Inicia un año y con el tobogán en el que nos veremos la mayoría de los mexicanos, una caída en la que se presagia difícil de evitar, la cuestión fundamentalmente económica tiene un color negro, semejante a un túnel en el cual la obscuridad es permanente y no se ve la posibilidad de ver al final una pequeña luz que anime a los contribuyentes de toda índole.
El esquema del reparto de la riqueza social generada es totalmente asimétrico y favorece al gran capital y a las finanzas públicas, las nuevas reglas de la economía gubernamental serán aplicadas con férrea disciplina a todas las instituciones sean del tipo o giro en el que operan.
Cuál es realmente el futuro de México al mediano plazo, en el cual tendrán que vivir la mayoría de los mexicanos de las diversas edades y condición social, qué es lo hipotéticamente puede hacer que la experiencia histórica que resulte alagüeña, que mínimo se integren a la educación, la salud, la vivienda, el empleo bien remunerado y sobre todo gocen de seguridad, cultura y esparcimiento familiar, es realmente un gran compromiso que no se ve por donde pueda garantizar quien tiene el mando en el país.
Sin embargo una de la vías que debe aprovecharse es lograr la acumulación de capital ciudadano crítico, con una densidad de acción capaz de establecer líneas de diálogo y propuestas de proyectos que beneficien a la sociedad cuyo contenido generen procesos de identidad significativos los cuales en el imaginario simbólico como diría Octavio Paz no se desgaste y se pierda el ser del mexicano, que se trascienda la inmediatez y permanezca viva la cultura que heredamos y hemos construido a través de estos siglos.
Afortunadamente para el mexicano no todo es política y economía, también existe la cultura como un gran espacio en el que se expresan los deseos, los anhelos, los sueños y la vida y la muerte como momentos de risa y llanto, no debemos de abandonar la religiosidad del pueblo mexicano por otras “creencias” construidas por los mass media que generan ídolos de barro cuya función es la alienación que permite hacer añicos la conciencia del estar en el mundo y ser para con los demás.
Entiendo que la cosa económica y su salvaguarda la política, son caras de una misma moneda: valor y estado, pero la racionalidad económica y el ejercicio político no construyen por si mismo futuro. Véase los casos de los países emergentes en los cuales la educación es una variable sine quo non, que sin la cual es imposible insertarse exitosamente en la globalización y vivir la modernidad, sin confundirla con la modernización que únicamente posee como contenido incorporar tecnologías al proceso productivo en aras de reducir el componente humano y elevar la ganancia por la vía de la productividad y estar al nivel de la densidad de capital a nivel mundial.
Modernización sin modernidad es causa de una democracia precoz, y caldo de cultivo para generar un autoritarismo, que aunado a un proceso de ensanchamiento de la extrema pobreza, el conflicto social tiene garantía de ser parte de la nueva época de México, fincar o apostar a estos procesos sin con precisión el proyecto 2040, es pasar a la historia sin la cualidad tan afanosamente buscada la de tener una estatura real de Estadista. ■
- Docente Investigador
de la Universidad Autónoma de Zacatecas
