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jueves, 28 marzo, 2024
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Tiempos convulsos: ¿Por qué marchamos los maestros?

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Por: HÉCTOR ARTEAGA SOTO •

El magisterio nacional, tiene varias reivindicaciones pendientes, las principales e inaplazables son la reconquista de sus derechos laborales y su soberanía sindical; demandas que se hacen latentes en las calles de las principales ciudades de nuestro país y especialmente en el Centro Histórico de la Ciudad de México, el caso acusativo de las recientes movilizaciones magisteriales convocadas por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) es la elevación a rango constitucional de la mal llamada “Reforma Educativa”, conformada por tres leyes secundarias y una tosca carencia de legalidad. En el terreno de los hechos se trata de una leonina reforma laboral-administrativa, que no atiende los problemas históricamente trascendentales de la educación, como son el analfabetismo, rezago educativo, deserción escolar, inequidad, la pésima infraestructura y el no reconocimiento de la pluriculturalidad existente en nuestro país, particularmente, de los pueblos indígenas, pese a lo que se pregona en los nuevos programas escolares de educación básica.

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Para darnos cuenta que se trata de un despojo en el sentido más corriente de la palabra a la esencia y letra del artículo 1° y 3° Constitucional, así como a los derechos elementales de los trabajadores consagrados en el artículo 123° de la misma constitución, basta echar una hojeada a la contra reforma educativa con sus tres leyes secundarias: (a) Ley General de Educación, (b) Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, (c) Ley del Servicio Profesional Docente.

Al mismo tiempo, el Estado no conforme con afectar los derechos de los trabajadores, ataca de manera directa y vil los bolsillos de los padres de familia al reformar el artículo 73° Constitucional, delegando el mantenimiento de la infraestructura escolar a la sociedad civil, que ahora debe buscar las estrategias más adecuadas para financiar las necesidades de las escuelas. Esto mediante la llamada autonomía de gestión, que a oídos de padres de familia puede no sonar alarmante.

Todos estos caprichos en parte estimulados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), representada por la cúpula empresarial y los tres principales partidos políticos fusionados en el pacto por México, aparentan su buena intención con el estandarte de la evaluación para la calidad educativa, impulsada con estrategias violentas de intimidación, haciendo valer el poder que el pueblo mismo tristemente les otorgó.

En estos tiempos convulsos, donde el gobierno a través de los medios de comunicación a su alcance, trata a toda costa de probar la benevolencia de las recién aprobadas reformas, no ha dejado otra alternativa que las megamarchas. Los docentes, ejercemos nuestro derecho a la libre expresión como parte de un verdadero ejercicio de la democracia. Estas manifestaciones son del más alto significado social, aunque recriminadas bajo la lógica del análisis normativo, no obstante, los docentes no sólo tratamos de hacer escuchar nuestra inconformidad, sino de cambiar el rumbo delpaís, un rumbo que nos lleva sin más, a un pasado por todos bien conocido, un pasado de miseria, con una educación que se llame pública, pero que bajo el lema de autonomía de gestión raya en la privatización, echando por la borda la gratuidad lograda.

Padres de familia, sociedad en general, “la última palabra no está dicha”. La educación es del pueblo y para el pueblo, los profesores nos hemos unido bajo una misma causa, no sólo luchamos por nuestros derechos, luchamos por los derechos de nuestros alumnos que merecen una verdadera calidad de educación, la cual proviene de diferentes fuentes, no solo del aula. México ocupa el último lugar en aprovechamiento educativo de los 34 países miembros de la OCDE, pero lo que también hay que conocer, es que México tiene una tasa de pobreza del 20.4%, y el nivel de desigualdad es de los más altos, 1.5 más respecto a la media, manejada por este organismo, dos veces más que Dinamarca. Por otro lado, el 65.7% de niños y jóvenes zacatecanos, sufren las consecuencias de la pobreza multidimensional, cuando la media nacional es de 53.8%.

La pobreza multidimensional, es un índice que muestra la intensidad de la pobreza en tres aspectos básicos como son: educación, salud y nivel de vida en 10 indicadores: años de escolarización, niños escolarizados, mortalidad infantil, nutrición, electricidad, saneamiento, agua potable, suelo, combustible de hogar, y bienes. De esta manera, se observa un panorama que vuelve escurridizos los intentos de la reforma educativa.

No se puede lograr la calidad educativa si se limita el acto de la educación al estrecho espacio del contexto escolar y del maestro, pues los niños aprenden tanto del contexto familiar como del social, y un padre, no puede brindar un ambiente educativo a su hijo, cuando no sabe primero, que le dará de comer. ■

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