13.8 C
Zacatecas
jueves, 25 abril, 2024
spot_img

La equidad de género y los factores de la justicia

Más Leídas

- Publicidad -

Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

Cuando revisamos las cifras sobre equidad entre los géneros, quedamos sorprendidos por dos fenómenos que parecen contradictorios: por un lado el ritmo de cambios que han ocurrido en estos 60 años, y por otro, las desigualdades que persisten. Echar una mirada a la historia y observar en ella el papel de la mujer en los roles y funciones sociales, es verla en la ámbito familiar (el espacio privado del hogar y los afanosos trabajos domésticos).

- Publicidad -

En estas últimas seis décadas la tasa de cambios es vertiginosa, pero en medio de un imaginario que acepta plenamente la equidad de géneros, nos encontramos con brechas que no hemos podido cerrar, como lo muestran los estudios con los que hoy contamos para medir las desigualdades.

Hoy podemos saber qué tanta diferencia hay en la participación de las tareas de gobierno, en la participación en las organizaciones de la sociedad civil o en la inclusión en los procesos de calificación y educación. Pero no hemos encontrado la fórmula para solventar esas brechas que, todo mundo acepta, son abiertamente injustas. A pesar de proponer y, aun, de legislar medidas de la llamada “discriminación positiva”, como las cuotas de género en las candidaturas en el sistema de partidos, para “obligar” a estos organismos de interés público a incluir a mujeres en sus listados de representación popular, las brechas no se cierran.

La equidad no se conseguirá si no atendemos las causas de fondo, que van asociadas a los factores que producen menores oportunidades sociales a las mujeres que a los hombres. La falta de apropiación de oportunidades sociales por parte de las mujeres tiene dos factores causales fundamentales: la autonomía económica y la falta de disposición de tiempo propio (los seres humanos somos tiempo).

Es la disposición de ingresos propios lo que hace que la mujer pueda declarar su independencia de los poderes del antiguo régimen que la mantienen dominada, y es la liberación de este dominio el que abre las puertas a las nuevas oportunidades. Pero si la mujer tiene ingresos propios, pero tiene poco tiempo para sí, porque dedica un tiempo importante al cuidado de la familia y las actividades propias de su biología, como los tiempos de la reproducción y demás acciones asociadas a este asunto.

Pues bien, aquí aparece otra contradicción: no es socialmente deseable que se abandone el cuidado del que hablamos, porque este trae grandes ventajas a la calidad de vida de la sociedad en su conjunto, pero tampoco es deseable que este cuidado se traduzca en desventajas en la apropiación de oportunidades para las mujeres. La única manera de conciliar este conflicto es generando una serie de medidas compensatorias a las mujeres, especialmente en tres aspectos: en el ingreso al mercado laboral, en las condiciones de capacitación o formación educativa y en apoyo del propio cuidado de los hijos. Si no damos tiros de precisión en estos tres aspectos con políticas específicas para ello, el Indice de Desigualdad de Género (IDG) seguirá mostrando amplios márgenes de inequidad.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -