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jueves, 28 marzo, 2024
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La salud mental: otro paso hacia la estandarización social

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Por: JULIO YRIZAR •

Ayer fue el día mundial de la llamada salud mental, otro estructurado y elegante montaje conceptual diseñado para estandarizar a las masas de población, a fin de que las capacidades de cada individuo sean capitalizables sólo a favor de una agenda corporativa, pensada para mantener el actual status quo de las sociedades occidentales. Para decirlo sin ambages y acotado a nuestra realidad cotidiana: en México se considera que alguien goza de “salud mental” si ese alguien resulta un individuo funcional y aprovechable para la consecución de los objetivos que le indican tener a la colectividad desde su gobierno, teniendo en cuenta que ya no existen los gobiernos, sólo los intereses corporativos maquillados como democracias, aunque eso es otro tema.

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Sobre la salud mental, algunos estudiosos del psicoanálisis me aseguran que cuadros de síntomas patológicos relacionados con la psique, los tenemos todos en mayor o menor medida, la enfermedad sin embargo se diagnostica como tal, cuando dichos cuadros se exacerban en algún individuo hasta atentar contra su capacidad de relacionarse con los demás o bien de seguir el protocolo social que toda comunidad establece para consigo misma, desde la óptica de cada individuo al respecto de su entorno. Lo que en otras palabras podría expresarse también diciendo que bajo la luz de las convenciones no existe lugar para las personas fuera de serie.

En muchas sociedades de  nuestro tiempo tildan a los hombres extraordinarios de chalados sin remedio, ya sea por comodidad o por seguridad. Algunos consideramos que Mozart en nuestro tiempo y en nuestra sociedad, sería tratado seguramente cuando infante como un hiperactivo sin cura, a quien se referirían los “normales”con apelativos y sobrenombres técnicos de siglas impronunciables: “ese niño tiene un síndrome conductual del tipo TDAH”. El joven e hipotético Mozart terminaría en este país –en el mejor de los casos-, soñando despierto tarde tras tarde sin quizá llegar a componer jamás nada, porque habría tenido la psique embotada por largas dosis de metilfenidato cuando infante. Al respecto, también se expresó otro sujeto que tuvo la fortuna y la desgracia de romper la curva estadística de la salud mental de su tiempo, y a quién ya desde sus días -finales del siglo 19- se le confinó en un asilo por considerarlo poco apto para la cooperación con los demás en la búsqueda del voluble bien común de su momento histórico: en una carta a Emile Bernard, Van Gogh redacta: “…rechazada por la sociedad, tal como nos rechaza a nosotros por ejercer el arte, la prostituta es nuestra hermana…”. Independientemente del tema de trasfondo, la declaración denota el desdén que padecía el pintor holandés por parte de su entorno, en el cual no se despreciaba a los pintores, pero sí a los locos. Si Van Gogh hubiese nacido en esta época, no hubiera padecido dicho desdén, ni hubiese tenido oportunidad de escribir sobre putas, ni mucho menos de cercenarse la oreja por una -como cuentan que hizo aquel diciembre en Arles-, pues lo tendrían controlado desde mostrados los primeros brotes psicóticos  para evitar que se hiciese daño, con lo que seguramente se hubiese evitado que se metiera un tiro en un maizal, claro que ganando su longevidad, perderíamos con ella  -es muy posible-, una enorme cantidad de obra pictórica que sólo su pasión -o quizá su llamada enfermedad- pudo entregarnos.

Los ejemplos donde la genialidad se pone coqueta con la ausencia de salud mental son generosos en los anales de la historia de la humanidad, y no han sido pocos los casos en los que un “orate” ha sido el promotor de hábitos novedosos que llegan a volverse costumbre –e incluso cultura-, a fuerza de los beneficios materiales e inmateriales que arrojan tales ideas con su práctica: las ideas detrás de la Revolución Francesa eran una loca insensatez para la monarquía europea de su tiempo, por mencionar un ejemplo.

Es por ello que considero que cada 10 de Octubre no se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, sino que se festeja otro motivo de los muchos que buscan dar muerte a las sociedades filosóficas, pues las ideas –hijas pródigas de la Filosofía-, han sido siempre las responsables de dar de beber a la raíz de todas los cambios sociales trascendentales y legítimos. Para mí es casi un axioma aquello de que las ideas novedosas crean hábitos nuevos. De igual modo considero que los hábitos novedosos son siempre vistos con suspicacia por aquellos que gustan del estado actual de las cosas, aquellos que quieren dejar todo tal y como está –lo que sólo puede conducir hacia la degradación-,y entre ellos se cuentan nuestros supuestos representantes, esos individuos a quienes hemos confiado el volante, el destino y el combustible del auto en el que todos viajamos. ■

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