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jueves, 28 marzo, 2024
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Estadísticas criminológicas: homicidios en 2012

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Por: RICARDO BERMEO •

Ante la publicación de las cifras relativas a los homicidios, publicadas apenas hace unos días por el Inegi, correspondientes a 2012, los datos para Zacatecas y para México, vemos, por desgracia, la confirmación de lo que localmente ya percibíamos: se han incrementado al doble, en relación al año anterior 2011 (sin considerar la “cifra negra”, es decir, los homicidios no registrados en las estadísticas oficiales). Sin considerarla, ni especular sobre el porcentaje en que podrían aumentar efectivamente las estadísticas criminológicas, podemos centrar esta breve reflexión sobre los datos del Inegi, que son, con todo, un claro indicador de la persistencia de la tragedia a que el “modelo mexicano de guerra iterativa”, construido y dominado por la lucha diferencial por el poder entre las élites tradicionales y las emergentes vinculadas a una economía mafiosa, con un crecimiento del PIB anual, mayor al de la “economía real”. El problema central, como es sabido, es que la línea divisoria entre lo legal y lo paralegal, no es una tajante distinción entre dos campos, sino una gradación de complejas variaciones de lo que, Evelina Dagnino (para otro contexto y tema: la captura de la participación de la sociedad civil, por el neoliberalismo, y, a su manera, por Lula y Dilma, en Brasil) definió conceptualmente como… “confluencia perversa”, con ella apunto a la mezcla entre actos legales y de derecho con otros actos ilegales.

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Las cifras que me interesa poner de relieve aquí:

En Zacatecas, para 2012: homicidios 464; hombres, 410; mujeres, 51; no especificados 3. La distribución y frecuencia cada año es importante, debido a que en relación a 2011, con 290 víctimas, se registró un aumento de 224 homicidios (crece un 77.24 por ciento). Estos últimos son los dos años consecutivos, con más alto número de homicidios de todos los reportados. En resumen, un grave problema largamente incubado, hizo “eclosión” a partir de 2008 (sexenio anterior), y alcanza su cota más alta el año pasado (faltan los datos de 2013). Lo que explicaría por qué, a pesar de todos los cambios, en las políticas de seguridad pública, y en las estrategias implementadas para enfrentar la violencia y el delito, cambios sobre los que nos interesa volver en otro momento, el sentimiento de inseguridad sigue estando presente, manifestándose como una de las principales preocupaciones de la mayoría de la población.

De ese total de 464 homicidios, su distribución por edades, es la siguiente: menores de un año, una víctima; entre 10 y 14 años, 3 víctimas; adolescentes, jóvenes y adultos/jóvenes: de 15-19 años, 57; de 20-24 años, 91; de 25-29 años, 73; de 30-34 años, 52 (grupos etéreos, con un subtotal de 273 víctimas, con un porcentaje de 58.8 por ciento); de 35 a 49 años, son 72 homicidios registrados, (15.4 por ciento); y mayores de 50 años, son 42, (9 por ciento); y de edad no especificada, 73 homicidios, (con 15.7 por ciento). Esta distribución y porcentajes muestra que la mayoría son jóvenes, de sexo masculino, (si bien, la cifra de mujeres víctimas de homicidio (11.9 por ciento) es menor, sería necesario profundizar el análisis).

Considerado en su conjunto, sin entrar al análisis desagregado de los datos del Inegi, podemos señalar que corremos el grave peligro de seguir una hoja de ruta, que desembocaría en una situación que Arturo Alvarado Mendoza, describe como… “un “estado social criminal”, [donde]… los actores […] buscan apropiarse y mantener sus recursos obtenidos legal e ilegalmente, y sus estrategias individuales conjugadas producen este estado social sub óptimo. Las conductas individuales y colectivas contra el crimen sostienen altas tasas delictivas. Los gobiernos federales, estatales y municipales contribuyen al estado social criminal. Cada gobernante desea gobernar su localidad de la mejor manera, pero el resultado general es una gobernanza […] con desequilibrios sistémicos” (El tamaño del infierno; Ed. ColMex, 2012).

Por su parte, Lorenzo Meyer, en su libro Nuestra tragedia persistente, analiza las causas que nos han llevado a esta situación, señalando que el verdadero enemigo de México (junto al narcotráfico) es la combinación de corrupción e impunidad institucionales, y un modelo económico injusto, incapaz de abrir oportunidades de trabajo para los jóvenes, y que genera brutales contradicciones sociales.

Necesitamos, frente al panorama arriba pergeñado, marcado por tantas vidas segadas, dejarnos interpelar por este círculo mortífero. Para romperlo, construir la paz con justicia y dignidad, sin caer en un voluntarismo ciego. Comprendiendo y acompañando a las víctimas, en la lucha por sus derechos de justicia, verdad, memoria, reparación y no repetición, sin entramparnos. Existen ya algunos logros que debemos valorar, reconocer, prolongar. Pienso en las experiencias ciudadanas por la paz, en Fresnillo, Villanueva, y otros municipios, hay en ellas un “aprendizaje del mundo” del que no nos sabíamos capaces. Ni derrotismo ni desconocimiento de lo real, tejer desde abajo a “Zacatecas en el amor del tiempo”. ■

https://www.facebook.com/coordinadorazacatecana.caravananacional

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