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viernes, 19 abril, 2024
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Dos ejes estratégicos de acción para superar la crisis en la UAZ

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO •

La solución de los ya conocidos problemas de la UAZ, en este momento, tiene dos niveles de acción: por un lado están los obstáculos para lograr acuerdos internos y con ello, guardar la indispensable cohesión, ya que sin acuerdos la solución a los múltiples problemas estará estancada. El segundo nivel es el tipo de gestión que se haga en las instancias federales (que son las que darán solución al problema financiero), específicamente con la Secretaría de Hacienda. En suma, para superar la crisis actual en la universidad se requiere revisar de qué manera se toman los acuerdos internos y cómo se gestiona la solución en Hacienda.

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Pues bien, sucede que los acuerdos internos no ocurren. NO hay tal cosa. La Rectoría no pone a funcionar mecanismos para generar los acuerdos con los diversos actores universitarios: ni con el colectivo de directores, ni con los cuerpos académicos, ni con algunas de sus personalidades, ni con asambleas de profesores, ni siquiera al interior de la administración central (van cero reuniones de planeación del cuerpo administrativo); y de manera especial, el Consejo Universitario, como máxima autoridad de decisión, no está en funcionamiento. El Consejo es la instancia deliberativa por excelencia con carácter vinculante al interior de la institución; y justo esta importante instancia no está en funcionamiento. En resumen, tenemos una situación de parálisis de las instancias colegiadas de construcción de acuerdos, y una situación donde un muy pequeño grupo de funcionarios (la mayoría está excluido) toma las decisiones. Y este grupito de funcionarios no ha entablado ni siquiera una mesa de diálogo responsable con el sindicato de profesores; por el contrario, la respuesta de la Rectoría al pliego petitorio del spauaz en la actual revisión, fue intentar negar la legalidad del emplazamiento: una medida que en lugar de acercar posiciones, las rompe. El diagnóstico pues, es que padecemos una (im) potente desintegración y parálisis del mando universitario, de fragmentación en la orientación: un vacío de conducción.
Por el otro lado, en relación a la gestión de la solución con Hacienda, sucede que dicha Secretaria estableció una mesa de negociación con la Universidad para que se presentaran modelos que dieran solución de mediano y largo plazo al problema financiero, y no sabemos qué se ha propuesto, pero lo que sí sabemos es que no se ha llegado a ningún acuerdo. El propio sindicato de profesores fue invitado por una legisladora a hacer propuestas, pero no ha hecho ninguna. El sindicato se ha limitado a un tipo de acción doméstica, que se restringe a llamar al rector para ver si ya logró resolver el problema financiero. El diagnóstico es que hay una omisión de gestión federal por el actor colectivo que más necesita de la solución, el sindicato de profesores.

En el escorzo del grupo de funcionarios y actores que toman las decisiones centrales en la Universidad, que les llamaremos la rectoría-real, su actuación está dirigida a un lugar oscuro para la institución. Oscurecer es silenciar a los actores e inhibir toda acción colectiva, y esto último es esencial para llevar a cabo la vieja propuesta de los miembros de la rectoría-real han promovido en la oscuridad: declarar insolvente a la UAZ y, con ello, disolver el contrato colectivo de trabajo; y además, hacer del mando universitario una junta de gobierno, para convertir a la Universidad en una institución normalizada. Por ello, la rectoría-real actúa con las fuerzas obscuras.

En resumen, si por un lado están los universitarios fragmentados y con las estructuras para la deliberación inhibidas, y además sin propuesta estratégica de la institución para gestionarla en Gobierno Federal; y por el otro, las fuerzas obscuras están llevando a la institución al despeñadero… ¿qué se debe hacer? La vía de acción deberá orientarse a activar las estructuras deliberativas en la UAZ, formales y autónomas. Después de que desaparecieron las corrientes universitarias, y dieron lugar a los grupos; también estos últimos (menos uno) desaparecieron y dieron lugar al dominio de las burocracias, los espacios de discusión y debate autónomos prácticamente desaparecieron. Y además, en esta administración se han desmontado las estructuras formales. Así pues, para salir de la crisis es vital reactivar las estructuras de deliberación formales, aprovechando lo poco que existe. Y esta tarea la puede realizar justamente el sindicato de profesores: la coordinadora de delegados puede ser una instancia de detonación para la deliberación en toda la universidad. Y en esa discusión, el gran tema es la elaboración de un modelo estratégico para enfrentar la crisis financiera. En este proceso es fundamental que los académicos con solvencia moral actúen, porque el ingrediente que hace que se forme todo tipo de capital social, es la confianza. La mutua falta de confianza entre actores es el mayor obstáculo para lograr reactivar la vida democrática en la universidad. Los sujetos que deben detonar este proceso de recuperación del tejido político (en sentido amplio) de la UAZ, son los liderazgos que aún quedan, pero haciendo dos cosas esenciales: superando el sectarismo actual, y dándole relevancia política a los muchos liderazgos académicos que ahora mismo tiene la institución. La Universidad tiene muchos liderazgos académicos, pero políticamente inhibidos. La cuestión es lograr un primer acuerdo básico entre estos liderazgos: una ruta crítica para revivir las estructuras de deliberación y decisión, donde puedan participar todos los universitarios. Todos.
Se deben preguntar: ¿cuál puede ser la propuesta concreta de ruta para que nuestra alma mater recupere su democracia perdida; y ayude contener el avance de las fuerzas obscuras que la llevan directo al precipicio? Estos son las dos grandes condiciones que se deben cumplir para realmente salir de la crisis: reactivar la deliberación para lograr acuerdos internos, y con ello, elaborar una propuesta de modelo estratégico para enfrentar la gestión con Gobierno Federal. ■

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