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viernes, 19 abril, 2024
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Vida de Cuadritos / Cecilia Pego, creadora de sueños y pesadillas

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Por: REDACCIÓN •

Cecilia Pego, chilanga y ciudadana del mundo, es creadora de seres marginales, peligrosos para ellos y para su entorno, y finalmente entrañables. Desde sus inicios como caricaturista política en Ciudad Juárez, Chihuahua, a principios de la década de 1990, con Sardonia y su perro Chamuco hasta su trabajo más reciente, Exilia –en formatos físico y digital—, ofrece una visión fresca y a veces brutal de la realidad mexicana y universal.

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“Me gusta mucho escribir, pero no me considero escritora. Sí me considero pintora y artista gráfica, por que eso sí me atormenta. En esa área me siento insegura, me azoto, tengo bloqueos”, dijo en entrevista.

Aseguró padecer “muchísimos dolores de parto. Y de concepción, es como si viniera el Espíritu Santo a decirme qué hacer, como dijo a la virgen. Para mí cada dibujo es como adelantar y crear, cambiar algo del leguaje visual, nunca estoy segura de lo que estoy haciendo”.

Esa incertidumbre la llevó a concebir su labor gráfica como una de arqueología, “como si un artista trajera dentro de sí en capas, enterrado, lo que va a hacer, y uno va teniendo intuiciones de lo que va a ser, desenterrando poco a poco.

Al menos así es mi método. Así me pasó con Exilia y Mactans, que se aparecen de repente en un cuentito, o son imágenes.

Para la elaboración de sus narraciones gráficas, “tomo una idea y la boceteo, o tomo de otro trabajo y de repente un buen día, como de la nada, ves así como todo el edificio, toda la obra. Y entonces ya lo puedes armas. Pero yo no siento que esté creando nada, como que descubro y permito que las imágenes me hablen y me guíen, y me reconstruyo”.

La edificación y la destrucción son temas constantes en el trabajo de Cecilia. En cuanto a su estructura, la explica por su formación académica como ingeniera civil, por la cual entiende que “de ahí surgió todo mi estilo de dibujo; no uso plumilla, sino estilógrafo, lo que usan los ingenieros y los arquitectos para hacer planos. Por eso Exilia está llena de planos y todo eso.

“Creo que fue una excelente carrera para mí, porque me intriga mucho el espacio, y me dio mucha estructura para el arte, me ayudó a planear mi paleta de colores, a estructurar mis historias. Si hubiera estudiado arte quizá hubiera enloquecido, me hacía falta mucha estructura”, recordó.

Las primeras publicaciones de Pego fueron para una revista “de sociología, alguien sabía que dibujaba y lo hacía de hobby, me empezaron a pagar porque ya les daba vergüenza pedirme colaboraciones gratis.

“Un amigo me dijo ‘tú serías buena en caricatura política, ¿por qué no vas al Diario de Juárez a pedir espacio?’ Y yo en mi infinita inocencia, me presento con el editor de la sección editorial a pedirles espacio, y para mi sorpresa me lo dieron. De ahí nació Sardonia y su perro Chamuco.

“En retrospectiva digo ‘¿cómo se me ocurrió?’. Pero tenía sentido en aquel entonces. A mí siempre me ha preocupado mucho la libertad, sobre todo la libertad de imaginación y conciencia. Mi libro favorito es 1984 porque habla de eso. Ahorita no parece que estoy haciendo política, pero todos mis personajes aparentemente quieren estar locos. Terrora quiere estar más loca que todo el mundo. Mactans está loca, pero no está consciente de eso, y Exilia se mete a la conciencia de los locos.

“Lo que pasa es que tengo una obsesión con la libertad del individuo, con la libertad de poder ser, con tener una libertad de conciencia de lo que las normas sociales y políticas dicten.

“Creo que por eso mi camino comenzó en la caricatura política. Claro que después de un tiempo, dejé de hacer caricatura política porque me empecé a repetir en mis temas, era inevitable.

“Después de cinco años (1996) ya se me hacía ridículo. Me tocó cuando el PAN (Partido Acción Nacional) comenzó a ganar en Chihuahua. Y empecé a hablar del PAN como lo hacía del PRI (Partido Revolucionario Institucional), porque cuando comenzó a ganar, hacía lo mismo. Y me tocó cuando el PRD (Partido de la Revolución Democrática) empezó a ganar, y me daba una risa porque yo ponía a los partidos políticos como dinosaurios, y después de ver cómo ganaba el PAN y el PRD, ponía al pueblo como un hombre primitivo con su macana, y cuando iba a votar, iba realmente a botar, con “b”, porque además era más tonto que los dinosaurios”, acotó.

El trabajo de Cecilia se divulgó a nivel nacional cuando publicó Terrora y su gato Taboo en el suplemento Histerietas de La Jornada. Entonces dejó de publicar casi 10 años, entre la segunda mitad de los 90 y mediados de los dosmiles. “Esa fue mi gran crisis, muy dolorosa en el sentido de que dije ‘ya no quiero publicar en periódicos, ya no quiero hacer caricatura política’, y no sabía realmente qué hacer. Quería empezar a pintar y no sabía cómo porque me había acostumbrado a usar blanco y negro y línea.

“Y conscientemente fue como una muerte. Lo que hice fue empezar a aprender a pintar con color, y a viajar. Estuve toda una década aprendiendo a pintar, aislada. Tuve una exposición pequeña, en ese periodo aprendí todo lo que usé en Exilia, y a narrar gráficamente con acuarela y óleo”, señaló.

Exilia se halla en versión física y digital a través de la página electrónica Amazon, específicamente aquí.

Con Exilia “me di cuenta que mi diseño era absolutamente caduco, no podía concebir un libro igual y que mi próximo trabajo tenía que ser como un rollo de papiro, o como los textos japoneses o chinos, que el arte secuencial iba a ser totalmente diferente tomando en cuenta a la pantalla, que igual me convenía hacer novelas ilustradas”.

El libro electrónico de Exilia es una experiencia narrativa muy diferente a la obtenida en formato físico. El lector puede jugar con la narrativa y el formato impuesto por el autor, de tal manera que la versión digital e impresa son diferente y complementarios. “Me queda claro que éste es el futuro y tiene reglas muy diferentes”, comentó.

En cuanto a la visión que tiene de sí como creadora, considera que “el trabajo creativo es chamánico, no creo que sea algo muy individualista, porque el chamán es el loco y el que tiene la sicosis, el artista tiene esa capacidad de entrar a un estado un poco sicótico, a penetrar en capas del inconsciente colectivo, su guía y su manera de navegar son sus propios complejos, neurosis, deseos y lo traes de vuelta al mundo, por eso es que muchos artistas son incomprendidos por mucho tiempo, porque son visiones pioneras y adelantadas, pero es como abrir camino, es un trabajo de chamanes”.

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