticas de éste y no los intereses de sus agremiados? Llamamos a la lucidez de los trabajadores de buena voluntad y a superar sus temores. ¡No tengan miedo! La fuerza de ese tiranillo son ustedes.

Por parte de la inteligencia universitaria ya hay iniciativas de diálogo en torno a propuestas torales para conducir a la UAZ fuera de la actual desesperación. Esperemos que los estudiantes que ahora han despertado se unan a esta dinámica y generen sus propias iniciativas: todos estos constituyen las fuerzas de la esperanza universitaria. ■

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