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miércoles, 24 abril, 2024
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Por: RENÉ LARA RAMOS •

A finales de septiembre 2013, José Emilio Pacheco habló para La Jornada sobre la importancia fundamental de la poesía, para resistir el horror que nos rodea. Apreciación certera contra una contemporaneidad neoliberal, inútil para impedir que en aquella lectura emergiera la felicidad para sus lectores o escuchas de poesía. Señal de buena salud cultural y política en este país que ni puede ni debe ser sometido en absoluto por el neoliberalismo, cuya inmediatez y largo plazo coinciden en extraer al ser humano de los mexicanos y a su sociedad, el máximo de ganancias posibles al abrigo de reformas constitucionales hechas para impedir la constitución de lo posible, a costa de eliminar lo humano y lo social como principio y fin de lo constituyente económico y político. Coexistencia difícil de una nada Suave Patria, atosigada por la exacerbación del lucro a costa de sí misma y mediante la superexplotación de los mexicanos, asediados cada vez más para despojarlos de sí mismos y de condiciones posibles para aprovechar más humana y socialmente sus recursos y con base en ello sostener y desplegar su vida diaria, la de su sociedad y estado. Una transformación ocurrió y ya no cruza el cielo nacional, “el relámpago verde de los loros”, al que aludió López Velarde. Ahora lo ensombrece y domina, el “relámpago verde de los dólares”, como Efraín Huerta advirtió, en su Avenida Juárez.

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A José Emilio Pacheco le tocó morir bajo el cielo del Pacto por México, engendro fundante, insignia de la actual dominación política que no sujeta por igual a gobernados y gobernante. Este último, siempre muestra ante las cámaras una sonrisa congelada a flor de labios en señal de obedecer o acatar los designios de los dominadores ávidos de someter a los mexicanos, tengan o carezcan de trabajo; cuenten o no, con opciones constitucionales para ganarse la vida y subsistir para poder ver, si en alguna futura generación sus descendientes alcanzan el grado y beneficio de ser explotados. Hoy sólo pueden soñar que sus descendientes, después de unos 15 o 20 años, estén en el escalafón nacional para alcanzar ese beneficio.
Para sostener en lo alto el prestigio político neoliberal de Peña Nieto y su gobierno, basta mantener abierta la imposibilidad anterior y su justificación en los medios. Para la oficialidad, México no es un país sin esperanza, al contrario, basta un guiño de Peña Nieto a Rosario Robles para que con escalafón y numeración estricta se pueda inscribir a grupos de mexicanos en lista de espera para recibir una despensa sexenal. Adjetivo que muestra la moderna simultaneidad política: ser o no ser a la vez, pero cuestión clave que abre un compás de espera, mínimo de 5 años a partir de esta fecha y máximo de 75 para recibirla. Sumados: 5 + 75, hacen los 80 años que espera gobernar el PRI en esta nada nueva, sino ajada y desdichada era neoliberal. Más envejecida desde julio y diciembre de 2012, cuando las elecciones federales – presidenciales en México se decidieron, no por el número de votos, eliminado desde 2006 por el agandalle de Felipe Calderón como criterio cuantitativo de democracia política, sino por la nube de monederos electrónicos, entregados a los marchantes políticos para que acudan cuando quieran gastar, solos o en grupo, ante las cajas de Soriana y otros centros comerciales donde se pueda sustanciar su voto, sin precisar para ello, hacerlo antes o después de la elección. Así se evitan mal entendidos democráticos pues para intervenir con libertad en un mercado libre, el requisito es contar con poder adquisitivo y ése no lo otorga la credencial de elector. El éxito y novedad de esa transubstanciación política es un novedoso y polivalente procedimiento de mala educación, ¿trasfondo de la cacareada Reforma Educativa? Obvio, pues muy distinto ¿y superior? es el poder efectivo de las tarjetas Monex, al del conocimiento. Con este último nada se puede adquirir en un centro comercial y eso puede afectar y eventualmente hacer entrar en crisis al súper – moderno sistema neoliberal. Espere usted y verá, cómo mediante ese mismo mecanismo social – utilitario van a poder llegar a deponer las armas las autodefensas, cuando se active en aquellas hoy lejanas tierras, la novedad de la sana competencia entre el súper y la comer. Todos, tirios y troyanos, con sus tarjetas pre-pagadas se dedicarán sana y “liberalmente” a gastar. No faltará alguna trasnacional – nacional que llegue a instalar fábricas de palillos para que los lugareños cuenten con mondadientes de buena calidad y no acudan más a las espinas de maguey o de nopales, todavía usuales en otros climas. Mientras, José Emilio deja una herencia política que consiste en reñir cada día a la vida con alegría y tesón cultural, quien quite y en ese devenir, alguien de pronto escribe un poema y lo ofrece a los demás. ¡Adelante! ■

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