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jueves, 28 marzo, 2024
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Maciel, la solitaria oveja descarriada

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Luego de años de lucha y esfuerzos de activistas de diversas partes del mundo, la semana pasada el Comité de los Derechos de los Niños de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sentó en el banquillo de los acusados al más pequeño de los estados que la componen: al Vaticano, a quien acusa de violar la Convención de los Derechos del Niño, y a quien le exige destituir a los religiosos acusados de abusos a menores y entregarlos a la justicia civil de los países donde se encuentran.

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Para México, el caso emblemático es el del Padre Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, congregación que ahora pide perdón por el “comportamiento moral censurable” de aquél al que retratan ahora como un psicópata.

Muerto Maciel, ¿cuánto puede perderse con una disculpa? Aún más, ¿cuánto puede ganarse convirtiéndolo en un pederasta solitario de cuyas acciones nadie sabía y por tanto, nadie –al menos conscientemente- encubría?

El caso Maciel, según narra Ciro Gómez Leyva (el de antes) en la revista Nexos en 2010 (disponible en http://www.nexos.com.mx/?p=13792 ) fue publicado por primera vez, en 1997 en un diario de Estados Unidos llamado Hardfort Courart. Poco después el caso sería retomado de forma destacada por Gómez Leyva en CNI Canal 40 y el periódico La Jornada, entre otros.

En el texto citado, Gómez Leyva relata que el tema se cubrió gracias a la insistencia de Javier Moreno Valle, dueño del medio en el que trabaja Gómez, y quien convenció al periodista de buscar a las cuatro víctimas que habían declarado para el diario americano. Así se logró contactar a José Barba, Saúl Barrales, Alejandro Espinosa y José Antonio Pérez Olvera, quienes también dieron a conocer la drogadicción de Maciel que en ese momento fue omitida.

Gómez Leyva relata que cuando los legionarios supieron del programa de televisión que se preparaba para dar a conocer el asunto fueron a visitarlos, según describe el periodista: “Nunca quisieron dialogar. Iban a someternos. Prepotentes, groseros, jamás les escuché una palabra de duda o misericordia. Venían a conquistarnos, a aplastarnos si no les quedaba más (…) A los chantajes y advertencias siguieron las amenazas espirituales, comerciales y físicas: el programa no debería salir al aire.
Amenazas del padreaorio, rector de la Universidad Anáhuac: (…) De Luis Garza Medina, alto jerarca de la Legión; de ex legionarios, amigos del Regnum Christi, familiares, anunciantes, funcionarios del Gobierno Federal”.

Se unirían a la presión Roberto y Lorenzo Servitje, empresarios, poseedores del grupo Bimbo y otras empresas, quienes a partir de entonces rechazaron anunciarse en Canal 40, y según se dice convencerían a otros anunciantes de hacer lo mismo.

La presión también llegó desde el lado gubernamental, Liébano Saénz, secretario particular de Ernesto Zedillo entonces Presidente de la República, también solicitó que el programa con los testimonios de las víctimas de Maciel no fuera transmitido. Argumentaba que se le haría un gran daño al país, pero no supo, o no quiso explicar más.

Según el testimonio de Moreno Valle también hizo presión Carlos Ruiz Sacristán, secretario de Comunicaciones y Transportes; primero de viva voz, luego pidiendo a Alfredo Elías, director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares que lo convenciera de cejar en su esfuerzo por transmitir el programa.

Ciro Gómez Leyva (el de aquel entonces) cuenta que dos horas antes de transmitir el programa en cuestión, llamaron a su casa y amenazaron a su esposa y a sus hijos de entonces tres años y seis meses.

Todo fue en vano, los testimonios contra el pederasta salieron al aire, los anunciantes retiraron sus inversiones, y Canal 40 entró en la crisis económica que lo llevaría a hacer un arreglo con TV Azteca que a la postre terminaría quitándole las instalaciones del cerro del Chiquihuite con mercenarios y haciendo justicia con propia mano.

Maciel siguió en la impunidad protegido por Karol Wojtyla casi diez años más. Juan Pablo II el mismo que se reunía con dictadores, pero humillaba en público al sacerdote Ernesto Cardenal por estar del lado de los pobres en Nicaragua, pasaba por alto los pecadillos de Maciel a quien llamaba un “ejemplo para la juventud” y le aceptaba de buena gana los millones de dólares que el otro recogía de las almas arrepentidas y generosas de las personas más ricas de este país.

Era entonces 1997, Maciel era un santo atacado por las fuerzas del mal que perseguían a la Santa iglesia católica. Hoy, es un pederasta solitario, un psicópata, un “negrito en el arroz” que sin embargo, a pesar de ser conocidos sus crímenes desde los años cincuenta (Cardenal Sandoval Íñiguez dixit) fue protegido medio siglo por muchos que siguen vivos y que están ahí, en los mismos lugares de poder que en aquel entonces. ■

@luciamedinas

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