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jueves, 18 abril, 2024
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Presenta el periodista mexicano Jesús Lemus su libro Los Malditos, en la ciudad de Zacatecas

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ Deja la interrogante al lector para que averigüe quiénes son los verdaderos malditos

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Dentro de la dinámica Café de gorra, de La Jornada Zacatecas, en conjunto con el suplemento cultural La Gualdra, se llevó a cabo la presentación del libro Los Malditos, del periodista michoacano Jesús Lemus, el cual fue moderado por Jánea Estrada.

En la obra narra el infierno que vivió durante tres años y cinco días en el penal de alta seguridad Puente Grande, en Jalisco, así como las historias que conoció de personajes de la delincuencia en México, entre ellos Daniel Arizmendi El Mochaorejas; Mario Aburto Martínez, asesino confeso de Luis Donaldo Colosio; El gato, cercano colaborador de Joaquín El Chapo Guzmán; Aguilar Treviño, asesino de Mario Ruiz Massieu; al Duby de los narco-satánicos; Alfredo Beltrán Leyva El Mochomo, a Rafael Caro Quintero, entre otros.

El título del libro deja la interrogante al lector para que haga sus conjeturas sobre quiénes son en realidad los verdaderos malditos, si un sistema judicial fallido, políticos y funcionarios corruptos, jueces y magistrados que violan las leyes, los derechos humanos que destruyen familias y trabajan bajo la impunidad.

O son los malditos quienes habitan las cárceles, quienes están ahí por asesinar y violar niñas, por cometer decenas de homicidios, capos de la droga que practican el satanismo, incluso el canibalismo. Pero malditos, es la forma en que se dirigen las autoridades penitenciarias de máxima seguridad hacia los reos.

Jesús Lemus cuenta que en su labor periodística en el estado de Michoacán, durante el gobierno del ex presidente panista Felipe Calderón, ventiló el tráfico de influencias y la corrupción e impunidad en ese estado, pues muchos alcaldes, funcionarios de gobierno y jefes de áreas fueron colocados por el panista.

Esto provocó una venganza por parte de los políticos que fueron “dañados” en su imagen, destruyendo su vida cuando fue detenido un 8 de mayo, arrestado por una fuente del reportero de la Policía Judicial.

Ese día no se le permitió ingresar a un evento presidido por Margarita Zavala, ex presidenta del DIF y esposa de Calderón, la entrada fue negada por parte del Estado Mayor.

El mismo comandante lo subió a una camioneta junto con otros tres elementos y lo secuestraron por dos días y siete horas, sometido a toda clase de torturas: viejas prácticas de los policías judiciales, señaló Lemus.

Le pidieron que firmara una acta incriminatoria donde declarara pertenecer al cártel de Osiel Cárdenas Guillén. No lo hizo, y la tortura siguió “con el tehuacán, los toques, patadas en la espalda”, relató el periodista.

Se le acusó de ser un líder del cártel de los zetas, y después de un grupo en Michoacán, fue acusado de delitos graves como delincuencia organizada y narcotráfico; la prueba que un juez federal  tomó en cuenta para darle formal prisión fue: “Se junta con gente extraña”.

Después de estar en la cárcel de Guanajuato, se le consideró reo de máxima peligrosidad, por lo que se solicitó su traslado a Puente Grande. Lamentablemente, muchos medios manejaron la noticia calificándolo como narco-periodista, el único medio de comunicación que informó que había sido detenido sin pruebas fue Reporteros sin Fronteras, quienes iniciaron un protocolo de búsqueda de reporteros desaparecidos, lo que le salvó la vida, pues se informaba que había sido detenido por policías judiciales.

En Puente Grande cambió su vida, fue testigo de muertes, las cuales se ocultaban explicando a los familiares que el reo falleció por un paro cardiaco, las torturas psicológicas y físicas hacia los internos, a lo que sobrevivió sólo con amor, el que tiene Lemus a su familia, a su profesión, y a un ser superior.

Ahí era el preso 15-68, no Jesús Lemus, en la celda, donde pasaba casi todo el día, conoció cientos de historias de personajes que por su forma sanguinaria de secuestrar, robar y traficar drogas se hicieron leyendas vivientes en el mundo de la delincuencia.

Cuenta que “estaba en mi celda cuando llega un reo medio muerto a golpes y todos preguntaban quién era, resultó que era Daniel Arizmendi, el famoso secuestrador, es cuando me cae el 20 de que cualquier periodista hubiera dado la mano derecha por estar ahí, no en esas condiciones; pero sí para platicar y escuchar una historia directa del personaje”.

Otra historia que conoció fue por parte de uno de los integrantes del cuerpo de seguridad del líder de los zetas, Heriberto Lazcano El Lazca, en la que relata que en una reunión les dieron de beber alcohol a dos centroamericanos, a los cuales asesinaron y descuartizaron para usar su carne y cocinar tamales, pozole y repartirlos entre sus subalternos.

Pero Lemus aprendió a apreciar a algunos de los delincuentes que conoció, vio el extremo de la maldad en el hombre, pero a la vez, él les da su respeto, pues sintió empatía en muchos de ellos.

La forma de escribir sus memorias fue a través de dos papelitos que les daban a los presos, pues era lo que les recordaba que no tenían zapatos ni ropa, como los mantenían en prisión.

Estos se los entregaba a su mujer, así como dos cartas que le dejaban escribir al mes, siempre enfrente de un psicólogo.

Lemus revela a través de este texto la corrupción dentro de los penales en México, los abusos, la tortura, un ingrediente más al Estado fallido.

Actualmente, Lemus busca recuperar su vida y su honra “quiero quedarme a ver en qué termina esto, mi voz se suma a la de otras que quieren un cambio, y esperamos ese cambio”, dijo el periodista.

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