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viernes, 29 marzo, 2024
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Caso ieez: los partidos como hacendados del poder

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

La lucha por la apertura democrática implica ir más allá de restringido límite del sistema de partidos y dirigirse al empoderamiento ciudadano en todos los procesos que definan la conquista del poder público, su ejercicio y vigilancia. Así se explican las iniciativas de candidaturas por fuera de los partidos políticos, las llamadas candidaturas independientes; la iniciativa ciudadana, que es la posibilidad de que un número determinado de personas presente iniciativas de ley, y no sólo los diputados que provienen de partidos políticos; la consulta popular a través de plebiscitos y referéndum, para que decisiones trascendentales en materia de actos de gobierno o de leyes, sean tomadas por la población y su dictamen no solamente sea producto de acuerdos al interior de las fracciones parlamentarias o de negociaciones entre líderes partidarios. Como podemos observar la puja por la apertura democrática consiste en ciudadanizar la política.

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En reformas políticas anteriores hubo algunos aciertos en la construcción de los órganos electorales: el Instituto Federal Electoral y los Institutos Estatales Electorales se justificaron como órganos ciudadanizados, y con ello se intentó garantizar la objetividad e imparcialidad en su funcionamiento y, lo más importante, que la prioridad de sus decisiones y dictámenes siempre sea el interés de los ciudadanos, más allá de los propios partidos.

Pero la maquinaria de los partidos se resiste a ciudadanizar la política: en su momento se opusieron a las candidaturas independientes, se han opuesto de manera rotunda a la revocación del mandato y le ponen candados o umbrales imposibles a la consulta popular para leyes o actos de gobierno. Son los signos propios de la mutación de clase a casta política.

La constitución de casta significa su separación de la fuente de legitimidad y la autorreferencialidad en el ejercicio del poder. Otro signo fue la manera en que se impulsaron las últimas reformas constitucionales; y otro signo más, es justamente lo que ocurre en Zacatecas con la conformación del Consejo del Instituto Estatal Electoral.

Este órgano dejó de ser “Consejo Ciudadano” y fue invadido por los diversos partidos políticos designando a sus operadores partidarios para su conformación. Con ello, convierten a este órgano en una mesa de concertación política, y no en aquello para lo que fue pensado, una garantía de objetividad ciudadana. Una vez que el Tribunal Federal Electoral les mandató reponer el procedimiento, persiste la tentación de volver a violar el espíritu de la ley acercándose un poco más a su letra.

Es importante la cordura política de las dirigencias partidarias, especialmente del PRI, para no designar a sus operadores para desempeñar la función de árbitros electorales. De hacerlo, el mensaje a la sociedad civil es contundente al mismo tiempo que alarmante: la sociedad civil no existe para ellos, y se imponen como casta en el poder. Y el desprestigio de los partidos sigue, pero ahora porque se han autoerigido en los hacendados del poder.

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