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jueves, 25 abril, 2024
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Construir organización “desde abajo”, proponen jóvenes comunistas ante avance de neoliberalismo

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Por: ALMA RÍOS •

■ Encuentran inspiración en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, comparten

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“Estamos locos, nos dicen por ahí. Somos utópicos porque eso del comunismo ya no existe, ya se murió, es imposible hacerlo, ya se vio que no funcionó”, dice Susana Rodríguez Galindo, militante de la Juventud Comunista de México, para agregar que el capitalismo “tampoco es la forma”, pues dentro de este sistema que distorsiona las relaciones humanas y devasta la naturaleza “sabemos que los que nos espera es la muerte”.

Los miembros del Comité Colectivo de Base Simón Bolívar de la Juventud Comunista de México, que asienta su organización en Zacatecas, -una de las dos células que se ubican en el estado de esta expresión política nacida en el contexto de su primer Congreso Nacional los días 29 y 30 de enero de 2005-, exponen que es difícil proponer al socialismo como “la única verdadera alternativa”, pues hay que trascender tanto los errores históricos expresados en sus intentos fallidos, entre ellos la experiencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el actual sistema chino; como los mitos que ha creado el capitalismo contra él, en el que se le ve como “demoniaco”, al decir  Diego esto último, todos ríen.

Al respecto de lo que el nuevo comunismo puede ser, Diego Delgado, secretario de Relaciones, recupera como importante el “hermanamiento” que su  organización mantiene con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) mediante  la suscripción a la sexta Declaración de la Selva Lacandona y ofrece testimonio de la reciente participación en la denominada Escuelita Zapatista, para expresar que “cuando fuimos nos dimos cuenta realmente del tipo de relaciones que están construyendo  y que son contrarias totalmente a las que el capitalismo impone”.

“Allá aprendimos en la práctica, fuera de discursos y de utopías incluso, que se puede y que realmente existe eso”. A lo que se refiere es a la democracia.  Destaca como parte de la crítica al denominado “socialismo real”  que se convirtió en un socialismo fallido cuando dejó de ser democrático.

En los caracoles zapatistas, unidades de gobierno autónomo que fueron iniciadas tras lo que denunció el EZLN como el incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés por Gobierno federal, “hay democracia, allá el pueblo, la gente desde abajo es quien dicta”, agrega.

Este primero de enero se cumplirán 20 años del alzamiento zapatista, cuya irrupción en la vida política de México se inició a la par de la entrada en vigor  del Tratado de Libre Comercio (TLC).

Su aparición tras la caída del muro de Berlín -símbolo de la división del mundo en la que operó la “guerra fría” entre capitalismo y socialismo-, y su particular forma de construir organización que ha destacado el principio de “mandar obedeciendo”, ha constituido una inspiración para otros grupos  en la construcción de una izquierda no oficialista, como es el caso del Partido de los Comunistas, “hermano mayor” de la Juventud Comunista de México, y por ende éste último.

Desde la firma del TLC a la reciente Reforma Energética, han transcurrido 20 años de zapatismo, y también, lo que se considera la concreción de una serie de iniciativas de carácter neoliberal que encontraron como uno de sus eslabones definitivos la reciente Reforma Energética.

Para los jóvenes comunistas esta “reforma estructural” es un evento esperado, algo que no debe sorprender en la dinámica del capitalismo.  Por ello descartan la efectividad de la consulta ciudadana que proponen algunas fuerzas políticas como el PRD, Morena y organizaciones ciudadanas como El Grito Más fuerte.

Subrayan que las mismas no son vinculatorias para revertirla y  las califican como “una burla para el pueblo”. 

“Este tipo de consultas sirven desde nuestro análisis como una esperanza para el pueblo que todavía no tiene claro que están dictadas y van a pasar como sea”, aporta Juan Manuel Noriega, secretario del Colectivo, y remata; “al gobierno no le importa lo que piense la gente”.

Ante este escenario expresan que lo que ha sido siempre indispensable es la organización, en la que encuentran entre otros referentes que les inspiran las construcciones de gobiernos autónomos y colectivos realizadas por el zapatismo.

“Construir desde abajo” sin confiar en la política oficial y su vía electoral, pues “nunca sus elecciones han sido democráticas”. Con esa expresión se refiere a la “política” que recibe recursos del erario público y con la cual dice, manifiestan una franca ruptura.

De esta manera para edificar lo que llaman “centralismo democrático”, un modo de tomar decisiones desde la colectividad donde no existan liderazgos que usurpen las decisiones de la mayoría,  debe dejarse de lado también la idea de homogeneizar la lucha, una idea que recuperan del zapatismo  como también el hacer esa edificación “más bien desde lo pequeñito (…) creando la semillita de la organización de la conciencia en colectivo”.

Sin dejar de apostarle a la revolución social amplia que encuentran  posible en la convocatoria que lanzó el EZLN mediante la sexta Declaración de la Selva Lacandona, operan mediante iniciativas que buscan ir metiéndose a las colonias, a los barrios, a hacer organización.

“Hay que recordar que las Fuerzas de Liberación Nacional comenzaron en el 79, metiéndose a los pueblos y así poquito a poquito iban buscando gente, empezaron de 10 personas… y el 21 de diciembre  de 2012  ‘el día del fin del mundo’ salieron  como de la nada  40 mil zapatistas…quien sabe cuántos más serán….”, agrega Diego.

Susana,  Juan Manuel y Diego, 26, 24 y 22 años de edad respectivamente-, creen que “dure mucho o dure poco  (su lucha) ahí vamos a estar. Esta es nuestra responsabilidad, tenemos un deber moral tanto con nosotros como para la sociedad y para quienes estuvieron antes de nosotros, para el mundo y la naturaleza”, agrega la joven.

Esta pelea es de largo aliento, “es esto o salir y simular que vives una vida feliz, hacer tu familia. Decir: ¡Ah sí de joven yo fui comunista, anduve haciendo y deshaciendo y todo esto pero ¡ah no!, ahora ya vivo acá tengo mi trabajo y tengo mi familia …No se puede hacer eso, no se puede hacer como que no pasa nada”.

La Juventud Comunista de México mediante su Comité Colectivo Simón Bolívar se ha solidarizado, con entre otras iniciativas, la huelga minera en San Martín en el municipio Sombrerete, misma que mantiene desde diciembre de 2013 el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSSRM).

Como colectivo comenta, cada sábado se reúnen en instalaciones de la Biblioteca Central de la Universidad Autónoma de Zacatecas para realizar juntas de comité y estudio, esto último considerado de gran importancia para su formación, a la que se integran jóvenes de entre 16 y 30 años.

A diferencia de las épocas del clandestinaje del comunismo en México, expresan, sus reuniones son abiertas y tienen espacios en Internet como Jucomex.com y en Facebook perfiles de la Juventud Comunista de México mediante sus colectivos Simón Bolívar y Tenamaxtle.

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