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jueves, 28 marzo, 2024
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Problemas, posibilidades, realidades

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

La semana anterior Andrés Manuel López Obrador (AMLO) vivió un episodio terrible, justo al momento de vislumbrar el tsunami petrolero previsto por él y percibir que la decisión de arrasar al país sería realidad legislativa, sin impedimento alguno ni legal.

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Aunque con diferencias, la inteligencia estadunidense y la inglesa estaban enteradas de que se lograría, con años o meses de anticipación que se remontan al fraude electoral de 2006 y al de 2011, cuando con spots, dinero en efectivo o en tarjetas de débito se dobló la voluntad política de millones de mexicanos, mediante la tradicional compra “oficial” de votos. En ese momento, la tensión que invadió a AMLO de algún modo tenía que disminuir o salir para preservar su vida. Por fortuna para la lucha democrática, el infarto de su corazón estuvo en buenas manos médicas desde su recepción y observación hospitalaria, hasta su prescripción y salida. Un problema lo rebasa: a la par de cuidarse, ni debe ni puede inhibir su participación política en asuntos vitales para la patria, ante el inminente riesgo de privatización, convertido en peligro y daño para Pemex uno de los últimos recursos patrimonio nacional e histórico del pueblo de México. La compleja decisión, elaborada formalmente como iniciativa por el PAN, escrito plagado de errores de gramática y argumentación, por la prisa institucional o la estulticia de sus redactores. Al PAN urgía hacer el trabajo al PRI.

Con la actual integración política de la Cámara Baja no es lo mismo defender el país, la Constitución y el petróleo sin mayoría legislativa, que hacerlo desde una oposición naciente y posible de crecer, Morena, cuyas acciones, de ser contundentes, se impondrán social y popularmente aún sin acceso a medios de comunicación de masas, comprometidos en congraciarse y apuntalar las propuestas del Pacto por México, presentadas en sucesión, asumidas y convertidas en ley por Peña Nieto, algunas tal vez elaboradas de inicio fuera del país, o supervisadas por quienes se frotan las manos para depredar en México las ganancias que el colapso del neoliberalismo achica o niega en otro país, por ejemplo, Inglaterra.

La lucha por constituir al movimiento social Morena en partido político requiere a AMLO aunque a partir de ahora salgan otros hombres y mujeres a la palestra para impulsar y lograr su constitución. Martí Batres y Claudia Sheinbaum, entre otras y otros, junto a otras y otros, tomarán la estafeta, y lucharán para conseguirlo. Ojalá Cuauhtémoc Cárdenas haga lo propio para incrementar la complejidad social y política de una oposición de izquierda, cuyo rumbo y operar concreto necesita arrancarse de las manos de los chuchos, mediante la activación de un debate político sobre las diferencias internas y sobre el futuro de México y las características que deberían tener los sujetos políticos y sus organizaciones, de cara a procesos de cambio que alcancen soluciones sociales y políticas a los problemas que aquejan no a las camarillas sino a las mayorías, cuyo agravamiento es inminente a raíz de las reformas de Peña Nieto, realizarlas exige retirar el subsidio, por ejemplo, a los energéticos, sin revalorar al alza los salarios o ingresos de la mayoría de los mexicanos en distinta condición de pobreza. Ni evitar que ésta sea el escalón asistencialista sobre el que mediante dádivas se construya y mantenga una popularidad presidencialista que facilite las derrotas políticas de la oposición e impulse a triunfos electorales al PRI para reproducir el modelo neoliberal, mediante su ejercicio en el poder. Manidas y todo, estas son condiciones para apropiarse, para no acceder o para perder el poder político en México. Otra vía es apropiarse de partidos políticos para acceder a las partidas pecuniarias asignadas y hacer un uso personal para crecer en influencia, reproducirse y controlar segmentos del electorado como modo de vida o negocio.

Si Peña Nieto quiere destacar en el concierto político nacional e internacional como impulsor de Pemex: ¿qué propone o sugiere para lograr reestructurar las concesionarias y sanear el sindicato de Pemex? ¿Acaso no existe legislación vigente y suficiente para ello? ¿O qué sistemas debe reestructurar para lograrlo? Un problema para gobernar en condiciones de desigualdad es, ¿cómo incrementar los ingresos de los mexicanos hasta la suficiencia para pagar los servicios públicos y asignarles un “precio” que los vuelva autofinanciables? Asunto ligado a determinar los salarios en términos constitucionales de suficiencia.

Otro problema es tener al petróleo como principal proveedor del fisco. ¿Cuál es el plan para que los energéticos sean cada vez más, mercancías? ¿Basta eliminar subsidios? ¿Y la creación de empleos y el crecimiento de la economía, cómo van y cuánto va a crecer México este año? Importa saberlo, si Pemex dejará de abastecer al Fisco. De lo mediático a lo concreto: ¿tan difícil resulta a Peña Nieto impulsar a México y a Pemex para construir una refinería durante su sexenio? Realidades superan a poses y rollo. ■

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