Cuando veo el panorama político y democrático de México me convenzo cada vez más en la construcción de una propuesta alternativa para edificar el presente y el futuro de nuestra amada patria. Siento verdaderamente un compromiso ante los jóvenes que enfrentan ya múltiples retos que ponen en entredicho su permanencia sobre el planeta.
No veo claro el interés de la clase gobernante por construir una mejor sociedad en la que se recupere nuestra identidad como mexicanos, en donde se luche por el equilibrio social y económico y, donde la política retome su sentido y le sirva al pueblo para lograr el cumplimiento de sus justas demandas y anhelos.
Es tiempo de que las personas comunes como usted y como yo, saboreemos el gusto de ser mexicanos, es la hora de que las mujeres y hombres que a diario trabajamos por este país, obtengamos los beneficios que representa el esfuerzo efectivamente realizado. Como ciudadanos debemos compartir el privilegio de incidir en la construcción de una sociedad en la que los puestos se ganen por conocimientos y no por recomendaciones o amiguismos, donde las candidaturas sean precedidas de exámenes por oposición y no por perfiles hermosos.
Estoy plenamente convencido de que la sociedad va experimentando las consecuencias de no reflexionar su voto, vamos aprendiendo sobre la marcha y reconocemos que por una despensa o un bulto de cemento -que al final venimos pagando con creces- no retribuye a la endeble democracia que se funda en el enriquecimiento a ultranza de los partidos y sus políticos. Adentrándonos al tema de la biocracia, la conceptualizamos como un sistema político que responde a las aspiraciones de crecimiento, progreso y desarrollo sobre la base del mejoramiento ambiental y social de la población. En la biocracia el acceso al poder es el resultado de la experiencia y la capacidad profesional, en este sentido, la edificación de los pilares de la biocracia se sustenta sobre la bases de un sistema político que responda con efectividad a las aspiraciones de mejores condiciones de vida, aquellas que son objeto de un sinnúmero de declaraciones internaciones o de objetivos de desarrollo de milenio que pocas veces se materializan en beneficio colectivo.
Un sistema biocrático, contribuye a la construcción de una ciudadanía responsable que no malbarata su futuro, con individuos inteligentes y reflexivos sobre las mejores propuestas y los mejores candidatos que pueden trabajar honestamente en la solución de los retos que se insertan en la agenda nacional; la biocracia cuenta con ciudadanos que vigilan la situación del ambiente y los recursos naturales, pero que también, inciden en las políticas públicas y órganos de participación de los distintos órganos de gobierno; la biocracia puede implantarse si logramos la conciliación de los intereses económicos con los ambientales, para lograr de esta manera, el avance del desarrollo humano sostenible. Para lograr la implantación de la biocracia en beneficio de las presentes y futuras generaciones, debemos trabajar en la consolidación de:
A. Una educación e investigación ambiental exhaustiva que promueva las relaciones armónicas con la naturaleza y que contribuya a identificar las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático. B. La adquisición y trasmisión de conocimientos tradicionales para sanar el ambiente y recuperar nuestro sentido de pertinencia natural. C. Formar una nueva clase política que ponga en práctica en el ejercicio de sus actividades, los valores universales como la libertad, la justicia, el respeto, la tolerancia, la responsabilidad, el amor, la bondad, la honradez, la confianza, la solidaridad, la verdad, la valentía, la paz, la amistad, la fraternidad y el honor. D. Un cambio profundo en los estilos de vida consumistas y el rompimiento de atavismos económicos que depredan los recursos naturales. E. El uso de energías alternativas y tecnologías sostenibles para evitar la emisión de los gases de efecto invernadero, evitar la explotación irracional de los recursos naturales y el agotamiento de los recursos hídricos. F. El establecimiento de un sistema jurídico que equilibre las aspiraciones e intereses económicos con los ambientales y; G. Consolidar una reingeniería institucional que promueva la utilización de recursos ambientalmente sostenibles y que responda con certeza y eficacia en la aplicación de los recursos públicos, con servidores acreditados y especializados en cada una de las áreas de la administración pública y que no sean el resultado de componendas políticas, con exámenes por oposición en cada puesto y candidatura, con órganos ciudadanos de control y vigilancia que garanticen la optimización y distribución equitativa de la riqueza que genera el país. Sin duda, hay alternativas posibles para lograr ver la luz al final de este túnel al que nos han dirigido la clase política, en el que incluso, la esperanza, hoy se siente perdida. ■
*Representante de Zacatecas ante el
Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable
