■ Había gran cantidad de injusticias que se traducían en falta de tierra, alimentos y salud: VQ
El Frente Popular de Zacatecas, el Movimiento Mayo 29 y el Frente Popular de Lucha de Zacatecas, celebraron el 40 aniversario del movimiento popular, campesino y estudiantil que asombró en la década de los 70 del siglo pasado por su capacidad organizativa contra la terratenencia que imperó en ese momento en el estado.
En el acto protocolario realizado por el Movimiento Mayo 29, Abel García presentó el libro Memoria Viva: 1974-2014, que contiene testimonios de personalidades que protagonizaron ese movimiento social.
“Las disidencias son legítimas. Nuestra mística era plantear que no hubiera ningún gramo de energía que no fuera en función de la rebeldía y jamás utilizar la fuerza creada por las comunidades para lanzarnos con ambiciones personales hacia cualquier espacio electoral. Esa fue una definición que se hizo desde el congreso fundacional del Frente”, señaló.
Sin embargo, recordó que posteriormente algunos integrantes recurrieron a la tentación electoral, y aunque ese hecho no es por sí mismo condenable, el problema reside en que “jamás se hizo un congreso igual al de la fundación para redefinir esos rumbos. Ese fue un reclamo que se hizo en su momento a muchos compañeros”.
En el libro presentado, se hace un recuento de antecedentes de luchas previas a la fundación del Frente, entre ellas la realizada en contra de los concesionarios del transporte de Guadalupe y otras más para exigir escuelas y servicios municipales en las colonias de la periferia de la capital del estado.
Samuel Quintero, en su testimonio, recuerda a todos aquellos que se integraron a las brigadas de apoyo en el trabajo con colonos y campesinos, y describe la panorámica de todas aquellas luchas no frentistas que se presentaron.
Gonzalo Llamas Bernal, por su parte, expone en el libro la lucha agraria en Casablanca desde el expediente de 1957 hasta la consecución definitiva de la tierra a finales de 1975, además que hace un llamado a la ética con que se deben conducir los militantes de la izquierda social a raíz de la disposición de ciertos bienes que, después de haber conseguido mediante la movilización, quedaron en manos de particulares.
Arturo Rivera explica la aguerrida y heroica comunidad de La Blanquita, desde sus mártires agrarios de 1928 hasta la actualidad, mientras que Laura Rodríguez Cervantes “es el perfil paradigmático de lo que debe ser una brigadista con toda la mística compasiva y laica de esos años”.
Francisco Javier Contreras plantea una crítica a uno de los personajes fundadores del Frente del que no cree necesario dar a conocer su nombre y cuestiona el repentino cambio de paradigma que va de la acción directa y el radicalismo antielectoral originario, al redil electorero más ramplón, sin que antes se haya redefinido transitar hacia ello.
Luego de referirse al contenido del libro, Abel García dijo que a pesar que la actualidad no pueden celebrarse los avatares de una lucha social arrinconada por el neoliberalismo, “yo celebro la aparición de este libro pequeño salido de las plumas de personas que no son escritores ni profesionales, sino de compañeros que estuvieron ahí y siguen estando aquí para contarlo”.
Laura Rodríguez Cervantes, recordó que la constitución del Frente Popular obedeció a la necesidad de luchar por la tierra, bajo el liderazgo de Jesús Pérez Cuevas. “Nos tocó vivir el los momentos de las tomas de tierra, porque se decía que había medio millón de hectáreas acaparadas en 30 familias, a pesar que la ley establece que un propietario sólo debía tener un máximo de 100 hectáreas”.
En ese contexto, los campesinos, colonos y universitarios recurrieron a la toma de la tierra debido a que se agotaron los trámites agrarios y a la cerrazón del Estado a favor del latifundio.
Según recordó, en 1976 se llevaron a cabo otras tomas de tierra, pero fueron desalojadas. En respuesta hubo una marcha que inició en cuatro puntos: Fresnillo, Villa de Cos, Villanueva y Guadalupe, hasta llegar a Plaza de Armas en la capital para exigir solución a sus demandas.
La movilización continúo varios años “pero es una historia que todavía no termina, porque estamos viviendo las mismas condiciones impuestas ahora por el modelo neoliberal. Por eso hacemos un llamado a la unidad y a cerrar filas en as organizaciones sociales”.
En otro evento convocado por el Frente Popular de Zacatecas, Francisco Valerio Quintero, primer presidente de esa organización, expuso que hace 40 años había una gran cantidad de injusticias que se traducían no solamente en la falta de un espacio para cobijar a las familias ni de la falta de un pedazo de tierra para llevar alimentos, sino también en muy malas condiciones de salud, pues “las personas nacían, se reproducían, pero era como si no fueran personas”.
De la misma manera que los campesinos fueron fustigados al momento de negarles un pedazo de tierra al que tenían derecho, los terratenientes recuperaban el pensamiento de su ascendencia y afirmaban que en Zacatecas no había latifundios, sino pequeñas propiedades amparadas en certificados.
El académico comentó que al mismo tiempo de lograr la transformación de esas condiciones, al interior de la Universidad Autónoma de Zacatecas también hubo cambios importantes.
“Quiero dejar sentado que la universidad tropezó con el problema agrario cuando andaba en busca de sí misma. Es decir, cuando trataba de establecer su identidad social y académica. Seguramente es mucho lo que debe el sector campesino a los universitarios que tomaron como propia sus demandas, pero es mucho más lo que debe la UAZ al movimiento popular en el cual destacaron los campesinos frentistas y los colonos al momento de que fue amenazada la autonomía universitaria en el año de 1977, expresó Valerio Quintero.
Concluyó que el 40 aniversario del Frente Popular no es el momento para regalar aplausos, sino para reflexionar la realidad que se está viviendo en la actualidad en la que se repiten muchos de los vicios del pasado. “Ya tuvimos un momento de lucha. Creo muy bien que podemos tener otro”.
