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jueves, 25 abril, 2024
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Un golpe al gusto de leer

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Por: EDUARDO FRANCISCO RÍOS MARTÍNEZ •

Sin discutir las causas que esgrimieron los comerciantes del Portal de Rosales, su acción es un golpe a la tradicional feria del libro organizada por la Asociación de Libreros de Zacatecas e invitados, que se venía realizando cada diciembre, en la que la mayoría de los libreros ofrecían sus libros a los transeúntes, que interesados en un buen libro acudían a ese lugar público, que al parecer, como se dio la situación, ya es propiedad privada.

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La calle es propiedad de los comerciantes “establecidos”, y por consecuencia aunque pagaran derecho de piso a la presidencia municipal los miembros de la Asociación, se optó por esta vez, prohibirnos disfrutar del Portal de Rosales y a la vez poder mirar y husmear los libros que son el alma de los sueños y la savia de la vida.

Algo importante se cruzó en el camino en la instalación de la feria del libro, para que se operara con tal contundencia y decir NO se instala, busquen otra alternativa, esto al cuarto para las ocho. Me pongo a especular y lanzo una pregunta, no será que aparecieron como prestanombres de McDonald´s, los comerciantes señalados como responsables y las autoridades del municipio. Pero bien pensada la cuestión, no sucedería que hubo falta de diálogo y de argumentos, a favor de la lectura y de nuestros amigos los libros y si los hubo no los entendieron o no los quisieron escuchar, la carencia de cultura es un fenómeno cotidiano en ciertos círculos.

Cada feria del libro corre paralela al Festival Ramón López Velarde que en anteriores ediciones se hacía con bombo y platillo, ahora no sé como marche, pero su folleto es pequeño y poco atractivo, y como es costumbre, es una fiesta del guía y pocos siguen siendo los invitados a la mesa de San Pedro y su Dos Filos el André Bretón zacatecano. Una de las características de los intelectuales universitarios y en particular los zacatecanos es de ser demasiado excluyentes, y como diría el bardo jerezano somos provincianos de puertas adentro, “sólo los míos caben”. En una época en que las élites están en otro lado: LA PROVINCIA ES MUNDO, pero no así, es necesario por salud mental, desde ahora echarle un ojo crítico de quienes están en la administración de la cultura y por qué.

La ocasión de este infortunio que hoy vivimos los lectores, los libros y los libreros, debe hacer pensar a estos últimos, qué se tiene que hacer para próximos eventos, y cómo va a quedar el asunto del desmantelamiento de la feria del libro de diciembre de 2013, sólo va a quedar en una denuncia formal ante la CNDH como se señaló o se procecederá a una enérgica protesta que tenga como núcleo las consecuencias culturales para la vida intelectual de los zacatecanos, esperemos que el silencio no sea la señal de un arreglo entre “cuates”.

Sobre el regateo, cuestión mundana, la opción de compra la tiene el ciudadano, si desea un libro, un dulce, una torta o una hamburguesa o los tres simultaneamente o de forma discontinua, y sí esta es la razón de fondo, qué ruines son nuestros pequeños empresarios zacatecanos, su política es alejar a quienes se puedan quedar con la moneda que “me pertenece”, estando aún en el bolsillo del consumidor, lo anterior delata su pírrica estatura y es una de las causas que Zacatecas no crece ni para los lados ni mucho menos de fondo, la frase del tendero les queda como anillo al dedo “bien vendido o bien podrido”, para ellos la competencia es un terrible fantasma que los corretea en sus sueños húmedos de gozo acumulando calderilla.

No queremos vendedores que no estén establecidos, porque el Centro Histórico de la ciudad de Zacatecas es nuestro, qué han hecho por él. Siempre están a la expectativa de que la política de papá gobierno les favorezca, sin poner nada a cambio.
Actualmente la política cultural del teatro de la calle y del folcklore y cineteca, la diseña el Instituto Zacatecano de Cultura que tiene, según sus asegunes como dicen allá por los cañones, épocas buenas y las más mediocres, todo por confundir política con cultura.

Lo sucedido con la malograda feria del libro, ya no tiene vuelta de hoja, sin embargo no sería un buen ejercicio el que la feria del libro se procese de tal manera que se instale de una forma en que los libreros cuenten con stands de exhibición de una mismo tipo y tamaño de tal forma que permita la circulación peatonal en el Portal de Rosales al instalarse por una semana máximo en la avenida Hidalgo desde el inicio del banco BBVA hasta culminar los Portales.

Y sobre todo en una línea que durante el tiempo que dure la feria del libro, se invite a tres connotados autores que den una charla sobre su más reciente libro, la verdad es que al parecer también nuestros libreros, todo quieren y nadie pone. La intervención de la Universidad le dio una solución coyuntural a la posible ausencia por esta ocasión de la feria del libro, sin embargo el cambio a última hora afectó a los que estuvieron en posibilidades de pagar la cuota de cinco mil pesos dependiendo del espacio, cuestiones que deben de tratar en favor de la lectura, y saber crear una feria del libro que conjuge acceso a la lectura y negocio.

Lamentablemente los visitantes al teatro Fernando Calderón son pocos, ante una situación yo diría emergente, se vuelve difícil la venta, hoy estamos en una situación de crisis, no sólo económica sino de tipo cultural y educacional, y todo ello repercute en la posible consolidación de lo que empezó y culmina de esta forma, el desenlace que tenga este capítulo de la feria del libro del mes de diciembre es, lo más probable, nada halagüeño, lo que tenían planeado no se dio como esperaban, les cambiaron las reglas del juego y no pudieron reaccionar a tiempo.

Ahora bien, recuerdo una feria del libro en la Plaza de Armas con diversas editoriales y con una vasta variedad de tipos de libros, la verdad que ésa fue una de las pocas ocasiones en que vi de todo, por qué no volver a ese formato, hasta hubo lecturas en Palacio de Gobierno, recuerdo la presentación de el escritor Lizardo de su libro Corazón de Mierda.

La exclusión de la feria del libro del Portal de Rosales, es el antecedente, dejando a un lado los pormenores y las anécdotas, sostener la prevalencia del gusto por la lectura y vender libros no cualquiera lo hace y eso lo sé por las pláticas con mi madre, quien trabajó dignamente durante 25 años en la Librería Universitaria desde el licenciado don Roberto F. Almanzan, espacio universitario que presto un gran servicio a los universitario y zacatecanos en su formación intelectual.

Sería de verdad una acción de gran calado y se pondría a la altura de otras universidades, que nuestra Máxima Casa de Estudios montara una librería tipo Gandhi, con un servicio de Internet y cafetería, espacio cultural para presentar libros y leer poesía, pero se dirán “para qué queremos librería en tiempos de penuria”. Si no es la UAZ entonces quién será la que rescaté la carencia de cultura en Zacatecas, es una gran tarea que los universitarios le debemos a los ciudadanos, a los jóvenes, a la niñez y a los adultos mayores en aras de un futuro tangible y que propicie la imaginación y el ensueño, que sólo lo da la cultura. ■

*Docente investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas

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