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martes, 23 abril, 2024
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Celebración y obligación

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Difícil describir la vorágine de acontecimientos acaecidos la semana anterior como conmemoraciones, celebraciones, persistencias, decisiones y pruebas que son exámenes para saber o percibir los límites o márgenes de libertad dentro de los cuales se supone debe operar una institucionalidad gubernamental y estatal, señalada, puesta a prueba e impugnada, incluso. La conjunción temporal propició incrementos, ojalá, de una complejidad social, política y económica que persista y sea gestionada con atingencia y no con garrotazos que repriman y provoquen una dramática espiral interminable como el despido. Los despidos mencionados en La Jornada por su corresponsal en Zacatecas y perpetrados contra profesores por participar en la megamarcha de la semana anterior, de algún modo se deben revertir, no hay lugar, ¿o los ordenó el gobernador?

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En la megamarcha y mitin se recordó la barbarie con que actuó Díaz Ordaz el 2 de octubre del 68 para liquidar una manifestación política que incidental universitaria – estudiantil en su origen, devino en cuestionamientos y demandas generalizadas por una mayor libertad de expresión y movilización en gran parte del país. El tiro salió por la culata al Ejecutivo defenestrado y siguió el sexenio de su ex secretario de Gobernación, Luis Echeverría, dedicado a recorrer las universidades con un mensaje de apertura democrática, sin credibilidad alguna. Hechas a un lado las buenas intenciones, la continuidad represiva de nuevo hizo víctimas a estudiantes decididos a mostrar que su movimiento estaba vivo con la manifestación realizada el Jueves de Corpus del 10 de junio de 1971. Los halcones fueron el verdugo ejecutor que golpeó, hirió y asesinó con saña a los manifestantes, estudiantes sobre todo, y se observó un curioso proceder, remataban a quien quedaba herido: saña y terror.

La mención anterior facilita apreciar el contrapunto que fue la megamarcha para conmemorar los 45 años de la matanza del 2 de octubre de 1968. Mega por converger en ella una nutrida asistencia, con contingentes marcados por la pluralidad de su procedencia: estudiantes y maestros de la UAZ o de la CNTE, Zacatecas, y sumados contingentes populares. Resultado: atestar la Plaza de Armas y plantear con fuerza su inquietud democrática, sus demandas y problemas. Igual jóvenes inquietos y organizados convocaron y se movilizaron, semilla de un sector preocupado por los problemas de su estado, su educación y su país, por sí mismos. La característica compartida es la lucha democrática como vía para resolver problemas y modo de vida deseable a generalizar e implantar con autenticidad, sin el doblez de los discursos oficiales de cualquier signo.

Al día siguiente, sorpresivos titulares: se impondrá una Junta de Gobierno en la UAZ como solución a sus problemas financieros y un carácter excluyente que separaría las prepas para entregarlas a la autoridad educativa estatal, ¿menosprecio hacia sus estudiantes?, a los que entre líneas se trata de acotar y dejarlos al garete oficial, despojados de sus derechos políticos universitarios por cuya vigencia se lucha desde 1971 bajo la estricta responsabilidad de desarrollar un trabajo universitario, cuyo régimen académico los formará como ciudadanos educados, abiertos y dispuestos a desplegar una perspectiva política de servicio y desempeño universitarios en su sociedad. Para ellos, las elecciones universitarias son insustituible escuela de civilidad, que la derrama de recursos con distinto origen y orientación hayan tratado de corromper lo anterior en las pasadas elecciones universitarias, obligan a llamar la atención de académicos y estudiantes a reflexionar y fortalecer la vigilancia institucional para que por encima de intereses individuales y grupales, de dentro y de fuera de la UAZ, sean el trabajo y el despliegue académico, lo que más motive su ingreso, estancia y formación, su pensamiento y module sus energías. Así se honran los universitarios de ayer y hoy, alumnos o maestros.

El trabajo académico universitario es rico y provechoso por el ambiente de libertad y responsabilidad en que puede desplegarse el pensamiento y la interacción con la óptica de servir a los demás y éstos son los zacatecanos más numerosos y urgidos de atender en las múltiples dimensiones que la UAZ puede hacerlo, al prestar el servicio profesional y al apoyar y fortalecer a los solicitantes para construir organización u organizaciones propias y capaces de resolver desde el procesamiento de lo que sienten son sus problemas, hasta diseñar soluciones y decidirse ellos mismos por la que crean sea mejor y estén dispuestos a realizarla y sostenerla. Proceso que habrán de acompañar los universitarios, con civilidad y profesionalidad, sin paternalismos, ni expoliación.

La educación debe ser conducida por el Estado y sus instancias como la UAZ, mediante su autonomía es descentralizada para investigar y pensar mejor los problemas sociales y así diseña sus planes y programas de estudio; además se prepara para organizar y socializar con idoneidad social la academia y la técnica requeridas o las ajusta o inventa para ofrecer, sin imponer, soluciones a problemas de los zacatecanos. ■

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