■ La promoción de los derechos de las minorías son parte del movimiento: Sada Villareal
■ Quitar poder al liberalismo significa dar más al capital y a las iglesias, explica docente
Marcelo Sada Villarreal, profesor de Filosofía de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), afirmó que el zapatismo es en este momento la alternativa más cercana al pensamiento anarquista, debido a que es un movimiento que construye un contrapoder al autoritarismo del Estado.
“En México lo más cercano a la rebeldía contra el autoritarismo estatal convencional es el zapatismo en sus formas más recientes, lo mismo que algunas otras formas de movimientos indígenas comunitarios, más bien éticos, que promueven organizaciones renovadas de las comunidades y la sociedad civil en micro regiones”.
Otra posible línea de desarrollo de los movimientos anarquistas, indicó, son la promoción de los derechos de minorías e individuos, es decir, las luchas a favor de los derechos de las mujeres, de los homosexuales, de los transexuales, de los consumidores de drogas, de los ateos y sobre todos de los sectores sociales más
pobres.
En una conferencia convocada por el Colectivo Anarquista Libertario, el académico dijo que después de treinta años de neoliberalismo en México, cualquier texto que proponga un anarquismo libertario se interpreta como una defensa del capitalismo y del poder del capital, en un entorno de individualismo posesivo radical.
En ese sentido, quitar el poder al Estado en México, hoy significa dar más poder al capital y a las iglesias, es decir, luchar hoy en México contra el liberalismo político significa favorecer el autoritarismo de un partido único (cualquiera que éste sea) y la herencia corporativa social y sindical, explicó Sada Villareal.
“Los neoliberales en cuanto anarquistas de derecha, libertarios, que proponen un uso instrumental de la democracia política para eliminar la democracia económica prefieren de hecho desprestigiar la democracia, no cabrían dentro de un liberalismo político. Ni los fascistas ni los leninistas ni los maoistas ni los nazis…. y ¿acaso sí los “anarquistas de izquierda”? No lo sé…. yo no soy uno de ellos”, expresó.
Agregó que en un contexto académico muy conservador pueden existir quienes consideren que los términos “anarquismo” y “libertario” remiten a la tradición anarquista de izquierda, pero si se quiere ver más allá del estrecho círculo de universitarios de ciencias humanas y sociales, hacia la sociedad en su conjunto, la propuesta parece que tendría que ser renombrada. La mayor parte de la sociedad tradicional sigue pensando que el término se aplica a alguna forma de desorden o problema político violento.
En la democracia, comentó, el elemento central de la racionalidad práctica del liberalismo político es la confianza en que las instituciones son mejor opción que cualquier otra, no obstante sus dificultades habituales así como sus límites estructurales.
En ese contexto, existe una tensión entre dos polos en el anarquismo histórico: el más extremo individualismo y el más radical colectivismo. Al primero se le considera anarquismo de derecha y es conocido como anarco-capitalismo o capitalismo radical. Sus autores más citados son William Godwing, Max Stirner, Carl Menger, Ludwig Von Mises y Frederick Hayek. En México el anarquismo de derecha se asocia con Luis Cabrera (1912): Escuela Libre de derecho. Lo mismo que con su sucesor, Gustavo R. Velasco (1903-1982) en la misma ELD y el PL.
Al segundo se la considera anarquismo de izquierda y es más conocido como anarco-comunismo o anarco-socialismo. Sus autores más citados son Pierre-Joseph Proudhon, Karl Marx, M. Bakunin, P. Kropotkin. En México el anarquismo de izquierda se remonta a La liga Bakunista (1878) y los afiliados a la internacional de Saint Imier (Proudhon), y al Partido Liberal Mexicano (R. Flores Magón) y su lema “Tierra y Libertad” zapatista, concluyó Sada Villareal.
