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viernes, 19 abril, 2024
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Soy habitante momentáneo de distintos lugares, afirma el poeta Koulsy Lamko

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Por: ALMA RÍOS •

Koulsy Lamko (Dadoudar, Chad; 1959), poeta y escritor africano quien se describe a sí mismo como “dueño de la palabra”, según la tradición Sarambay a la que pertenece, misma que se ubica geográficamente al sur del Chad en el centro del continente africano, ofreció la plática Poesía cantada, palabras poéticas y tradición oral en el contexto de celebración del Otoño Cultural Universitario 2013.

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El evento fue organizado por el Area de Arte y Cultura de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) y su Unidad Académica de Artes mediante el Taller de Crítica y Creación Literaria encabezado por Juan José Macías.

En alusión a los usos y costumbres de su cultura, el también docente y fundador en México de la Casa Hankili So Africa, destacó la preminencia de la oralidad en aquel continente y a la palabra como importante significante social, sustento de la alta valoración que se hace de los poetas, quienes tienen poder de decisión sobre aspectos políticos y sociales de importancia como la sucesión de reyes, o en función de avatares con la muerte, críticos de las formas de gobierno como voceros del pueblo y decidores de las verdades íntimas pero en el contexto público.

En Africa, la palabra es seducción y exacerbación para el amante dichas por las mujeres antes del coito, es origen de penurias que no acaban para aquellos que reciben una maldición de su padre o madre, misma que no se revierte hasta en tanto no medie un ritual comunitario para ello, es también la apertura para “un destino limpio” cuando por el contrario los progenitores la expresan como bendición para aquel hijo que debe partir de casa.

La cárcel es una incorporación reciente y occidental a la realidad africana. Allá el negar el habla es mayor castigo para un infractor que sabrá entonces “es ya una persona muerta”, ese es el poder de la palabra y sus consecuencias en caso citado por Koulsy Lamko, pueden llevar a la decisión del suicidio.

La palabra oral es conciliación con la naturaleza a la que se pertenece en misma jerarquía que cualquiera de sus elementos: los ríos, los animales, los árboles; a estos últimos hay que expresarles a voz viva la solicitud de permiso para cortarlos y esperar una señal de aprobación para poder ejecutar el acto.

El jeli, poeta en la sociedad mandinga del oeste de Africa sabe “los secretos mil veces seculares”, conoce las genealogías y los hechos de cada gobernante y sus dinastías, es el historiador de la comunidad y mediador entre la vida y la muerte, es el único que accederá a limpiar el cuerpo inerte de uno de los miembros de su sociedad para luego abrirle las puertas al inframundo.

También el jeli es embajador en batallas, intocable en su función de memoria colectiva ancestral, respetado aun por el bando contrario. Pero es también quien tiene posibilidad de hablar con franqueza a los gobernantes sobre sus fallas públicamente y aún ser oído y respetado por ello, dijo Lamko.

La herencia de los gos, también poetas, estos pertenecientes a sociedades colectivistas, es una visión holística, donde los fragmentos no pueden ser referente de la realidad. Es esta visión, destacó el escritor, la que propuso Nelson Mandela, líder sudafricano contra el apartheid para integrar en una sola, a una sociedad dividida por las razas.

El poeta también es elemento clave en subversión, es “un contrapoder político”, pues tiene el conocimiento y el liderazgo para expresar y hacer que la oralidad corra por las comunidades en caso necesario.

Es el actor que lidera la catarsis del pueblo, al declamar públicamente las escenas amorosas.  “El poeta está en la puerta del delirio”, agregó Lamko. 

Casi para finalizar Koulsy Lamko leyó-cantó con el sello rítmico vocal de sus tierras, los poemas Libertad y Dios petróleo,  ambos de su autoría, el último advirtió, no tiene que ver con la coyuntura de discusión sobre la privatización o no de Pemex, sino refiere la propia realidad de Chad, un país empobrecido y con deficiencias energéticas en sus comunidades, que no tienen capacidad ni para alumbrarse, pero cuyas riquezas del subsuelo son exportadas a Estados Unidos, distribuidas y comercializadas mediante empresas como la trasnacional Exxon.
“Hay un Dios que se adora (…) a cuentagotas en los oleoductos/ No me bendigas, oh Dios petróleo porque he pecado contra ti, porque soy hereje/ y para terminar toma mi sangre que corre a grandes borbotones, puesto que ya la has aceptado”.

“No nos queda ni una gota, no tenemos refinerías, no tenemos luz…y lo que se gana se
va a la bolsa de los títeres” que gobiernan, comentó. 

Koulsy Lamko salió de Chad en 1983 en el contexto de la guerra civil, “soy habitante momentáneo de distintos lugares: Burkina Faso, Costa de Marfil, Francia, Ruanda y México”. En la capital mexicana fundó una casa refugio para escritores, artistas y creadores africanos en situación de riesgo y como espacio “para al intercambio de conocimiento y aprendizaje mutuo de las manifestaciones culturales de México, el continente africano y la diáspora negra”. Esto último tomado de http://hankilisoafrica.com.mx/nosotros/, donde también dijo se encuentran a disposición sus poemas de manera gratuita.

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