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jueves, 28 marzo, 2024
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Migrantes internos, segmento más vulnerable de la clase laboral, advierte académico

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Por: REDACCIÓN •

■ “Sólo queremos trabajar”, explica Alejandra Gaytán, originaria de San Luis Potosí

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■ La mujer diariamente viaja a la ciudad de Zacatecas a pedir limosna o buscar empleo

Debajo de un mezquite, Alejandra Gaytán descansa junto a su hija. Toda la mañana permanecieron paradas al lado de la vía del tren. Son originarias de la comunidad Sauz de Calera, ubicada en el municipio de Villa de Ramos, San Luis Potosí.

Cuenta que viene “los fines de semana para pedir trabajo o una ayuda, una dispensa”, pues en el rancho no hay empleo, únicamente hay para los varones en una empacadora de chile instalada en la comunidad. En seguida sentencia: “allá no hay trabajo para nada, por eso tiene uno que andar aquí pidiendo trabajo y todo eso”.

Desde las 8 horas esta mujer, acompañada por uno de sus cinco hijos, pide limosna y solicita empleo a los conductores que transitan por esta vía. El ingreso que obtiene para su casa es el que ella consigue de la caridad, pues su esposo, de 72 años, tiene poca energía y oportunidades para ocuparse laboralmente.

Alejandra es uno de los 750 millones de migrantes internos que hay en el mundo, es decir, que tienen que emigrar al interior de su país para conseguir mejores condiciones socioeconómicas.

Según los datos del investigador y docente en la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la UAZ, Raúl Delgado Wise, son los migrantes internos el segmento más vulnerable de toda la clase trabajadora, ya que no tienen las oportunidades para trasladarse a otro país y buscar mejores condiciones de vida.

La migración es un fenómeno que aunque no es propio de la modernidad, sí se ha acentuado en mayor medida durante las últimas décadas. Hoy además de los migrantes internos, hay 240 millones de carácter internacional, lo que arroja un saldo de cerca de mil millones de personas que se encuentran en condición de migrantes, una proporción de “uno de cada 7 habitantes del planeta”, casi todos por cuestiones laborales, señala el académico.

Del campo a la ciudad

Al hablar de migración interna es común estudiar casos de familias enteras o de los jefes de éstas -sean hombres o mujeres- que han tenido que trasladarse del campo hacia las ciudades o a las zonas fronterizas para trabajar en las maquiladoras.

Delgado Wise identificó una “nueva geografía de la migración interna”, ya que pese a que en Zacatecas siempre ha existido este éxodo del campo a la ciudad, un fenómeno nuevo es el hecho de que la entidad empieza a convertirse en un receptor de migrantes internos de otras partes del país, y ya no sólo del estado.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en la localidad Sauz de Calera viven mil 166 personas, lo que la identifica como una zona rural, al contar con una población total menor a 2 mil 500.

Asimismo el propio instituto federal apunta que “el porcentaje de personas que habita en comunidades rurales ha disminuido. En 1950, representaba poco más de 57 por ciento del total de la población del país; en 1990 era de 29 por ciento y para 2010, esta cifra disminuyó hasta ubicarse en 22 por ciento”.

Alejandra suele emplearse en la capital como ayudante de limpieza en hogares particulares, pero esto ocurre cuando hay suerte, de lo contrario, limosnea en la vía y espera “a ver qué dios me da”. Llega a la ciudad a alrededor de las 8 horas y regresa a su comunidad a las 19 horas.

Es cuestión de días y de suerte, insiste, “a veces bien, a veces mal”, enfatiza al asumir la incertidumbre que vive a diario. “¡Ponte a trabajar!”, se escucha que le grita un taxista a un conocido de Alejandra que también está pidiendo en la vía. “Así es la gente, hay de todo”, dice ella.

Al poco tiempo llega una patrulla de la policía municipal. Bajan dos uniformados que dicen tener órdenes de desalojar a este grupo de personas.
Yo tengo mandos y patrones, me pagan y me dan órdenes.

Oiga, y por qué no viene el patrón para que nos dijera señora, el patrón de usted.
Eso algo que tienen que ver con el presidente municipal.

Oiga y dónde vive ese señor para ir a verlo.

Vaya a la presidencia. Son órdenes que nos dan a nosotros. Yo no puedo hacer nada, o hago mi trabajo y me pagan o no hago mi trabajo y me corren, y ahora de qué voy a comer yo y de qué va a comer mi familia.

Ándele pues mire, así como usted que trabaja para comer, nosotros vinimos aquí para comer algo, dice la mujer a los uniformados.

“Es importante que la opinión pública vaya cambiando, porque teníamos esa noción de que los que están en la calle están ahí aunque podían trabajar, y que se les hacía más fácil estar en la calle pidiendo dinero. No estamos muy acostumbrados en Zacatecas a tener gente que pida, pero lo que pasa es que ahora en todo el país se está viviendo una situación muy crítica. La gente está buscando cómo sobrevivir”, apunta Delgado Wise.

Necesitamos generar una educación más solidaria con este tipo de casos, expresa, sin embargo esta respuesta reactiva no atacará la causa que la origina: el modelo neoliberal. Ese es el gran problema a combatir, concluyó.

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