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viernes, 19 abril, 2024
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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Once meses y 20 días después, nuestras pesadillas y temores resultaron ciertos. Peña Nieto y su gobierno resultaron tan mal como lo imaginamos.

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Luego de la feria del libro de Guadalajara donde Peña Nieto se enredó tratando de responder una pregunta que cualquier concursante de Miss Universo sabría enfrentar, a saber: “¿Cuáles fueron los tres libros que marcaron su vida?”, la ignorancia del mexiquense quedó evidenciada y alarmó a todos. Para empezar a Carlos Fuentes, quien calificó a Peña Nieto como un “hombre de muy escasos recursos intelectuales y políticos”. Fuentes, a quien Enrique Peña había confundido con Enrique Krauze, decía del entonces candidato: “Este señor tiene derecho a no leerme, lo que no tiene derecho es a ser presidente de México a partir de la ignorancia, eso es lo grave”. El escritor, como muchos, también afirmaba “no quiero ni pensar que Peña Nieto pueda llegar a la presidencia”.

Pues comprada y todo, pero llegó. Y apenas lo hizo, se vengó de Fuentes cancelando el premio a la creación literaria que llevaba su nombre, y que en su primera edición cayó en las manos de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de literatura 2010.

Llegó Peña, y la educación y la cultura, (de cuya carencia se valió para llegar a los Pinos) pagan la factura. Según el medio Animal Político
(http://www.animalpolitico.com/2013/11/el-cine-la-cultura-y-el-deporte-tendran-35-menos-fondos-en-2014/#axzz2l9LwnImN) el presupuesto de cultura en 2014 se vería recortado 35 por ciento comparado con lo ejercido este año, que a su vez, fue 21 por ciento menor a lo presupuestado para 2012.

El presupuesto que el Ejecutivo propuso al Congreso plantea: 45 por ciento menos para el Centro de Capacitación Cinematográfica; 18.3 por ciento menos para las librerías Educal; 40 por ciento menos para los Estudios Churubusco; 11.4 por ciento menos para el Instituto Mexicano de Cinematografía; 7.3 por ciento menos para el Fondo de Cultura Económica; 12.5 por ciento menos para el Instituto Mexicano de la Radio; 4.4 por ciento menos para el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, y 44.3 por ciento menos para el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). Esta información, sin embargo fue negada la Secretaría de Hacienda y por el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, quienes sin entrar a detalles apenas atinaron a decir que “lo importante de esto es que ahora se entregarán (los recursos) mucho más rápido.”

Y para las universidades, otro enemigo de campaña para Peña Nieto, otro castigo.
Según la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies), el presupuesto para 2014 presenta una reducción de más de 2 mil 200 millones de pesos. Afectando particularmente a cuatro programas: 1) Fortalecimiento de la Calidad de las Instituciones Educativas, 2) Desarrollo Profesional Docente, 3) Expansión de la Oferta Educativa en Educación Media Superior y Superior, y 4) Apoyo a Centros y Organizaciones de Educación.

Asimismo, no se asignó presupuesto para 57 programas federales, por lo que evidentemente desaparecerán. Los afectados son los Programas de Cultura en las Entidades Federativas, las Aportaciones a Fideicomisos y Mandatos de Cultura, los Proyectos de infraestructura cultural, el Programa de Fomento y Desarrollo de las Culturas Indígenas, y otros tantos, particularmente del sector agrario.

A todo eso se añade la Reforma Educativa que fulmina los derechos laborales de los maestros, además de la ley misma, el trato a los maestros que difieren de la misma y sus plantones, las múltiples represiones, el ignorar sus protestas por grandes y justificadas que sean, el menosprecio por las ideas y propuestas que los maestros concluyeron en los foros regionales donde se discutió la reforma, etc.

Mientras ello ocurre aderezado por la anécdota semanal donde Peña Nieto divierte con su estulticia, se anuncia el reconocimiento a Elena Poniatowska como ganadora del Premio Cervantes de Literatura 2013, considerado el Premio Nobel de las Letras Hispánicas.

Sí, Elena, la autora de La noche de Tlatelolco (1971), quizá el mejor testimonio literario del movimiento estudiantil que estremeció al sistema en 1968. Elena Poniatowska, la que escribió Amanecer en el Zócalo. Los 50 días que confrontaron a México (2007) que según las líneas de la fundación que lleva su nombre “es el diario de quienes, ‘levantados en almas’, decidieron no quedarse en casa a esperar la calificación de una elección controvertida (de 2006)”

Elena, la propuesta por López Obrador para encabezar la Secretaría de Cultura que el tabasqueño dijo que crearía de llegar a la presidencia. Elena, o Elenita como le llaman los cercanos, a quienes muchos hemos disfrutado en la literatura, y otros tantos además, tenemos el privilegio de considerarla compañera por compartir causa con ella. Esa misma Elena.

En fin, votan los electores que no necesariamente son lectores. Las elecciones se ganan con tarjetas Soriana, no con dinero electrónico de librerías. Y a juzgar por los recortes, se busca que así sea. ■

@luciamedinas

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