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miércoles, 17 abril, 2024
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Importancia de la oposición

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

No hay tranquilidad en México ni debe haberla ante los embates neoliberales a enfrentar por la inmensa mayoría de los mexicanos como condición básica para su sobrevivencia humana, social, política, económica y cultural. Ése es el reto y mediante violentas campañas de medios se quiere poner en jaque a la humanidad, sociabilidad y civilidad de la mayoría de los mexicanos, atosigados por los efectos del llamado Pacto por México, instrumento de gobierno al servicio de los riquillos de siempre, que se haría añicos si Peña Nieto como presidente gobernara para todos los mexicanos, sin estar dispuesto y dedicado a complacer (a los riquillos) y facilitar con sus políticas que llenen de oro sus alforjas, elemento casi nulo para la gran mayoría. La decrepitud de su gobierno no muestra la aparente juventud de Peña Nieto, opacada por algo que debe estar erradicado: un autoritarismo institucional, cuya vigencia impide a la cámara de diputados asumir con sentido racional, cívico y democrático, el quehacer de legislar por la Patria y por la mayoría de los mexicanos como motivo o destino, valor político supremo y encomienda nacional. En cambio, esa Legislatura se comporta como ato al servicio de los intereses empresariales que sujetan la investidura presidencial y pasan por encima del mermado mandato popular que los llevó al H. Congreso.

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Si la sociedad es una realidad objetiva, compleja y varía, no se puede estar ajeno a lo que en ella ocurre, porque de ello, de algún modo, somos responsables y éste es punto de partida para cualquier intervención en ella. Así sea la de nombrarla, en general y a sus aspectos, sin que ello signifique, o sea, neutralidad alguna porque al dar nombre a lo que social y políticamente ocurre se posibilita iniciar una eventual intervención, si ello se provoca involucrarse con ella para dilucidarla. Mejor aún, si al nombrar suman otras voces su riqueza de significación o experiencia, el despliegue del bucle del pensar y del nombrar emergerá como opción de lucha política al agitarse en la interacción con los demás y en los medios. Hoy, si a las palabras se las lleva el viento, la escritura las fija, el video las graba y se crean opciones de recurrencia que pueden dar lugar a la insistencia en el nombrar y tal vez hasta se culmine en inventar otras formas del sentir y del actuar: la alocución, la escritura, la reunión, la marcha, el mitin, la suscripción de compromisos a más plazo y complejidad, son múltiples formas de iniciar a imaginar y desplegar el pensar una institucionalidad alternativa a la opresión presente. En esas nos viéramos.

Con todo, la terca realidad se impone y el alud y la tormenta de spots en nada aligeran el carácter de clase de las reformas de Peña Nieto. Al contrario, con nitidez destaca su incredibilidad como causa de la ausente credibilidad esperada.
Su rechazo en el debate y con cada vez más fuerza su intrusión en lo experiencial prueba que la mayoría de los mexicanos en su vida diaria experimenta la nocividad de dichas reformas para su salud integral, no sólo económica. Tal vez ayude a comprender con más justeza a sus autores e impulsores, la siguiente caracterización hecha por Bernardo Bátiz: “Insensibles, lejanos, ignorantes de la vida y de los problemas de la gente, los integrantes de la llamada clase política están acorralando al pueblo; lo hacen a través de sus leyes mal traducidas del inglés, de sus políticas económicas aprendidas en universidades estadunidenses y también por medio de sus ocurrencias y frivolidades; ignoran historia, teoría política, conceptos básicos de la democracia y gobiernan para unos cuantos principios que aceptan en forma dogmática y se niegan a discutir.” ¡Ups! Esta caracterización deja como falda de hawaiana al academicismo del pomposo señor Videgaray.

Para rematar a la posibilidad política democrática, una política autoritaria más: la reforma profunda del campo, anunciada por Peña Nieto, consistente en la transformación del marco jurídico agropecuario que afectará el marco jurídico de regulación de la tenencia de la tierra y el de la producción. Los ejes: Un campo justo, productivo, rentable, sustentable y seguridad alimentaria. ¡Uff! La realidad: profundizar la certeza jurídica a los empresarios y continuar el saqueo de los bienes naturales del país; una mayor intrusión de empresas agroalimentarias para intensificar la venta de agroquímicos y semillas para a los campesinos. ¿Hay novedad?

El campo de lucha se traslada a la redacción de las leyes secundarias. La apariencia oficial será igual, de tolerancia: sin mayoría en las cámaras, la oposición puede decir y proponer lo que quiera. El éxito del PRI radica en operar con la mayoría mecánica. ¿Se logrará articular una oposición política plural, capaz y decidida que confronte en unidad crítica, hasta de sí misma, las propuestas de Peña Nieto, lesivas al país y para la mayoría de los mexicanos? ■

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