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miércoles, 24 abril, 2024
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Compromisos incumplidos: crecimiento económico y generación de empleos

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Por: JOSÉ DE JESÚS SERRANO DÍAZ •

El gobierno de Zacatecas llega a la mitad de su administración con graves problemas: economía sin crecimiento y con tendencia a una caída prolongada, fuerte rezago en la generación de empleos formales, aceleración en la precariedad laboral, niveles de pobreza en aumento y deterioro en las condiciones del bienestar social.

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En efecto, la economía zacatecana durante los tres años de la administración de Miguel Alonso, según el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE), ha seguido un comportamiento cíclico con una tendencia decreciente, dicho en otros términos, el primer resultado de esta administración fue el de un trimestre con desaceleración económica, pues se obtuvo una tasa de crecimiento económico de solo 3.3%, cuando en el último trimestre de la administración saliente la economía había alcanzado una tasa de 6.5%. Al año siguiente, en 2011, la economía se desaceleró aun más al registrar un 1.8 % de su crecimiento, seguido de una caída de -1.3 % en el tercer trimestre. Para 2012 parecía que la economía podía recuperarse y mantenerse en asenso y con una tendencia hacia el alza, pues la tasa de crecimiento media anual alcanzó los cinco puntos porcentuales, sin embargo, para el primer trimestre de 2013, la economía no solo mostró una desaceleración, sino que cayó nuevamente a una tasa de aproximadamente -4 por ciento (último dato disponible). Por lo tanto céteris páribus la perspectiva económica para lo que resta de este sexenio no se ve para nada halagüeña, se antoja un periodo de ajustes económicos y acciones superficiales en el marco de la desaceleración económica que se registra en nuestro país y a un proceso cercano de sucesión gubernamental.

En cuanto a la política de empleo, es clara la tendencia hacia el fracaso pues el balance que se tiene a partir de tres indicadores básicos así lo confirman. En primer lugar, está la tasa de desempleo, la cual ha mantenido un comportamiento estacionario que promedia una tasa de 5% equivalente a más de 30 mil desempleados que buscan infructuosamente un empleo. En segundo lugar se tiene el empleo formal, el registrado en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el cual mide el nivel de la actividad económica, cuyos resultados son aún peor; es decir, durante estos tres primeros años solo se crearon 4, 690 empleos formales en promedio, mientras que en estados vecinos como Aguascalientes y Durango los empleos fueron de 11 y 9 mil respectivamente. Estas diferencias se profundizan si comparamos lo que ocurre con otros estados colindantes como nuevo León, Jalisco y Coahuila donde la creación de empleos llega hasta los 30 mil. Tan sólo en lo que va de 2013 en el estado de Aguascalientes se han generado 7 mil 723 nuevos empleos, mientras que en Zacatecas tan solo son 2 mil 045. Y en tercer lugar, tenemos lo que se refiere al nivel de precarización laboral, el cual creció durante la primera mitad de esta administración, en virtud de que al inicio de la misma se tenía una tasa de ocupación en el sector informal de 21.1%, mientras que al arribo de esta primera mitad creció a 25.3 %, asimismo la tasa de informalidad laboral creció de 65.8% a 67.1%, situación que refleja la presencia de un mercado laboral heterogéneo con calidad deteriorada en los puestos de trabajo, fomentando la proliferación de empleos temporales, precarios, con contratos a tiempo parcial y con una progresiva reducción del salario. Es evidente entonces que la política de empleo, como eje de la política económica de esta administración, no ha funcionado. Me atrevo a decir que ni siquiera se tiene una verdadera política de empleo y que lo establecido en el Plan Estatal de Desarrollo es mero discurso retórico.

En materia de política social, aún cuando los niveles de pobreza menguaron un poco en 2012, -resultado de algunas acciones de atención a algunos servicios como agua, drenaje, electricidad, vivienda, etc., más que como resultado de mejoras en los niveles de ingreso y empleo-, los resultados no son para nada satisfactorios, en virtud de que aún siguen siendo elevados, según datos del Coneval, los índices de pobreza y pobreza extrema, pues más de 800 mil zacatecanos y zacatecanas viven en condiciones de pobreza, así como 115.3 mil personas sufren hambre.

En este contexto, es imprescindible e improrrogable tomar medidas serias y responsables en materia económica y social en aras de satisfacer las expectativas que muchos zacatecanos pusieron en este gobierno. ■

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