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viernes, 29 marzo, 2024
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Modificaciones constitucionales, sólo con el argumento de la fuerza numérica: Monreal

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Por: Admin •

■ Seguridad energética debería ser el bien público más importante de naciones desarrolladas

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Tras la aprobación en la Cámara Alta de la reforma energética, el senador petista, David Monreal Ávila que votó en contra de la disposición, calificó la modificación de tres artículos de la Constitución, como una de las más “obscenas” ya que se dio sin más argumento que el de la fuerza numérica y mediante un trámite rápido de ventanilla que no beneficiará al país y mucho menos a Zacatecas.

Sin contar que la decisión de la mayoría de los senadores ha transgredido la voluntad de una mayoría ciudadana que rechaza la reforma, la cual no pasó por alguna de las pruebas que la democracia participativa directa ha diseñado para modificar aspectos fundamentales de una Constitución, tales como la consulta popular, el plebiscito o el referéndum.

Por contrario, lamentó, que una mayoría calificada en el Congreso Federal y la mayoría simple de al menos 17 congresos estatales quieren ser suficientes para reformar aspectos esenciales y fundamentales de la Carta Magna.

A decir de Monreal la reforma constitucional no tiene siquiera la más elemental de las pruebas de técnica jurídica, ya que modificó tres artículos constitucionales, pero introdujo 21 transitorios que en sí mismos son otra Constitución, de modo que nulifican o contradicen disposiciones de orden superior.

Explicó que la más evidente se sostiene en el 27 constitucional con la prohibición de otorgar concesiones, pero en el cuarto transitorio se admite como modalidad de contrato la figura de “licencias”, que según dijo, el diccionario de la Real Academia es sinónimo de concesión, adjudicación, asignación, otorgamiento, permiso, privilegio, donación y entrega.

Otro ejemplo de imprecisión y vaguedad es la introducción de la figura jurídica de “asignaciones”, que es como un cajón de sastre donde caben 13 sinónimos y 16 antónimos, con lo que se abre la puerta a todo tipo de interpretaciones y controversias, atentando así contra la principal cualidad de una buena reforma, que es la certidumbre jurídica.

Comentó que entre las más de 500 reformas constitucionales que ha tenido la Constitución a lo largo de 96 años de vida, ninguna había presentado este “desaseo, manoseo y desprecio” por la técnica jurídica que trae consigo la iniciativa de reforma energética constitucional.

Para el senador, la  reforma tampoco pasó la prueba de la validación histórica, ya que la iniciativa original del Ejecutivo federal, decía estar inspirada en los contratos de utilidad compartida de la época de Lázaro Cárdenas, sin embargo, al incluir los contratos de producción compartida y las licencias de explotación petrolera, las cuales podrán ser contabilizadas como parte de los activos de las empresas petroleras, y al abrir indiscriminadamente el sector energético al capital privado, nacional y extranjero, el PRI y el PAN se fueron hasta toparse con Porfirio Díaz.
Calificó a la reforma por tanto, como una especie de matrimonio de bienes mancomunados en los que prostituye la letra y el espíritu original del artículo 27 constitucional, y por contrario resucita la aventura privatizadora de las dos leyes petroleras del porfiriato.

Es decir, la Ley del Petróleo del 24 de diciembre de 1901, donde se facultó al presidente a otorgar concesiones petroleras a particulares en terrenos nacionales y en zonas federales como ríos, playas, costas y lagunas, y la Ley Minera de 1909, la cual quitó a la nación el dominio sobre los yacimientos.

Agregó que incluso, en el inicio de la revolución energética que vive el mundo, por la transición de hidrocarburos caros y sucios al uso intensivo del gas shale y otras energías alternativas menos caras y más limpias, la seguridad energética nacional debería ser el bien público más importante de las naciones desarrolladas.  

Es así que seguridad energética nacional es el criterio con el que Estados Unidos y Canadá reconfiguran sus economías domésticas a fin de conservar una posición hegemónica, y también es el detonador con el que China e India crecen a tasas superiores al seis por ciento anual.

“Seguridad energética nacional es lo primero que apuntalan las potencias petroleras en sus estrategias de apertura, asociación y expansión, desde Arabia Saudita hasta Brasil, pero por desgracia es lo menos que trae esta reforma privatizadora del petróleo y la energía eléctrica”.

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